México D.F. Viernes 11 de junio de 2004
Presentará mañana su más
reciente disco, Flor de amor, en el Lunario del Auditorio Nacional
Cómo iba a dejar una isla tan bonita, chiquitica
y graciosa, dice Portuondo
Con Buena Vista, la cultura cubana logró el éxito
internacional que merecía, afirma Omara a La Jornada
La cantante asegura que a los jóvenes les gusta
el bolero, pero piensan que no lo interpretan bien
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Omara Portuondo es una mujer que pasa tan poco desapercibida
como sus canciones. La Dama del Buena Vista Social Club, a sus 73 años,
sigue siendo tan bella, elegante, apasionada y llena de vitalidad como
sus canciones. Su presencia evoca recuerdos como cuando la escuchamos cantar
e impone ese respeto que sólo las grandes leyendas vivientes son
capaces de provocar. Este sábado presenta su más reciente
producción discográfica, titulada Flor de amor, en
el Lunario del Auditorio Nacional, y llega a México con la misma
ilusión que cuando lanzó su primer disco, hace más
de 40 años. Unos días antes de su presentación nos
recibe en el hotel donde se hospeda. A través de su conversación
viajamos por los últimos 70 años de la historia musical cubana,
que pocos pueden narrar con tanta intensidad, experiencia y conocimiento.
Omara Portuondo representa hoy, sin lugar a dudas, "la voz" de la música
cubana.
-¿Cómo recuerda aquellos años en
que comenzó a cantar?
-A
mi padre le gustaba cantar y a la hora del almuerzo siempre lo hacía.
Cuando yo tenía 5 o 6 años, él me enseñó
canciones de la trova tradicional, los compositores de los años
20 y 30, y con él aprendí canciones como Veinte años,
de María Teresa Vera, o La bayamesa, de Sindo Garay, que
aún mantengo en mi repertorio. En la escuela pertenecía al
coro y siempre me presentaba en festividades escolares. Yo tenía
condiciones para cantar, también para bailar, pero, en aquel entonces,
el ballet no aceptaba bailarinas negras, así que fui cantando y
encaminándome hacia la posibilidad de profesionalizarme. Empecé
a conocer músicos como José Antonio Méndez o César
Portillo, me integré a grupos, cuartetos, orquestas, hasta que,
en 1967 me lancé como solista.
-¿Cómo fue ese momento en que se dio cuenta
que quería ser cantante profesional?
-No lo percibí, fue mi mamá que me dijo
que yo iba a ser cantante y que iba a representar a mi país en todo
el mundo. Y así fue aunque, desgraciadamente, ella nunca lo pudo
ver porque falleció muy temprano.
-¿Cambió el ambiente musical con la llegada
de la revolución?
-El ambiente de aquella época era muy similar al
de ahora, la diferencia es que éramos menos. En aquel momento los
cantantes que empezábamos teníamos contacto con los trovadores
tradicionales, por los que sentíamos gran admiración, y con
la gente más joven del filin. Nos relacionábamos y
tocábamos mucho. Fue una generación que trascendió
a otras generaciones.
-En aquel momento, muchas cantantes abandonaron Cuba,
en cambio usted siempre permaneció en la isla.
-He viajado a muchos países pero nunca pensé
en dejar mi país. ¡Cómo iba a dejar una isla tan bonita,
chiquitica y graciosa!
Entre recuerdos
-Sus canciones evocan muchos recuerdos, ¿usted
también recuerda cuando canta?
-Mucho, recuerdo a los autores que compusieron esas canciones
y a los que las interpretaron antes que yo.
-¿En qué más piensa cuando canta?
-En lo que estoy cantando. Por ejemplo, cuando canto a
La Habana la visualizo como si fuera una película. Recuerdo el Malecón,
la gente que se sienta en él y cuando de niña me sentaba
en el verano. Mi familia no tenía mucho poder adquisitivo y mi mamá
nos llevaba a mis hermanos y a mí a disfrutar la brisa del Malecón.
Ahí se sentaba todo el mundo: los niños, los ancianos y los
jóvenes se amaban de una manera coloquial muy bonita. Era una estampa
bellísima que siempre llevo dentro de mí. Si canto El
manicero recuerdo cuando de niña por La Habana pregonaban los
maniceros en la calles, entre palmas y mar. Y cuando canto Veinte años
siempre recuerdo a mis padres que fueron los que me la enseñaron.
-¿Y en las canciones de amor no recuerda algún
novio del pasado?
(Piensa y, al cabo de un rato, contesta). -Chica, tú
sabes que no. Pero creo que el público sí recuerda amores
pasados.
''Luis Miguel recuperó el bolero''
-Hablando de Veinte años, hace unos días
estuvo aquí Diego El Cigala y dijo que usted le había
comentado que gracias a su disco Lágrimas negras, los jóvenes
cubanos habían comenzado a cantar esos boleros. ¿Por qué
los jóvenes cubanos ya no cantan boleros?
-Los que hacen rock o pop les gustan los boleros pero
no los cantan porque piensan que no los interpretan igual de bien, pero
sí los reciben. Eso pasa también al revés. Hay un
grupo muy bueno que se llama Buena Fe, a mí me gustaría cantar
sus canciones pero sé que no las interpretaría como ellos.
-¿No ha habido una generación que recupere
el bolero?
-Quien hizo una gran recuperación del bolero fue
Luis Miguel. El lo retomó, lo actualizó y ha hecho un trabajo
tremendo.
-¿Qué voces femeninas cubanas admira actualmente?
-Yo era fanática de Elena Burke pero, tras su muerte,
me gusta mucho Beatriz Márquez. Su voz es preciosa.
Reunión con viejos amigos
-¿Cómo fue su participación en el
disco y documental de Buena Vista Social Club?
-Juan de Marcos estaba reuniendo a músicos y me
invitó, pero yo no sabía para qué era. Ese documental
fue muy espontáneo, para mí aquel encuentro representaba
una reunión con viejos amigos, me dijeron que cantara y canté.
-¿Usted había mantenido contacto con los
componentes del Buena Vista?
-Con Guajiro Miralbal, con Cachaíto, con Rubén
González.... A Ibrahim hacía mucho que no lo veía.
A Compay no lo frecuentaba pero sabía que existía y lo había
visto un tiempo antes en Sevilla en un encuentro de son y flamenco.
-¿Ahora los frecuenta más seguido?
-Sí, y espero que podamos volver a presentarnos
juntos. Aunque, desgraciadamente, faltan Puntillita, Rubén y Compay,
pero seguro que ese día ellos estarán entre nosotros.
-Usted ha vivido una carrera de 50 años con muchos
altibajos, ahora, tras la experiencia del Buena Vista ¿qué
representa para usted el éxito?
-Uno anhela el éxito en cualquier carrera. Antes
del Buena Vista nosotros hacíamos lo que hacíamos con amor,
pero la vida nos debía ese éxito internacional. Siempre que
uno se presenta en un escenario piensa que va a lograr éxito y lo
logra, pero no al nivel que hemos tenido ahora. La cultura cubana merecía
ese éxito y, finalmente, llegó.
Entre Agustín Lara y el mulatón
-¿Cómo fue la selección de las canciones
de este disco?
-Fueron escogidas por el productor Nick Gold (el mismo
de Buena Vista). Y hay dos canciones, Tabú y Casa calor,
que fueron producidas por un joven brasileño llamado Alê Siqueira
.
-¿Tabú es canto a la negritud?
-Y al mestizaje. Esa canción la conocí de
niña con Miguelito Valdés. Nunca pensé que la cantaría
y me gusta mucho.
-Incluye también Amor de mis amores, de
Agustín Lara, ¿qué representa para usted ese compositor?
-Agustín es uno de los grandes que siempre prevalecerá.
Yo lo conocí pero él no me conoció a mí. La
primera vez que lo vi fue cuando yo bailaba en un programa de televisión
y él acudió. En otra ocasión fue con María
Félix al cabaret Tropicana, donde yo bailaba. Era un hombre fantástico
y tranquilo como sus canciones.
-¿Flor de amor es un disco tranquilo?
-A diferencia del anterior, es mucho más romántico
e intimista.
-Aunque el tema Mueve la cintura mulato que dice
"Cada vez que miro a mi mulatón/ no sé qué pasa por
mí/ no me puedo contener", tiene poco de tranquilo....
-(Se ríe) En este disco no quisimos dejar el son
cubano porque esa cosa sabrosa es muy importante para nosotros. ¿Te
gustó el mulatón?
-Es una canción bonita...
-(Bromea) Bueno, si vienes el sábado te voy a enseñar
quién es el mulatón. Es nuestro percusionista.
-En este disco interpreta varios géneros musicales,
¿cuándo va a incluir una ranchera?
-He cantado varias veces rancheras, pero nunca con mariachi.
Pero, como todavía tengo vida, espero algún día cantar
con mariachi.
-Cuando habla del pasado ¿siente nostalgia?
-No, porque soy muy positiva, tengo muchos proyectos y
me siento feliz de haber decidido ser cantante.
Omara Portuondo presenta su nuevo disco Flor de amor
este sábado 12 de junio, a las 21 horas, en el Lunario del Auditorio
Nacional (Paseo de la Reforma 50). Derecho de mesa: $500. Informes: 5280-8298
y 5280-7601, o en Ticketmaster, al 5325-9000.
|