México D.F. Sábado 19 de junio de 2004
Gustavo Leal F.*
šPura falta de ignorancia!
ƑCuál es el proyecto de "reforma" para el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) del priísta Benjamín González Roaro en los tristes tiempos del gobierno del "cambio"? Nadie lo conoce. Toda su "propuesta" se reduce a un alud de inserciones pagadas en medios escritos para comunicar que "sólo por consenso" habrá esa singular "reforma" sin rostro, perfil ni cuerpo.
Surcando un mar de difuso optimismo, González Roaro ha consumado un palmarés poco envidiable. En tan sólo los días que cubren del 1Ɔ de marzo al 17 de junio, acumuló 26 alusiones a una "reforma" de ese instituto, sin haber dicho una sola palabra sobre su contenido. Para decirlo con Cantinflas: habrá que disculparle esa sincera "falta de ignorancia".
Claro que, por "profundidad declarativa", ha sido superado tanto por el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz -quien en una sola declaración sostuvo que la "reforma" del instituto sería "espejo" de la fracasada "reforma" que Zedillo impuso al Instituto Mexicano del Seguro Social en 1995-, como por el desconocido "subsecretario" de Hacienda, Alonso García Tamés, quien sin saberlo ya luce como genuino discípulo del invariablemente apocalíptico Santiago Levy, pues en su muy "técnica" opinión los "pasivos laborales del ISSSTE son los más graves, cada año que nos tardemos en realizar una reforma implica dos puntos del producto interno bruto".
La fiebre "comunicadora" de González Roaro no define absolutamente ninguna orientación de esa fantástica "reforma" pero, con todo, medio refleja la profunda agenda pendiente del ISSSTE. El largo rosario declarativo alude a la corrupción; a la "crisis" de todos los sistemas de seguridad social del país, los agudos problemas de financiamiento y, por tanto, su obligado rescate. También refiere que la seguridad social está dotada de una "arquitectura obsoleta" pero, como sigue siendo una "responsabilidad" del Estado, resulta preciso "despolitizar" las pensiones y establecer -mediante acuerdo- un pacto para conformar un sistema nacional de seguridad social.
Su extenso catálogo declarador también se ocupa, incidentalmente, de algunas tareas vinculadas a la columna vertebral del instituto. Por ejemplo, invoca las -hasta ahora ausentes- políticas en salud y pensiones para enfrentar el proceso de envejecimiento; la mejora de servicios, prestaciones, impulso de la cultura de la responsabilidad, mejora continua de la administración y modernización tecnológica.
Pero hay que sumar otro puñado de exhortaciones de franca euforia consensuadora, en las que convocando al "diálogo, el consenso y la búsqueda de soluciones conjuntas", González Roaro llama a los integrantes de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) -pronunciamiento del pasado 8 de junio en Villahermosa-, partidos políticos, legisladores y sindicatos, "entre otros actores", para que participen en la construcción de una manifestación política que "permita la reforma del ISSSTE".
Para ello, el director del ISSSTE parte de una certeza: la "variable más importante para otorgar estabilidad a un sistema de seguridad social es fijar la edad de retiro de acuerdo con la esperanza de vida de la población y lograr equilibrios actuariales". Como gusta decir el secretario de Hacienda: "antes de que llegue una crisis, debe comenzarse una reforma con menos traumas".
En este paisaje tan "feliz", lo más sorprendente es que González Roaro insista en la necesidad de contar con la opinión de los trabajadores y su dispuesto compromiso para "transformar" la institución, antes de presentar cualquier iniciativa de "reforma", cuando hasta ahora no se ha atrevido siquiera a consultarlos.
No es casual que Concepción Castañeda, dirigente del sindicato del ISSSTE, opine que con el escenario "catastrofista" trazado por Gil Díaz y García Tamés "no se alcanzará una solución al problema", mientras la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y 27 sindicatos afiliados al ISSSTE ya se movilizan para impedir que se aplique una "reforma lesiva para el sector laboral". Por su parte, el diputado perredista Alonso Raya, presidente de la Comisión de Seguridad Social, estima que el "maximalismo de las autoridades foxistas propicia la polarización entre las partes".
Sin embargo y sin saberlo, los derechohabientes del ISSSTE han financiado el penoso volumen La seguridad social en el mundo (Ed. Siglo XXI, 2004), del cual es "autor" Benjamín González Roaro. La "obra" reúne una farragosa compilación de legislaciones nacionales de cuatro continentes en š510! insufribles páginas. ƑPueden los funcionarios de Fox "escribir" libros mientras "conducen" a México para "reformarlo"? ƑEn algo pesa la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos?
El naufragio del gobierno del "cambio" es emblemático: donde no hay políticas abundan las declaraciones. Basta preguntar Ƒcómo puede haber "reforma" del ISSSTE si, como señala con precisión el pronunciamiento de la Conago en Villahermosa, hoy día carecemos "de un estudio actuarial homologado para dimensionar la magnitud de la problemática a partir de consideraciones técnicas"? Sencillo: hay que disculparle al foxismo su sincera "falta de ignorancia". * Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.
|