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México D.F. Sábado 5 de junio de 2004
EN EL CHOPO
Javier Hernández Chelico
Regresa el apoyo para actividades culturales
Los hoyos fonqui
COMO MUESTRA DE la liquidez que poco a poco está
adquiriendo el Tianguis Cultural del Chopo, el pasado 15 de mayo los agremiados
dieron el primer paso al donar cuatro mil pesos para la construcción
de la Estación de Bomberos de Insurgentes Centro. Ahora, el comité
se dispone a reiniciar los apoyos económicos a diversas actividades:
Cultura visual contará nuevamente con presupuesto para poner en
circulación el cartel alusivo para anunciar sus exposiciones fotográficas;
a su vez, Radio Chopo volverá a editar la famosa hoja informativa
que distribuye gratuitamente cada sábado. A propósito, este
boletín chopero llegará al número 200 en tres semanas
más. Y ya encarrerado el ratón, creemos que ha llegado el
momento de que el tianguis adquiera otros compromisos para optimizar su
funcionamiento sin menoscabo a su economía; se podría, por
ejemplo, contemplar la compra de un sistema de sonorización para
las tocadas en Radio Chopo. Actualmente se paga un alquiler, pero
¿no sería más chido que ese pago fuera un abono
para un equipo de audio comprado a crédito?
Las Partes de Jeny, Sueño rock e Hydro
MIENTRAS
ESO SUCEDE en el orden administrativo, en el espectáculo Radio
Chopo abre este día su toquín con Melandrolía, banda
de rock progresivo-darky; después subirá al escenario Mantra,
agrupación de reciente formación inclinada a lo alternativo.
Cierran el cartel Las Partes de Jeny, trío de garaje con fuertes
dosis de punk. Respecto a la galería Juantxo Sillero, realizará
una muestra de publicaciones independientes: Cuiria, Oráculo
y Generación que dedica su número más reciente
a los asesinos seriales más famosos (Goyo Cárdenas, por supuesto,
tiene su lugarcito en esta edición). Por otro lado, hoy empezará
a circular por los pasillos del Chopo Sueño rock, tercera
producción discográfica de Leticia Servín, quien deja
constancia que Mundo matraca, su anterior disco, no fue un trabajo
incidental. Sueño rock trae 13 temas repletos de letras sonoras
y de cuidadosos arreglos. Desde la canción abridora, Al carajo
(Camino por las piernas de la noche/...El vacío de tus besos/el
dolor de tu recuerdo), hasta el último corte, Caracol (Tengo
un barco para navegar a un sueño imposible), se pueden encontrar
oníricos cuadros recreados por el nítido fraseo de la cantante
tarasca, quien este mes llevará su música a Alemania (también
irá Rafael Catana). Otra novísima producción es Grito
bajo el agua, de la experimentada banda Hydro, cuarteto de músicos
que a partir de 2002 se reunieron para combinar sus influencias musicales
y arroparlas con la pesadez del metal alternativo. Doce rolas son
el muestrario sonoro de esta propuesta, que lo mismo se escucha en el roster
de Rock Chavitos, que en el hoyo fonky más grueso. Por cierto, algunos
músicos de la nueva generación le imponen una carga peyorativa
a estos espacios -los hoyos fonqui- sin saber que fue refugio natural para
el rock muchos años. No está por demás repasar la
historia no documentada de estos recintos subterráneos creados por
chavos que tuvieron que recurrir, orillados por las circunstancias, al
ingenio para rocanrolear.
Historia no documentada
A FINALES DE la década de los 60, las autoridades
evitaban las reuniones juveniles -remember el 2 de octubre-, por
lo tanto, cafés cantantes y pistas de hielo -la Insurgentes y la
Revolución- , o cualquier otro lugar donde se tocara rocanrol fueron
clausuradas. Esto provocó fuerte lucha entre chaviza y momiza.
Los primeros buscaban afanosamente donde pasarla chido, mientras
la ruquiza hacía lo imposible por restringirlos. Al grito
de "no hay fijón" no faltó quien prestará su cantón
para organizar una tocada. De repente, el gusto por el rock se extendió
tanto y tan rápido que la capacidad de las casas fue fácilmente
rebasada. Entonces un cuate buscó un espacio más choncho
(una bodega, un taller) para que el personal más alivianado pudiera
escuchar -por una corta feria- rock en vivo. Habían nacido los hoyos
fonqui, trincheras salvadoras, por muchos años, del rock en México.
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