México D.F. Lunes 17 de mayo de 2004
T. E. Lawrence (Lawrence de Arabia)
Mesopotamia bajo la ocupación inglesa
(El teniente coronel Lawrence, legendario artífice
de la campaña británica contra los turcos, escribió
este artículo a solicitud del diario Sunday Times, con el
objetivo de dar a la opinión pública de su país una
visión de lo que ocurría en Mesopotamia, hoy Irak, durante
la ocupación británica de posguerra. Fue publicado el 23
de agosto de 1920.)
El pueblo de Inglaterra ha sido llevado en Mesopotamia
a una trampa de la que le será difícil escapar con dignidad
y honor. Lo atrajeron a ella con engaños, mediante una constante
retención de información. Los comunicados emitidos desde
Bagdad son tardíos, insinceros, incompletos. Las cosas han sido
mucho peores de lo que nos han dicho; nuestro gobierno allá, más
sanguinario e ineficiente de lo que el pueblo sabe. Es una desgracia para
nuestra historia imperial, y pronto la herida puede estar tan inflamada
que no sea posible aplicarle una cura ordinaria. Hoy no estamos demasiado
lejos de un desastre.
Los pecados de comisión son los de las autoridades
civiles británicas en Mesopotamia (en especial los tres "coroneles"),
a quienes Londres les dio carta blanca. No están controladas desde
ninguna dependencia del Estado, sino desde el espacio vacío que
divide la Oficina del Exterior de la Oficina de India. Se aprovecharon
de la necesaria discreción de tiempos de guerra para extender su
peligrosa independencia hacia los tiempos de paz. Se oponen a cuanta sugerencia
de auténtico autogobierno se les envía desde la patria. Una
proclama reciente sobre autonomía, que circuló con unción
desde Bagdad, fue redactada y publicada allá a toda prisa para anticiparse
a una declaración más liberal que se preparaba en Londres.
En 1919 se arrancaron a Mesopotamia unos documentos de "autodeterminación"
favorables a Inglaterra mediante presión oficial, exhibiciones del
poderío de aeroplanos y deportaciones a India.
El gabinete no puede eludir la parte de responsabilidad
que le toca. Recibe apenas un poco más de información que
el público: debió haber insistido en tener más, y
mejor. Ha visto un reclutamiento tras otro de refuerzos sin investigar
nada. Cuando las condiciones se volvieron tan malas que ya no fue posible
soportar más, decidió enviar como alto comisionado al autor
original del sistema actual, con un mensaje conciliador a todos los árabes
de que su corazón y su política habían cambiado por
completo.*
Sin embargo, nuestra política pública no
ha cambiado ni necesita cambiar. Lo que ocurre es que ha habido un deplorable
contraste entre lo que profesamos y lo que hacemos. Dijimos que íbamos
a Mesopotamia a derrotar a los turcos. Dijimos que nos quedábamos
allá para liberar a los árabes de la opresión del
gobierno turco, y para hacer asequibles al mundo los recursos de granos
y petróleo de la región. A esos propósitos dedicamos
un millón de hombres y casi mil millones de libras. Este año
estamos destinando 92 mil hombres y 50 millones al mismo fin.
Nuestro gobierno es peor que el viejo sistema turco. Ese
régimen mantenía una fuerza de 14 mil conscriptos locales
y mataba en promedio a 2 mil árabes cada año para mantener
la paz. Nosotros tenemos 90 mil hombres, con aeroplanos, vehículos
blindados, tanques, lanchas artilladas y trenes blindados. Hemos matado
unos 10 mil árabes en el alzamiento de este verano. No podemos pensar
en mantener semejante promedio: es un país pobre, escasamente poblado,
pero Abd el Hamid** aplaudiría si viera lo que estamos haciendo.
Nos dijeron que el alzamiento tenía motivos políticos, pero
no nos dijeron qué es lo que quiere el pueblo. Puede que sea lo
que el gabinete le prometió.
Un ministro de la Cámara de los Comunes dijo que
si debemos tener tantos soldados es porque los nativos no se alistan en
el ejército. El viernes el gobierno dio a conocer la muerte de algunos
reclutas locales que defendían a sus oficiales británicos,
y que el servicio de esos hombres no se ha reconocido lo suficiente porque
son muy pocos (añadiendo ese toque característico bagdadí
de que son hombres de mal carácter). Hay 70 mil reclutas, apenas
la mitad de la fuerza turca de ocupación. Con oficiales aptos y
una distribución adecuada, podrían relevar a la mitad de
nuestro ejército allá. El conde de Cromer controló
los seis millones de pobladores de Egipto con 5 mil soldados británicos;
el coronel Wilson no puede controlar los 3 millones de Mesopotamia con
90 mil hombres.
No hemos llegado al límite de nuestros compromisos
militares. Hace cuatro semanas el estado mayor en Mesopotamia escribió
un memorándum en el que demanda cuatro divisiones más. Creo
que iba dirigido a la Oficina de Guerra, la cual ahora ha transferido tres
brigadas desde India. Si ya no es posible quitar más hombres a la
frontera noroeste, ¿de dónde va a venir el equilibrio? En
tanto, nuestros infortunados soldados, indios y británicos, se encuentran
haciendo labores de policía en una zona inmensa, bajo inclementes
condiciones de clima y aprovisionamiento, pagando a diario un alto precio
en vidas por la política deliberadamente errónea de la administración
civil en Bagdad. El general Dyer fue relevado del mando en India por un
error mucho más pequeño, pero la responsabilidad en este
caso no es del ejército, el cual ha actuado sólo a solicitud
de las autoridades civiles. La Oficina de Guerra ha hecho todos los esfuerzos
por reducir nuestras fuerzas, pero la decisión del gabinete ha ido
en su contra.
El gobierno en Bagdad ha estado colgando árabes
en esa ciudad por delitos políticos, a los que llama rebelión.
Los árabes no están en guerra con nosotros. ¿Con estas
ejecuciones ilegales se busca provocar a los árabes para que tomen
represalias con los 300 británicos que tienen prisioneros? Y si
es así, ¿es para que su castigo sea más severo, o
para convencer a otros soldados de que combatan hasta lo último?
Decimos que nuestra intención en Mesopotamia es
impulsar su desarrollo para beneficio del mundo. Todos los expertos afirman
que la oferta de mano de obra es el factor dominante en su desarrollo.
¿En qué medida la matanza de 10 mil pobladores de aldeas
y ciudades afectará la producción de trigo, algodón
y petróleo? ¿Cuánto tiempo más permitiremos
que millones de libras, miles de soldados imperiales, y decenas de miles
de árabes sean sacrificados por una administración colonial
que no puede beneficiar a nadie más que a sus integrantes?
* Sir Percy Cox iba a volver a Mesopotamia en 1920 como
alto comisionado para formar un gobierno provisional.
** Sultán que gobernó Turquía en
1909-1910.
Traducción: Jorge Anaya
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