México D.F. Viernes 30 de abril de 2004
SRE: CONFUSION Y DISPARATES
La
nota diplomática presentada ayer por la Secretaría de Relaciones
Exteriores (SRE) ante el gobierno de Cuba en relación con la deportación
a México de Carlos Ahumada Kurtz constituye una cadena de despropósitos,
obviedades y saltos fuera de lugar, que suscita entre la ciudadanía
nuevas sospechas y temores, y sólo contribuye al ahondamiento del
estado de confusión que reina sobre este asunto.
En primer término, ha de señalarse que no
corresponde a la cancillería mexicana dilucidar si existió
o no complot en los presuntos delitos y en la difusión de videos
protagonizados por Carlos Ahumada, pues el esclarecimiento de tales sucesos
corresponde a las autoridades de las procuradurías General de Justicia
del Distrito Federal y General de la República (PGR) así
como al juez encargado del proceso penal contra el empresario detenido.
Según la SRE, las afirmaciones del Ministerio de
Asuntos Exteriores de Cuba sobre los "severos daños" que el proceso
de extradición de Ahumada podría haber causado al país
caribeño tienen la intención de confundir a la opinión
pública y justificar la deportación del detenido, un trámite
menos complejo que el que habría sido necesario para extraditarlo
a México. Sin embargo, la cancillería basa sus acusaciones
en inferencias y especulaciones, pues en su comunicado no explica por qué
resultaría confuso para la ciudadanía que Cuba decidiera
deslindarse del caso Ahumada mediante el trámite expedito de la
deportación, máxime cuando en ningún momento las autoridades
mexicanas impugnaron la validez jurídica de tal determinación
de La Habana. En este sentido, la SRE incurre en las mismas prácticas
que critica
en su contraparte cubana: realizar formulaciones crípticas
y confusas sin mostrar pruebas que fundamenten tales alegatos. ¿Por
qué desde Tlatelolco no se exhiben datos objetivos que confirmen
sus acusaciones? ¿Cómo quedaría la credibilidad del
gobierno mexicano si las autoridades cubanas mostraran las pruebas que
la cancillería exige?
Además, la SRE se rasga las vestiduras cuando califica
de injerencia en los asuntos internos de México las formulaciones
cubanas, que indican que "los hechos relacionados con el señor Ahumada
Kurtz y el escándalo público desatado en torno a ellos" tienen
una connotación política, pero omite que tales conclusiones
resultan obvias y de conocimiento general, pues han sido las propias autoridades
federales -incluida la cancillería- las que han conferido un sentido
político a tal asunto. Para ilustrar esta circunstancia basta recordar
el diferendo recientemente surgido entre el Ejecutivo federal y el gobierno
capitalino, y las declaraciones hostiles contra Andrés Manuel López
Obrador emitidas por numerosos personajes panistas. El gobierno cubano
no hace sino señalar sucesos de sobra conocidos por la sociedad
mexicana.
Finalmente, el extrañamiento de la SRE por las
divergencias existentes entre las supuestas declaraciones de Ahumada recogidas
en el comunicado cubano y lo que éste declaró ante los medios
mexicanos antes de viajar a esa isla resulta disparatado, pues el empresario
viajó a La Habana el 27 de febrero, mientras el video de Gustavo
Ponce apostando en Las Vegas se transmitió por un canal de televisión
el primero de marzo y el de René Bejarano recibiendo dinero del
empresario deportado fue emitido dos días después. Por ello,
las referencias a las formulaciones que hiciera Ahumada "antes de su llegada
a territorio cubano" se encuentran fuera de contexto y son, nuevamente,
motivo de confusión y muestra del azoro y del nerviosismo que imperan
en la administración federal.
Así, resulta imperativo que la SRE se abstenga
de introducir equívocos y distorsiones en el de por sí complejo
caso de Carlos Ahumada, y permita a las autoridades competentes, procuradurías
y juzgados, cumplir con sus obligaciones sin injerencias externas. De no
ser así, la ciudadanía seguirá cultivando con creciente
intensidad sus sospechas sobre la implicación de instancias federales
en el posible complot contra el gobierno capitalino, y los funcionarios
de la administración foxista se mantendrán en la presente
e indeseable situación de contradicción y descrédito.
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