México D.F. Viernes 11 de junio de 2004
Envía López Obrador su respuesta
a la sección instructora
''Me acusa un gobierno mediocre y autoritario''
Son quienes se aliaron a los personajes más siniestros
del pasado, advierte
El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés
Manuel López Obrador, advirtió ayer que ''cuando existe un
gobierno mediocre y cuando la gente empieza a cuestionar y a exigir explicación
de sus actos, el recurso más fácil es refugiarse en el autoritarismo
o pretender eliminar al adversario retorciendo las leyes con la complicidad
de algunos que se hacen pasar por jueces o se hacen llamar representantes
populares''.
Aseguró que quienes pretenden juzgarlo, los del
llamado ''gobierno del cambio'', son los mismos que engañaron al
pueblo de México y se aliaron a los ''personajes más siniestros''
de la vida pública del pasado para mantener la misma política
de siempre.
En conferencia de prensa, acompañado por todos
los integrantes de su gabinete, el mandatario capitalino dio lectura al
texto que envió ayer a los diputados federales que integran la sección
instructora de la Cámara de Diputados, donde reitera que no ha violado
la ley en el caso del predio El Encino, pero no se sorprende por las acusaciones
en su contra, pues se trata de una ''historia que tiende a repetirse''.
En punto de las 18:30, López Obrador salió
de su oficina para dirigirse a la sala de prensa Francisco Zarco, en la
que ya lo esperaba su equipo de colaboradores más cercanos.
Flanqueado
por el procurador Bernardo Bátiz y el titular de la Secretaría
de Gobierno, Alejandro Encinas, el jefe de Gobierno del Distrito Federal
anunció que por esta ocasión no respondería preguntas
y dio lectura al documento que a continuación se reproduce:
A los diputados federales integrantes de la Sección
Instructora de la Cámara de Diputados
Presentes:
Por este medio, me doy por enterado de la solicitud y
requerimiento de declaración de procedencia que formuló en
mi contra la Procuraduría General de la República por el
caso El Encino.
Muy poco voy a expresar, en términos jurídicos,
sobre la falsedad de este juicio. Sólo diré que no he violado
la ley, que jamás he actuado contra la justicia y nunca he procurado
hacerle mal a nadie.
Tengo la conciencia tranquila. Desde hace muchos años
que lucho por mis ideas; lo hago apegado a principios y uno de éstos
es, precisamente, hablar con la verdad y conducirme con rectitud y decoro.
Tengo la certeza absoluta de que no se me juzga por violar
la ley sino por mi manera de pensar y por lo que pueda representar, junto
con otros mexicanos, para el futuro de nuestra Patria.
No olvidemos que se debaten dos proyectos de Nación,
distintos y contrapuestos, y los que mal gobiernan el país tienen
miedo de que el programa que aplicamos en la Ciudad, en beneficio de los
ancianos, los discapacitados, los jóvenes en riesgo, las madres
solteras, los que carecen de habitación y los desocupados, se propague,
cada día más, a nivel nacional. Este es el fondo del asunto.
Por eso, y por ninguna otra causa, nos quieren atajar y me quieren quitar
mis derechos políticos.
Pero no me sorprende ni me resulta inesperado. La historia
tiende a repetirse. Una constante es que cuando existe un gobierno mediocre
y cuando la gente empieza a cuestionar y a exigir explicación de
sus actos, el recurso más fácil es refugiarse en el autoritarismo
o pretender eliminar al adversario retorciendo las leyes, con la complicidad
de algunos que se hacen pasar por jueces o se hacen llamar representantes
populares.
Por otro lado, es un timbre de orgullo que me acusen quienes
engañaron al pueblo de México; quienes ofrecieron un cambio
y mintieron; quienes se aliaron a los personajes más siniestros
de la vida pública del pasado y mantienen la misma política
de siempre, esa donde todos los intereses cuentan, menos el interés
del pueblo.
Lamento que se haya perdido el tiempo con el llamado ''gobierno
del cambio'' y no se haya logrado nada, absolutamente nada, habiendo tantas
demandas nacionales insatisfechas. Pero no hay mal que por bien no venga;
hacía falta conocer a los que, hipócritamente, hablaban de
buenas conciencias y del bien común. Hacía falta que esas
personas se exhibieran sin tapujos, con toda su torpeza, desparpajo, codicia
y mala fe, para saber con claridad a qué atenernos.
Pase lo que pase, ya es una vergüenza que un gobierno
que, se suponía, iba a combatir la arbitrariedad, haya decidido
acosar y tratar de descalificar a un adversario político, por medio
de argucias jurídicas, como se hacía en el pasado.
Ciudadanos Diputados: como deben suponer, estoy acostumbrado
a luchar. No soy de los que aceptan, dócilmente, condenas injustas.
Me voy a defender y espero contar con el apoyo de hombres y mujeres de
buena voluntad, que creen en la libertad y la justicia.
Les anticipo que no me voy a amparar ni contrataré
abogados porque, sencillamente, no soy culpable. Tampoco voy a recurrir
a artimañas o a negociaciones vergonzosas. Nada, ni siquiera la
aspiración al cargo más elevado de la República, podría
justificar el hacer a un lado la dignidad y los principios.
En el periodo de pruebas les voy a enviar información
para reafirmar que la acusación es infundada y motivada sólo
por intereses políticos y, si ustedes así lo deciden, seguramente
nos veremos el día que se instale el jurado de procedencia y se
me conceda el uso de la palabra ante el pleno de la Cámara de Diputados.
Atentamente.
Andrés Manuel López Obrador,
Jefe de Gobierno.
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