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Obituario   - NUEVO -

E S P E C T A C U L O S
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México D.F. Viernes 9 de julio de 2004

Leonardo garcía Tsao

El regreso de Raimi-Man

A la corta lista de segundas partes que son superiores a la primera habrá que añadir El Hombre Araña 2. El desigual Sam Raimi repite en la dirección pero esta vez parece haber recuperado su sentido lúdico, el mismo que alimentó a sus primeras películas -El despertar del diablo (1983), Crimewave (1985)- de un desenfado suficiente para compensar sus excesos.

Ya librados de la necesidad de establecer la mitología del héroe titular -el origen de sus poderes, la personalidad de los héroes y villanos, según la historieta de Stan Lee-, Raimi y el veterano guionista Alvin Sargent se han concentrado en el dilema existencial de Peter Parker (Tobey Maguire, aprovechando bien su expresión alelada), la identidad verdadera del Hombre Araña, que lleva mal su condición de estudiante nerd pues sufre constantes abusos y humillaciones. Para agravar su soledad, su amada Mary Jane (Kirsten Dunst) se ha cansado de esperar una declaración de su parte y se compromete a casarse con el astronauta John Jameson, a su vez hijo de J.J. Jameson (J.K. Simmons), el insufrible director del diario El Clarín, que explota a Parker como fotógrafo y difama al Hombre Araña.

En ese contexto, aparece un alter-ego del protagonista. En su intento por encontrar una nueva y perenne forma de energía, el científico Otto Octavius (el infalible Alfred Molina) se injerta cuatro brazos mecánicos de pensamiento autónomo, que lo transforman en monstruo cuando fracasa su experimento. Ese villano, bautizado Doc Ock por Jameson, no es tanto un pulpo como sugiere su apodo, sino un verdadero arácnido que trepa por las paredes de manera siniestra. (Como concepto resulta bastante más inventivo que el anterior Duende Verde, cuyo aspecto evocaba a un demonio hi-tech).

Hasta Mary Jane participa de cierta dualidad y se vuelve una figura emotiva gracias a la sensibilidad de Dunst. Por un lado finge no estar interesada más en Parker --rabaja de actriz, por cierto- pero su mirada dolida de amor no correspondido lo dice todo.

La crisis de identidad de Parker es más grave en tanto lo obliga, en un momento de hartazgo con el altruismo, a renunciar a su rol de superhéroe. Tal vez ningún otro personaje de cómic ha sido tan reprimido en sus emociones (en comparación, hasta Clark Kent es un modelo de desenvoltura). La frustración de sentir perdida a Mary Jane lo lleva incluso a padecer una impotencia de clara connotación sexual: no poder eyacular más telarañas desde sus muñecas.

Incluso las secuencias de acción, de inevitable dependencia digital, responden al trazo de los personajes y sus momentos introspectivos. De hecho, la película es más enfática en su discurso ético que en el despliegue de acciones espectaculares. Si algo interrumpe su dinámica y la hace perder ritmo son los pronunciamientos aleccionadores de la tía May (Rosemary Harris), repetidos por Parker al final, por si algún espectador lerdo no ha captado su motivación. No es casual que en varias instancias el Hombre Araña muestre su rostro en las últimas acciones de rescate: de alguna manera se ha humanizado, aceptando su lado Parker.

La mayor cualidad de la secuela es que Raimi ha dejado atrás la solemnidad de la primera parte, inyectando humor en los momentos más insospechados sin caer en la autoparodia o la deslealtad al cómic. La película abre con una proeza heroica -el Hombre Araña intenta entregar unas pizzas a tiempo- que establece el tono a seguir. Otro gran momento es el supuesto triunfo de Parker cuando siente recuperar sus poderes: el joven se arroja al vacío con el grito exultante "I'm back!" ("He vuelto"), sólo para caer dolorosamente sobre un auto y lamentarse "My back!" ("Mi espalda"). No faltan las referencias socarronas a otras películas, incluyendo el obligado cameo de Bruce Campbell.

Da gusto ver que Raimi -cineasta de doble personalidad, digamos- también ha recobrado su inspiración visual pulp. Esas imágenes climáticas de la heroína con el vestido rasgado, encadenada a un pilar; o el villano hundiéndose en el agua sobre una bola de fuego, hablan de un entusiasmo pictórico que Raimi no había mostrado desde Darkman (1990). A reserva del estreno de Hellboy, de Guillermo del Toro, Spider-Man 2 ha sido la única adaptación válida de un cómic en este año tan plagado de derivados espurios (Ƒalguien dijo Garfield?).

EL HOMBRE ARAÑA 2

(Spider-Man 2)

D: Sam Raimi/ G: Alvin Sargent, basado en el argumento de Alfred Gough, Miles Millar, Michael Chabon, a su vez basado en el cómic creado por Stan Lee, Steve Ditko/ F. en C: Bill Pope/ M: Danny Elfman/ Ed: Bob Murawski/ I: Tobey Maguire, Kirsten Dunst, James Franco, Alfred Molina, Rosemary Harris/ P: Marcel Enterprises Laura Ziskin Productions. EU, 2004.

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