MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Pobreza y población urbana, los únicos crecimientos en AL

El empleo informal, el de mayor desarrollo

DURANTE EL ULTIMO CUARTO de siglo el grueso de los indicadores ha sido negativo o ha mostrado un avance a todas luces insuficiente, pero en América Latina sólo dos renglones han reportado un crecimiento sostenido: la pobreza y la población urbana; a estas alturas, la primera acumula alrededor de 215 millones de personas, y la segunda suma cerca de 410 millones de habitantes.

NO EXISTEN MUCHOS elementos para suponer que la dinámica de crecimiento de una y otra se corrijan en breve, ni mucho menos para presumir que el comportamiento económico evite el deterioro social y ofrezca alternativas para mejores condiciones de vida en los centros urbanos, aunque nunca se pierde la esperanza.

DE LO ANTERIOR DA CUENTA el más reciente estudio que sobre el tema elaboró el Banco Interamericano de Desarrollo (Los desafíos de un continente urbano), por medio de su Departamento de Desarrollo Sostenible, cuyo responsable es Carlos M. Jarque, quien durante 12 años presidió el INEGI y fue secretario de desarrollo social en el último tramo del zedillato.

DICHO ESTUDIO ADVIERTE que América Latina y el Caribe es una de las áreas más urbanizadas del mundo, y el proceso sigue en marcha. En 2000, las ciudades latinoamericanas alojaban 75 por ciento de los 507 millones de personas que ese año habitaban la región, y se estima que en las próximas décadas generen más de 80 por ciento del producto interno bruto regional.

LOS CAMBIOS OCURRIDOS son de gran magnitud. A principios del siglo XX, sólo una de cada cuatro personas vivía en áreas urbanas (definida como asentamientos de 2 mil o más habitantes), en tanto que a comienzos del siglo XXI la relación se revirtió completamente, porque ahora tres de cada cuatro latinoamericanos viven en las ciudades.

EN 1900 NO HABIA NINGUNA ciudad en la región con un millón de habitantes; sin embargo, en 2000 existían 49 de este tamaño (el doble con respecto a 1975) y cuatro de ellas estaban consideradas entre las 10 más grandes del mundo: las mega urbes (aglomeraciones con más de 10 millones de habitantes) de ciudad de México (16.6 millones), Sao Paulo (16.5 millones), Buenos Aires (11.6 millones) y Río de Janeiro (10.2 millones).

TRES URBES MAS (BOGOTA, Lima y Santiago de Chile) tienen poblaciones de más de 5 millones cada una. Se espera que la urbanización continúe y que para 2025 cerca de 85 por ciento de la población latinoamericana estará viviendo en ciudades. En décadas recientes, localidades de tamaño intermedio, con poblaciones entre 200 mil y un millón, han experimentado un notable avance demográfico y económico, y crecido más rápidamente que el resto de las ciudades.

CON POCAS EXCEPCIONES, un grado mayor de urbanización estuvo siempre acompañado de un producto per cápita más alto. Incluso, las economías de los países más urbanizados han crecido más rápido que las de los menos urbanizados. Lo anterior se debe a que la productividad de las empresas y mano de obra urbanas es significativamente más alta que la de sus contrapartes rurales. Como resultado de las mejores oportunidades de empleo, mayores ingresos y un mejor acceso a los servicios públicos, los estándares de vida de la población urbana son también superiores a los de los habitantes rurales.

NO OBSTANTE EL PROGRESO logrado, la pobreza en las ciudades todavía se presenta como un desafío significativo, ya que uno de cada tres habitantes urbanos no cuenta con suficientes ingresos para cubrir sus necesidades básicas. El número de pobres excede con creces el número de pobres rurales, aunque el porcentaje de la población rural que vive en pobreza es mayor. Las causas de la pobreza urbana son muchas y complejas; algunas son económicas mientras otras son sociales y culturales.

LA ECONOMIA URBANA HA revelado una persistente incapacidad de proveer empleos formales para todos los que buscan trabajo. Como resultado, se ha producido un acelerado crecimiento del empleo informal, menos productivo, menos estable y peor pagado que el empleo en el sector formal. El sector informal, predominantemente en áreas de servicios, actualmente genera más de 70 por ciento de los nuevos empleos en las ciudades y constituye el tipo de ocupación que más ha crecido en las últimas décadas. La incorporación de esta fuerza de trabajo a la economía formal -donde los niveles de sueldos, protección social y productividad son más altos- constituye el principal desafío de la política de desarrollo económico urbano.

LA POBREZA URBANA PUEDE resultar en una acumulación de problemas para la población afectada. Las pobres condiciones de vivienda y la ocupación de áreas marginales de la ciudad los enfrentan a múltiples riesgos de salud originados en las malas condiciones sanitarias y la contaminación del medio ambiente. Asimismo, enfrentan una mayor incidencia de crimen y violencia, y mayor vulnerabilidad a accidentes y desastres naturales, así como a la ruptura de las redes tradicionales de seguridad familiar y comunitaria, sometidas a tensiones por las necesidades básicas insatisfechas. Las ciudades ofrecen a los gobiernos la mejor oportunidad para enfrentar los problemas de la pobreza, ya que en ellas es más fácil que en las áreas rurales llegar a los pobres con servicios y bienes que mejoren sus condiciones de vida, aumenten sus activos de capital humano y físico, y su capacidad de generar ingresos.

Las rebanadas del pastel:

MIENTRAS ATOSIGA A LOS famélicos trabajadores informales para que paguen tributo al Estado, la Secretaría de Hacienda disfruta la chispa de la vida y se muestra generosa con los amigos del "cambio": Coca-Cola Femsa (cuya sede está en Monterrey), la mayor embotelladora de esa marca trasnacional en América Latina, informó que "del gobierno mexicano recibirá 115 millones de dólares por concepto de devolución de impuestos". De ese monto, el fisco le devolverá 85 por ciento en efectivo y el 15 por ciento restante "en crédito para el pago de impuestos a futuro", de acuerdo con un comunicado de la empresa, retomado por la agencia Reuters, enviado a la Comisión de Valores de Estados Unidos... Eugenio Garza Lagüera, presidente honorario vitalicio del consorcio, está feliz: no tuvo que pagar impuestos por la venta de Bancomer y ahora, de pilón, le regresan 115 millones de dólares.

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