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México D.F. Lunes 17 de mayo de 2004
Ambos maniobraron para consumar el despojo jurídico
del negocio del empresario
Nuevas evidencias inculpan a Fernando Margáin
y Teresa García en el caso Romo
El actual senador y la embajadora de México en
Canadá, en el centro de la tormenta
JAIME AVILES
De
acuerdo con pruebas documentales entregadas a este diario por Joaquín
Romo de Vivar, empresario regiomontano que estuvo a punto de morir asesinado
el 15 de agosto de 1999, la actual embajadora de México ante Canadá,
Teresa García Segovia, cometió una serie de actos que las
autoridades podrían calificar de delictivos. Lo que sigue es una
breve síntesis.
Como secretaria de Gobierno del municipio de San Pedro
Garza García, Nuevo León, manipuló la "segunda sesión
solemne del republicano ayuntamiento", el 19 de diciembre de 1996, en abierta
complicidad con el regidor Alfonso Rodríguez Benítez y el
entonces alcalde, Fernando Margáin Berlanga, para consumar el despojo
jurídico, que no legal, del negocio de Romo de Vivar.
Hoy día Margáin Berlanga preside la comisión
de Relaciones Exteriores del Senado, y votó entonces, como el resto
del cabildo, a favor de la propuesta presentada por Rodríguez Benítez
-y apoyada por Teresa García- para que la licencia del salón
de belleza Spa San Pedro, construido por Romo de Vivar, quedara sin efecto
y se otorgara un nuevo permiso para explotar el mismo establecimiento al
empresario Alonso Ayala Grimaud y su esposa Gabriela Roche de Millet.
Pero tanto Margáin como García y el regidor
Benítez sabían, o debían saber, que la licencia FUA099/94,
concedida por el ayuntamiento a Romo de Vivar, al amparo del artículo
127 del Plan Parcial de Desarrollo Urbano del municipio, era "nominativa",
"intransferible" y "por tiempo indefinido". Como esa norma no había
ni ha cambiado, el trámite para que Ayala Grimaud y su esposa obtuvieran
el nuevo permiso fue en realidad una aberración jurídica.
Una vez consumado el despojo, Romo de Vivar presentó
ante el jefe del Ministerio Público en San Pedro, Román S.
Loredo Esquivel, una denuncia por despojo, fraude y los que resulten -la
número 1944/96/IV-, contra Ayala Grimaud y su esposa, pero Loredo
Esquivel, aparentemente por consigna de Margáin Berlanga y García
Segovia, nunca inició la averiguación previa correspondiente.
Tiempo después, don Joaquín descubriría que Loredo
obedecía órdenes de José Santos González Suárez,
procurador de Justicia de Nuevo León durante el gobierno de Fernando
Canales Clariond, hoy secretario de Economía en el gabinete de Vicente
Fox.
"No te aflijas, primito"
El Spa San Pedro, negocio creado por Romo de Vivar en
1994, del que se apropiaron el legionario de Cristo Ayala Grimaud y su
cónyuge, hace poco menos de diez años, tiene hoy un ingreso
bruto mínimo de 250 mil pesos semanales, según datos proporcionados
a este reportero por la recepcionista del establecimiento, Lizet Gloch.
El periodista le solicitó un presupuesto para peinar y manicurar
a 50 señoras durante media jornada de trabajo, a lo que la empleada
contestó por Internet que, con descuento, el servicio costaría
22 mil 500 pesos más IVA.
Multiplicada por dos, esta cifra revela el ingreso diario
del salón de belleza y spa O San Pedro, como se llama ahora. Pero
250 mil pesos semanales significan un millón de pesos mensuales,
o 12 millones de pesos anuales, lo que descontando impuestos (si se pagan),
salarios, renta e insumos, da una pálida aproximación al
monto de lo que dejó de percibir don Joaquín de 1996 a la
fecha, aun cuando éste asegure que el salón produce mensualmente
mucho más, opinión que debería aclarar con exactitud
una auditoría.
Pero volvamos a los hechos. En marzo de 1997, cuatro meses
después de haber conducido la sesión del ayuntamiento en
que se consumó el despojo, Teresa García renunció
a la Secretaría de Gobierno y se lanzó en pos de la presidencia
municipal, que ganó sin mayor problema. Romo de Vivar ignoraba la
existencia del acta de cabildo de diciembre de 1996, cuando ella recomendó
que le quitaran el Spa San Pedro, pero se reunía a menudo con ella
para solicitarle auxilio. Este reportero posee una carta escrita por ella
y dirigida a don Joaquín en que lo invita a su toma de posesión
el primero de noviembre de 1997, al tiempo que verbalmente, por teléfono
o en persona, afirma Romo de Vivar, le decía con cariño:
"No te aflijas, primito, que mi primer acto de gobierno será hacerte
justicia".
La influencia de Catón
Peleando contra el socio que le había arrebatado
el Spa, don Joaquín efectuó trámites legales, desde
mediados de 1996, para que el alcalde Margáin Berlanga le clausurara
el salón a Ayala Grimaud. Pero la justicia no lo tomaba en cuenta.
Por ello tuvo que recurrir a su amigo, el columnista Armando Fuentes Aguirre,
Catón, y bastó un telefonema de éste a Margáin
para que el establecimiento, en efecto, fuera cerrado el 20 de octubre
de 1997.
La clausura, sin embargo, duró apenas unas horas.
En la casona de la calzada San Pedro 607, el "Mazaryk de Monterrey", estuvieron
presentes para cumplir la orden Román S. Loredo, y el agente de
la policía judicial Pedro Cruz Hernández, placa 56, así
como por supuesto Ayala Grimaud, su esposa, y por la parte ofendida don
Joaquín y personas de su confianza.
Arrebatado por la cólera, Ayala Grimaud amenazó
de muerte a don Joaquín, tal como quedó asentado en el parte
policiaco del agente Pedro Cruz Hernández (en poder de este diario).
Pero a la mañana siguiente, Gabriela Roche, esposa de Ayala, exhibió
el oficio 0DDUE/017/, firmado por José Ortiz-Durán Salinas,
secretario de Desarrollo Urbano del "republicano ayuntamiento", en el que
con sello de entrega del 27 de junio de 1997, pero fechado el 29 de enero
del mismo año, le notifica que de acuerdo con el expediente CUS-1407/96,
el 19 de diciembre de 1996 el municipio le había otorgado permiso
de explotar el spa con una nueva licencia.
¿Era un documento falso? ¿Por qué
si fue expedido el 29 de enero de 1997, fue entregado cinco meses después?
Pero, falso o no, surtió efecto. Así que el negocio fue reabierto
a las pocas horas de ser cerrado, pero como Ayala había amenazado
de muerte a don Joaquín, éste presentó una nueva denuncia
penal que nunca -tampoco- sería atendida. Incansable, Romo de Vivar
se entrevista el 24 de octubre de 1997 con el procurador del estado y logra
que éste, por teléfono, ordene a Loredo Esquivel realizar
una inspección ocular del negocio.
Esto, en respuesta a que durante el zipizape de la clausura,
la esposa de Ayala Grimaud declaró que cuando ella y su marido "rentaron"
el salón, el inmueble estaba vacío. Así, la inspección
ocular queda fijada para el 29 de octubre de 1997, pero a última
hora se pospone para el día siguiente. Con el temor de que esa noche
Ayala y su esposa sacaran los muebles comprados por don Joaquín,
éste acampa frente al establecimiento con una cámara fotográfica,
en compañía de sus dos más fieles empleados.
A la mañana siguiente llegan al negocio Naim Arreola,
abogado de Ayala Grimaud, y Loredo Esquivel, así como un escribiente,
apoyados por los policías judiciales Juan Balleza y Raymundo de
León Cavazos. Don Joaquín se les aparece con sus escuderos,
pero Naim Arreola le informa que él no podrá participar en
la inspección, cosa que Loredo ratifica. Mientras la diligencia
se desahoga irrumpe en la escena José Gerardo Siller Zubieta, hijo
del capitán Lauro Siller García, dueño de la casona
donde está el spa, y agrede verbalmente a don Joaquín con
una nueva amenaza de muerte.
Tres días después, el 2 de noviembre -luego
de asistir en la víspera a la toma de posesión de Teresa
García-, don Joaquín presenta una nueva denuncia penal por
amenazas de muerte, ahora contra José Gerardo Siller Zubieta, y
ofrece como pruebas los testimonios de los agentes Balleza y Cavazos de
León, entre otras personas. Pero entre enero y junio de 1998, realizará
múltiples e inútiles gestiones, primero ante Loredo Esquivel,
y más tarde ante José Martín Treviño Sosa,
director de Averiguaciones Previas de la Procuraduría estatal, para
que le entreguen copia de los expedientes de todas las denuncias penales
que ha interpuesto.
Cuando al fin obtiene esos documentos descubre, por un
lado, que ninguna de sus denuncias fue atendida por supuesta consigna del
procurador Santos González a Román Loredo, y por otro que,
en lo relativo a la queja contra Siller Zubieta, no existe el parte policiaco
rendido el 30 de octubre por los agentes Balleza y Cavazos.
Borran evidencias
Como último recurso acude a la Comisión
Estatal de Derechos Humanos, que le gira un oficio a la alcaldesa García
exigiéndole el parte policiaco del 30 de octubre y la bitácora
de todas las actividades policiacas de ese día. García responde
por escrito, y esto la inculpa aún más. El 3 de febrero de
2000, mediante el oficio SAJ/093/2000, como presidenta municipal de San
Pedro comunicó al segundo visitador de la Comisión Estatal
de Derechos Humanos, Gilberto Jesús García Rodríguez,
lo siguiente: "No existe parte informativo de fecha 30 de octubre de 1997
(de los citados agentes, porque éstos) únicamente se percataron
de que se encontraban unas personas muy molestas y discutiendo entre ellas,
pero en esos momentos llegó el agente del Ministerio Público
(Román S. Loredo) y se identificó con los oficiales diciendo
que se po-dían retirar, que la diligencia se iba a posponer, por
lo que los oficiales regresaron a la oficina del director de policía,
en ese entonces el C. Javier García García, informándole
de lo sucedido, comentándole que no habían participado en
nada puesto que la diligencia se pospuso, por lo que el director de policía
ordenó que no se elaborara el parte..."
¿Así que el director de policía del
ayuntamiento de San Pedro ordenó que no se elaborara el parte? ¿Así
que esa fue la versión oficial de nuestra actual embajadora en Canadá?
Qué extraño, porque en testimonio rendido el 24 de marzo
de 2000, ante el agente del Ministerio Público Alfredo Iram Cázares
Ayala, el propio Javier García García declaró en su
descargo que el 30 de octubre de 1997 no estuvo en su oficina debido a
que "sufrió un accidente en el pie del lado derecho el 24 de agosto
de 1997 (y que) por tal hecho estuvo retirado e incapacitado totalmente
de la corporación hasta el día 31 de octubre que se presentó
en muletas convaleciente de las lesiones que tenía...".
Una pregunta esencial queda abierta. ¿Por qué
Teresa García mintió a la Comisión Estatal de Derechos
Humanos, al informar que un funcionario incapacitado "ordenó" que
no se elaborara el parte policiaco del 30 de octubre? ¿Qué
intereses turbios estaba protegiendo nuestra actual embajadora ante Canadá?
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