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Obituario   - NUEVO -

P O L I T I C A
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México D.F. Viernes 9 de julio de 2004

Jaime Martínez Veloz

ƑQuién gobierna si todos andan en campaña?

Altercados, disputas y desencuentros ocupan el espacio político y la atención social en una dimensión que cada vez asombra menos en una suerte de torneo, donde, paradójicamente, el escándalo del momento aparece más grave que el anterior y más leve que el siguiente.

Ante la renuncia de Alfonso Durazo carece de sentido reducir el tema a la dimensión personal del renunciante cuando lo denunciado rebasa con mucho sus cuitas personales y las de otros protagonistas centrales, porque su significado es el de un evento político representativo de un estado de cosas que afecta la estabilidad política del país.

Durazo recibe desde reconocimientos de unos hasta acusaciones de traición y oportunismo que otros le lanzan, sin advertir unos y otros que la renuncia no necesita de apoyo, su importancia es intrínseca y la descalificación carece de significado político.

Una semana antes de la renuncia, la crispación social causada por la inseguridad pública tomó las calles del Distrito Federal y varias ciudades importantes del país en señal de indignación y hartazgo por el incumplimiento de la más elemental responsabilidad de los tres niveles de gobierno y los poderes de la unión para enfrentar este flagelo. La criminalidad que hoy atenaza a la sociedad es concomitante de la desigualdad social y el estancamiento económico, pero también de la incapacidad gubernativa, de la descoordinación institucional, de la corrupción policiaca, de la impunidad de que gozan, sobre todo, sectores pudientes, así como de la falta de visión de Estado y de la ausencia de una estrategia y una táctica comunes.

Como botón de muestra podemos señalar que uno de los múltiples factores que ha determinado el crecimiento de los delitos relacionados con el crimen organizado es el alto consumo de drogas en Estados Unidos. Según la Encuesta Nacional sobre Uso y Abuso de Drogas en ese país, 14 millones de estadunidenses eran consumidores regulares de enervantes en 2000. Un consumidor regular es quien consumió drogas el mes anterior a la fecha de ser encuestado. Esa cifra significa que 6.3 por ciento es consumidor regular de narcóticos en Estados Unidos. Siete millones admitieron haber conducido un vehículo bajo los influjos de droga el año anterior al levantamiento de la encuesta. Un millón 200 mil estadunidenses son consumidores habituales de cocaína y un millón usa alucinógenos. Como podemos ver, el consumo de drogas en Estados Unidos es muy grave y es reflejo de un lamentable proceso de degradación y descomposición social. Sufrimiento, dolor, muerte, pérdidas económicas y sociales y vidas arruinadas.

Esa situación necesariamente genera impactos negativos en países como México, utilizado como sitio de tránsito en el tráfico de estupefacientes, lo que ha traído en consecuencia el despliegue de una enorme red de tráfico de estupefacientes y, lo que es más, del consumo de drogas, que ya es una siniestra realidad en muchas regiones de México. Pero ha sido la demanda estadunidense la que ha generado las condiciones para que en nuestro país el narcotráfico constituya una organización criminal que ha contaminado el desarrollo de la sociedad. Millones de dólares de la economía más poderosa del mundo se utilizan para consumir estupefacientes.

Y es aquí donde vemos cómo las acciones de México en materia delictiva están determinadas por la lógica del consumo de drogas en el vecino país. Los millones de dólares que se manejan en este comercio ilícito han creado una enorme red de complicidades en un país y en el otro.

Ante esta realidad lacerante resulta patético ver a los grupos de poder político y empresarial empantanados en la discusión de lo absurdo y la retórica vergonzosa. La evolución de la criminalidad está fuera del control gubernamental e impone la agenda a las principales instituciones de la república, porque carecen de una referencia contra la cual cotejar esa evolución, no tienen una visión conceptual ni cuentan con estrategia en la materia.

En tanto esto pasa, Fox habla por su esposa, quien lo desmiente al día siguiente; Gertz no se coordina con el procurador; Creel sigue en campaña; Madrazo apoya a Hank en Tijuana, y López Obrador también está en campaña, denuncia complots e imprime millonarias ediciones de panfletos maniqueos, en los que aparece como el nuevo "muchacho chicho de la película gacha".

Y mientras la gente se pregunta Ƒquién gobierna si todos andan en campaña?, los criminales se apoderan de calles, instituciones y negocios, y fortalecen su capacidad de fuego y de maniobra ante un Estado incapaz y amedrentado

La deslegitimación gubernamental es grave por prolongada y profunda, tanto como las causas de la inseguridad, las que para ser abatidas requerirán mucho más de las 10 medidas recientemente anunciadas por el primer mandatario.

En medio de la crisis política y de seguridad nacional, el Presidente, ya que no logró generar los cambios históricos que el país reclama, cuando menos debería preocuparse por alcanzar una estabilidad política que impida el colapso de México. En este momento, eso ya es ganancia.

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