México D.F. Domingo 20 de junio de 2004
En la denuncia ante la ASF se pide auditar permisos
otorgados por la CRE, informa Bartlett
Ilegal, permitir operar a gaseras de trasnacionales
en la frontera norte
Se pretende convertir esa zona en un centro energético
para abastecer de combustibles a California
La explosiones en regasificadoras, casi tan peligrosas
como las ocurridas en plantas nucleares
ANDREA BECERRIL
El gobierno foxista no sólo beneficia a las trasnacionales
al otorgarles la explotación directa de gas natural, vía
"los inconstitucionales contratos de servicios múltiples (CSM)",
sino que "le da la vuelta a la ley" al permitir que los consorcios extranjeros
instalen plantas de regasificación en la frontera norte para abastecer
de ese hidrocarburo a Estados Unidos, denunció el senador del PRI
Manuel Bartlett.
Precisó
que en la denuncia que presentó el miércoles pasado ante
la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en nombre de
177 senadores y diputados del PRI se solicita la nulidad de cuatro permisos
para almacenamiento y regasificación otorgados a trasnacionales,
"toda vez que ponen en riesgo la seguridad nacional y la integridad territorial,
al convertir a la región de Tijuana, Ensenada y Mexicali en un centro
energético para abastecer de gas y electricidad a California.
En la denuncia se destaca que la Comisión Reguladora
de Energía (CRE) violó el artículo 27 constitucional
al otorgar los "permisos de almacenamiento y regasificación" a Shell,
Sempra y Marathon Oil para operar en Baja California y Tamaulipas, puesto
que en ese ordenamiento se establece que en una faja de cien kilómetros,
a lo largo de las fronteras, y de cincuenta, en las playas, por ningún
motivo los extranjeros podrán adquirir el dominio directo sobre
tierras y aguas.
De entrada, la CRE otorgó los cuatro permisos al
margen de ley porque la regasificación es equivalente a la elaboración
de gas, ya que se trata de un proceso mediante el cual se transforma el
hidrocarburo de un estado no aprovechable -líquido a muy bajas temperaturas,
a otro en que dicho gas puede ser utilizado directamente por los consumidores.
Este tipo de plantas en Estados Unidos son sujetas a una
rigurosa legislación, que sólo permite su instalación
en sitios alejados de la zonas residenciales debido a que el gas natural
licuado es un material muy peligroso por su alta capacidad explosiva. Incluso
se considera que la explosión de una planta de regasificación
es el segundo accidente más grave después del ocurrido en
una planta nuclear.
Sin embargo, la CRE pasó por alto ese riesgo, al
igual que el Convenio entre México y Estados Unidos sobre Cooperación
para la Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente en la Zona
Fronteriza, firmado en agosto de 1983 y en el cual ambos países
se comprometieron a adoptar medidas apropiadas para prevenir, reducir y
eliminar fuentes de contaminación.
Las cuatro plantas están ya terminadas, dos de
ellas en Ensenada, otra en Tijuana, Baja California, y una más en
Altamira, Tamaulipas, y para 2007 estarán ya dedicadas a importar
y abastecer de gas natural a Estados Unidos, sin cumplir los requisitos
de ley y con riesgos diversos para la seguridad nacional.
Entre tales riesgos, se advierte en la denuncia a la ASF,
"que la propiedad, construcción y operación de las plantas
estarán en manos de estadunidenses, que producirán un bien
fundamental e imprescindible para una nación que no es México.".
Asimismo, "las acciones que tome el gobierno mexicano
en materia fiscal, laboral y ambiental podrían ser consideradas
en Estados Unidos como un atentado directo contra la economía y
bienestar de esa nación". Además, "al convertir la región
de Tijuana-Ensenada y Mexicali en un centro energético para abastecer
electricidad y gas natural a California, las instalaciones estarían
sometidas a las leyes y reglamentos del país vecino".
A extranjeros, sólo beneficios sin obligaciones
con el desarrollo
Tanto Shell como las demás petroleras extranjeras
asegurarán los más altos beneficios sin la menor obligación
de satisfacer las exigencias del desarrollo económico y social de
México, ni las del propio sector energético mexicano. Aunado
a ello, el tráfico marítimo de barcos transportadores de
combustible y las plantas de regasificación entrañan grandes
riesgos para la fauna, flora y flota marítima aledaña a las
instalaciones.
En general, "el manejo de grandes volúmenes de
gas natural licuado representa un riesgo importante para la población
mexicana cercana a las instalaciones de regasificación y transporte,
pero no para el consumidor estadunidense que recibirá energía
limpia en la puerta de su casa".
Por todo ello, en la denuncia, Bartlett pide a la ASF
auditar los cuatro permisos otorgados por la CRE, puesto que son ilegales
y forman parte de la privatización encubierta de Pemex que lleva
a cabo el gobierno del presidente Vicente Fox.
|