México D.F. Sábado 5 de junio de 2004
Recordó "el juicio" contra Carlos Madrazo
Becerra por apoyar a Rojo Gómez
Prefiero la cárcel antes que negociar con el
PRI, afirma López Obrador
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés
Manuel López Obrador, afirmó que está dispuesto a
ir a la cárcel antes que negociar con el PRI la resolución
del juicio de procedencia que inició la Cámara de Diputados
en su contra.
Anunció que enviará al dirigente nacional
de ese partido, Roberto Madrazo Pintado, una copia del expediente del juicio,
en 1945, del entonces diputado Carlos Madrazo Becerra, padre del primero,
por un presunto fraude con tarjetas de trabajadores migrantes que, "en
el fondo, se trató de una venganza política porque apoyaba,
para la sucesión presidencial, al entonces regente Javier Rojo Gómez.
Tan es así que, luego de ser desaforado y encarcelado durante casi
nueve meses, una vez que se eligió a Miguel Alemán como candidato,
obtuvo su libertad".
El
gobernante aclaró que la intención de remitir el documento
al líder priísta no es ningún chantaje sentimental,
mucho menos un llamado de auxilio, sino que "hay veces que se olvidan las
cosas y no está de más refrescar la memoria".
Cabe recordar que los diputados del PRI que integran la
sección instructora, Rebeca Godínez y Francisco Cuauhtémoc
Frías, votaron por que se diera entrada al juicio de desafuero,
aun cuando había un predictamen que supuestamente apoyarían
para rechazar la solicitud de la PGR, por "notoriamente improcedente",
al no cumplir los requerimientos procesales que fundamentaran el desacato
del que se acusa al gobernante.
López Obrador recordó que cuando el Presidente
(Manuel Avila Camacho) ofreció a Carlos Alberto Madrazo ponerlo
en libertad, por desvanecimiento de datos, éste la rechazó,
argumentando que no es posible desvanecer pruebas que no han existido,
y dijo: "yo permaneceré dentro de la penitenciaría hasta
que la justicia mexicana reconozca que fui acusado falsamente y me ponga
en libertad, como debe ser".
No se trata, aclaró, de comparar su caso, en el
que pretenden retirarle la inmunidad procesal penal para consignarlo por
el delito de abuso de autoridad, "para descalificarnos políticamente
con miras a las elecciones presidenciales de 2006", con el de Madrazo Becerra,
sino como un antecedente que debe conocerse.
"Son además épocas distintas", aunque "la
verdad es que no hemos pasado de los años 40, de cuando es este
asunto", acotó, para todos aquellos que pensaron que este tipo de
prácticas de "acusaciones livianas con fines políticos" era
de los años 40 y que ya no se iba a utilizar el aparato de Estado
para descalificar a los adversarios.
En este punto cuestionó: "¿dónde
está la democracia? ¿Este es el desarrollo político
del país?"
Y si bien reconoció que no se esperaba lograr acuerdos
con el gobierno federal en materia de política económica
-porque siempre ha cuestionado el modelo neoliberal y ha manifestado que
hace falta un cambio en esa materia, mientras que los integrantes del gabinete
económico son los mismos desde hace 20 años y tienen una
concepción distinta-, en el terreno político se esperaba
otra cosa.
"Ya sabíamos que iba a ser difícil llegar
a un acuerdo, inclusive ha habido en ese sentido cierto consenso en decir
que en esto no hay entendimiento, que no estamos de acuerdo; era el tema,
consideramos nosotros, más difícil, y pensábamos que
en el terreno político, en el terreno del desarrollo democrático,
como hay más posibilidades de coincidencia se iban a lograr avances
y miren lo que son las cosas, estamos metidos en un proceso de regresión,
no hay cambio en la actitud en quienes tienen en sus manos las instituciones
y sigue habiendo ese afán de acoso, de descalificación, de
afectar al adversario."
En la tercera sesión de su seminario-taller sobre
la manipulación de la ley con propósitos políticos
en el caso El Encino, cuyo tema fue: "la tendencia política en la
averiguación previa, las notas periodísticas como prueba
(el papel del periódico La Crónica) y el interrogatorio
inducido a servidores públicos", López Obrador recordó
también el caso del escritor chileno Pablo Neruda, en 1943.
Era senador de la República y habían pedido
su desafuero, lo que dio pie a un discurso que pronunció "con un
título muy ilustrativo: Yo acuso", el cual consideró
que sería recomendable revisar.
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