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México D.F. Domingo 20 de junio de 2004
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Codeme taurina
Asociación Mexicana de Tauromaquia AC
DESUNION ES PALABRA que hace años forma parte no sólo del vocabulario mexicano sino de ciertos vivillos, sabedores de que la separación de las partes es más provechosa, para ellos, que la madura alianza de objetivos y esfuerzos en favor de lo que hipócritamente dicen defender.
ENTRAÑA TAMBIEN EL quebrantamiento de la inteligencia con el propósito de volver a la mayoría pasto de las ambiciones de unos cuantos, cuya torpeza es directamente proporcional a su cinismo. La desunión refleja no sólo discordia sino escasez de miras, mezquindad de propósitos, pobreza de espíritu, mentalidad pacata.
INCAPACES HACE DECADAS de cerrar filas para defender intereses comunes, incrementar fuentes de trabajo y dar mayor atractivo al espectáculo taurino, empresarios, ganaderos, matadores y subalternos no parecen convencidos de sacudirse el voluntarismo ignorante de algunos operadores, no por intocables menos nefastos.
POR EL CONTRARIO, contemplan impasibles la enésima embestida, tan increíble como torpe, de los esbirros de la autorregulación taurina para oponerse a cualquier ajuste al reglamento vigente que no sea en su beneficio, y se sacan de la manga una Asociación Mexicana de Tauromaquia, AC, con representantes de los distintos sectores taurinos identificados por su trayectoria incondicional hacia el seudoempresario de la Plaza México: Víctor Curro Leal, como presidente de la flamante asociación, y en la mesa directiva Fermín Espinosa Menéndez como representante de los matadores, Benigno González Carmona de los subalternos, Sergio Hernández de los ganaderos (sic), Juan Castañeda de los empresarios (resic), Jesús Dávila de los jueces (sicazo), Luis Corona Galván del reglamento taurino (sicucha), y Fernando Jiménez a cargo de la comercialización (seguramente de la dignidad de tan singulares mandaderos).
LO INCREIBLE ES que estos y otros secuaces del intocable de Mixcoac buscarán el próximo lunes ser reconocidos por la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme), toda vez que la tauromaquia, dicen los susodichos, ahora debe ser considerada como un deporte-arte. No, verdaderamente de lujo el triple salto mortal hacia el ridículo de estos deporte-arteros, y más si se toma en cuenta el tonelaje de varios de ellos.
LA CONFEDERACIÓN DEPORTIVA Mexicana debe saber que no existe ni nunca ha existido en el país una federación taurina, y mucho menos una federación internacional taurina que pueda regular a aquélla, por lo que bajo ninguna circunstancia, argumento o pretexto deberá dejarse sorprender por estos mercachifles de la tradición tauromáquica de México, que en su afán por adueñarse definitivamente de la misma no han tenido empacho en sacar al público de las plazas e incluso poner en riesgo la seriedad de una institución deportiva.
LA AFICION PENSANTE del país observará con todo interés el desarrollo de esta enésima intentona de los autorregulados por secuestrar a la fiesta brava, no porque tema que la Codeme se sume al ridículo, sino porque esta creciente frivolidad de los taurinos enanos debe ser exhibida y acotada.
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