México D.F. Sábado 19 de junio de 2004
La imagen del presidente, dañada por
violación de la cadena de mando, estiman analistas
Cheney y no Bush fue el comandante en jefe durante
los atentados del 11-S
El vicepresidente ordenó derribar aviones sin
la aprobación del mandatario: comisión investigadora
El informe sugiere que el gobernante no participó
"de manera sustantiva" en la toma de decisiones
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 18 de junio. En otro golpe
que podría dañar la imagen política y electoral de
George W. Bush como comandante en jefe de la "guerra perpetua contra el
te-rrorismo", la comisión bipartidista que investiga los atentados
del 11 de septiembre de 2001 concluyó que fue Dick Cheney quien
dio las primeras órdenes para responder a los ataques, lo que sería
una violación de la Constitución y de la ca-dena de mando
establecida en el gobierno estadunidense.
Cheney, según la comisión, po-dría
haber emitido, sin consultar con el presidente, la orden sin precedente
para que las fuerzas armadas derribaran los aviones de pa-sajeros secuestrados
la mañana del 11 de septiembre de 2001.
Ninguno de los aviones fue de-rribado porque los comandantes
militares simplemente titubearon para ordenar a sus pilotos que de-rribaran
los aparatos comerciales, indica un detallado informe preliminar de 29
páginas.
El
problema político para Bush es que este informe, elaborado so-bre
una base de cientos de miles de páginas de transcripciones y documentos,
sugiere que el presidente no participó "de manera sustantiva" en
la toma de decisiones inmediatas ante los atentados hasta después
de que los cuatro aviones se-cuestrados habían sido estrellados,
tres contra sus objetivos.
De acuerdo con el informe, al ser informado de que el
segundo avión se había estrellado contra el World Trade Center,
Bush no hizo nada por unos siete minutos, y los siguientes 20 los dedicó
a elaborar un borrador de una declaración que ofrecería a
la prensa. O sea, durante el secuestro de los aviones y su consecuencia
inmediata Bush no fue el comandante en jefe.
Ese papel, según este informe, lo cumplió
su vicepresidente Cheney, quien en los hechos asumió unilateralmente
el control del go-bierno y empezó a dar órdenes sin aprobación
previa de su jefe.
Cheney insiste en que esto no es verdad y no emitió
la orden de de-rribar a los aviones de pasajeros hasta después de
haberlo consultado con Bush. Pero la comisión so-bre el 11 de septiembre
de 2001 di-ce que no hay registro de esta co-municación entre Cheney
y Bush.
"Otros que estaban alrededor tomando notas, como el jefe
del equipo del vicepresidente, Scooter Lobby, y la señora Cheney
no notaron la supuesta llamada entre el presidente y el vicepresidente",
reportó la comisión.
Lee Hamilton, copresidente de la comisión investigadora,
dijo es-ta semana que "no hay prueba do-cumentada" de una llamada entre
el presidente y el vicepresidente justo antes de que Cheney emitió
la orden para derribar los aviones comerciales secuestrados.
Esta secuencia de eventos aca-bó teniendo poca
importancia en lo ocurrido el 11 de septiembre, pe-ro políticamente
podría tener gra-ve impacto sobre la percepción pública
de Bush y Cheney.
Según la comisión, aproximadamente a las
10 de la mañana del 11 de septiembre, después que los dos
aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas y un tercer aparato contra
el Pentágono, un asistente militar se acercó a Cheney en
la sala de comando, debajo de la Casa Blanca, para informarle que había
otro avión avanzando hacia Washington, y solicitó autorización
para que fuera derribado.
Cheney dijo que sí, y repitió la orden unos
minutos después.
En ese momento, con la orden dos veces repetida, el subjefe
del gabinete de la Casa Blanca, Joshua Bolten, le sugirió a Cheney
que se-ría mejor que se comunicara con Bush para "reconfirmar" la
orden.
Cheney le habló al presidente a las 10:18, según
los registros de la Casa Blanca, y Bush le endosó la decisión.
Pero de acuerdo con la comisión investigadora, Bolten había
dicho que "él no había escuchado conversación alguna
previa sobre el asunto con el presidente".
Tanto el diario Los Angeles Ti-mes como el Wall
Street Journal, en reportajes sobre los informes de la investigación,
subrayan hoy que, según la comisión, Cheney actuó
sin autorización del presidente.
Dan Froomkin, columnista del Washington Post, sugiere
que esto podría explicar uno de los grandes misterios en Washington
en estos meses: por qué Bush insistió en que sólo
se presentaría ante la co-misión con Cheney a su lado.
Los dos hombres ahora son los únicos que mantienen
que Bush fue quien dio la orden para derribar los aviones civiles, y por
tanto deseaban, según la especulación, testificar juntos
para asegurarse de que no aparecieran contradicciones en sus declaraciones.
Pero esta secuencia de hechos del 11 de septiembre, señalaron
algunos analistas, reconfirmará la impresión que ha existido
desde el comienzo de esta presidencia: Bush es el mandatario, pero su vi-cepresidente
está encargado de manejar el gobierno y tomar las decisiones clave
día con día.
Bush, en discurso hoy ante militares, intentó de
nuevo defender sus acciones y presentarse co-mo comandante en jefe al insistir
que su decisión de invadir Irak fue correcta, y que los "pesimistas"
que cuestionan su gobierno verán que están equivocados.
La estrategia de la campaña electoral de Bush era
proyectarlo como comandante en jefe de su-prema capacidad y firmeza.
Pero, como dice hoy la portada del Daily News de
Nueva York, "Fallas fatales: como el caos, la mala comunicación
y la confusión llevaron a la catástrofe", o la cabeza del
New York Times, "El panel dice que el caos en el gobierno fue amplio
el 11 de septiembre", ésta no es exactamente la imagen que desea
difundir la Casa Blanca en un año electoral.
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