Maratónico reconocimiento al académico, humanista y activista social

Olivé, pieza clave en la defensa jurídica del patrimonio cultural de México

ARTURO JIMENEZ

Durante su homenaje, el jurista, historiador, antropólogo y arqueólogo Julio César Olivé (1914) fue definido como un personaje fundamental en la investigación, defensa y creación de un paradigma jurídico para el patrimonio cultural de México, al cual concibe como propiedad de la nación, no enajenable y bien social determinante para la identidad nacional.

Durante el acto en el Museo Nacional de Antropología, las muchas voces que recorrieron su obra y su vida se fueron fundiendo hasta convertirse en una sola voz que criticó los intentos por privatizar monumentos históricos, artísticos y zonas arqueológicas.

Y esa voz unánime agregó: la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, creada en 1972 con la participación central de Olivé en las discusiones y la redacción final, sólo puede reformarse para ser mejorada, no para dar marcha atrás a sus logros.

Al final del maratónico reconocimiento que el miércoles pasado le rindieron funcionarios e investigadores, la mayoría de ellos sus alumnos en diversas épocas, Olivé, quien el 15 de mayo cumplirá 90 años, sólo dijo:

''Este homenaje me llega muy profundo. No estoy en condiciones de hablar mucho. Solamente quiero dar las gracias a todos los participantes."

Y todos los asistentes al auditorio Jaime Torres Bodet se pusieron de pie y aplaudieron durante más de un minuto. Era un reconocimiento al académico, al jurista, al humanista, al activista social, al maestro, al ciudadano íntegro.

Espíritu fundacional

Doce personas tomaron la palabra, previa proyección de un video sobre Olivé, ''personalidad central y emblemática" que forma parte de las generaciones que ''pensaron su país en grande", como dijo Sergio Raúl Arroyo, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Olivé, agregó el funcionario, resume el ''espíritu fundacional" del INAH, concebido como un organismo de gobierno que considera al patrimonio cultural como eje de políticas públicas.

Intervinieron también Carmen Serra Puche, coordinadora general de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Beatriz Barba Ahuatzin, profesora emérita del INAH e impulsora destacada del homenaje, y Leonel Durán, director del Museo Nacional de las Culturas.

Así como los investigadores Carlos Navarrete, Jaime Litvak, Noemí Castillo, Angelina Macías, María Elena Morales, Carlos Serrano, Aldir Morelos y Bolfy Cottom.

Todos hicieron recuentos sobre los aportes de Olivé: su participación a los 15 años en el movimiento por la autonomía universitaria, su tesis de licenciatura El derecho político y la lucha de clases (1936), su gestión como secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Secretaría del Trabajo.

También, su ingreso como abogado a Petróleos Mexicanos, en 1949, donde se jubiló, el estudio de la carrera de arqueología y luego el doctorado en antropología, en la UNAM, en los años 50, su participación en la elaboración del reglamento de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Además, su impulso con otros compañeros para lograr el reconocimiento legal de la carrera de antropología como una disciplina científica, su trabajo para fundar, hace 40 años, el Museo Nacional de las Culturas, junto con investigadores destacados como Beatriz Barba y Angelina Macías.

O su labor de investigación, como la recoge el libro Estructura y dinámica de Mesoamérica, su quehacer como catedrático desde 1958 hasta la fecha, su colaboración sindical con el personal académico del INAH en el movimiento de 1975, sus aportes en la reforma de la ley orgánica de ese instituto, en 1985-86.

Quien de alguna manera sintetizó las reflexiones y el afecto que provoca Olivé fue el antropólogo y jurista Bolfy Cottom, uno de sus aprendices más jóvenes y cercanos y con quien ha publicado INAH, una historia y Leyes estatales en materia de patrimonio cultural, cada uno en tres tomos.

Cottom ubicó a Olivé entre las muchas personas ''que quiere y respeta a este país, que tiene una causa y un proyecto que busca darle un lugar preponderante a su historia, a sus culturas, y con ello defender la dignidad y el derecho a existir como país y como nación en un mundo creído de una idea de globalización, en donde los que globalizan son los países poderosos".