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México D.F. Viernes 30 de abril de 2004
Luis Javier Garrido
La deportación
El caso Ahumada ha terminado por revertírsele a quienes urdieron los videoescándalos, y es el gobierno de Vicente Fox el que ahora está en la silla de los acusados.
1. La deportación sorpresiva del empresario argentino Carlos Ahumada, prófugo de la justicia mexicana, hecha por el gobierno de Cuba el miércoles 28 ante el estupor del equipo foxista, que aún no solicitaba siquiera la extradición, constituye un desastre para la administración de Fox y para él en lo personal, que habían venido utilizando a Ahumada en una serie de acciones ilegales, y ahora está quedando una vez más desenmascarado ante la comunidad internacional como un individuo mentiroso y falto de escrúpulos, y se enfrenta además al riesgo de que se desenmascare aún más la conjura política que auspició en alianza con Carlos Salinas de Gortari con el propósito de conservar el poder en 2006.
2. La decisión inesperada de La Habana, que es totalmente apegada a derecho y a las prácticas internacionales, reviste un doble revés para Fox tanto por la forma como por el fondo. Por la forma, ya que, como subraya el comunicado de la cancillería cubana, el caso Ahumada tiene además de su naturaleza jurídica una dimensión política sobre la cual a Cuba "no le corresponde emitir juicios" y el gobierno foxista no escondía su intención de dilatar al máximo la petición de extradición para hacer creer que habría algún tipo de protección de Cuba a Ahumada, lo cual muy claramente fue desmentido con la decisión del miércoles, con la que al mismo tiempo quedó desbaratada la pretensión de la Procuraduría General de la República (PGR) de que el argentino no pudiese ser enjuiciado más que por las leves acusaciones en que se fundara la extradición.
3. La deportación del aventurero argentino constituye un golpe político muy duro para Fox y para aquellos de sus colaboradores que aparecen inodados en el complot contra el jefe de Gobierno de la capital: Santiago Creel (secretario de Gobernación) y Rafael Macedo de la Concha (titular de la PGR), quienes colaboraron con Diego Fernández de Cevallos y Salinas en una serie de presuntas acciones delictivas, ya que las declaraciones de Ahumada en Cuba confirman que la difusión de los videos se hizo como parte de una conjura. De acuerdo con el documento entregado en La Habana a Roberta Lajous, embajadora del gobierno mexicano, Carlos Ahumada confesó en la isla que la difusión de los videoescándalos constituyó una acción "planificada con meses de antelación" y "calculada deliberadamente" a fin de "alcanzar objetivos políticos". Confesó abiertamente la conspiración, como destacaron los diarios de la República ayer, hundiendo más al titular del Ejecutivo y a quienes han actuado como sus cómplices. De ahí la rabieta de Fox, que se negó a hacer comentarios; el estupor de Macedo en Washington, quien sólo acertó a balbucear tonterías, o la confusión de Creel, que creyó que la deportación era una extradición y un triunfo del foxismo.
4. El gobierno cubano dio con la deportación de Ahumada una impecable lección de diplomacia al gobierno mexicano, que, sin embargo, no supo responder más que al estilo foxista: con dos boletines de Relaciones Exteriores Exteriores (SRE) --el miércoles 28 y el jueves 29--, a cual más tontos, que evidencian el berrinche de Fox, pero también su falta de razón. El gobierno cubano con su comunicado no tuvo injerencia alguna en un asunto que es competencia de México, como pretende la SRE, sino todo lo contrario, pues sólo se limitó a citar la deposición de Ahumada en la isla que tanto encolerizó a los foxistas. Los voceros de Derbez parecen olvidar que el de Fox sí es un gobierno injerencista y que sus representantes han actuado como mandaderos de Bush en los casos de Afganistán y de Irak, o este mismo mes en Ginebra, donde condenaron a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que es un foro político que Washington utiliza como su instrumento.
5. El vergonzoso espectáculo que dio la PGR en el aeropuerto internacional al arribo de Ahumada en el Tupolev de Cubana, impidiendo el acceso de los representantes de la procuraduría capitalina al tiempo que dejaba entrar a Juan Collado, el abogado enviado por Salinas, no sorprende, pues fue, más que una intentona por quedarse con el empresario, un operativo mal disimulado para tenerlo secuestrado y durante cinco horas advertirle, con todo el peso del Estado, que debe guardar silencio sobre la conjura o atenerse a las consecuencias.
6. El fin del sexenio se complica tras la deportación, pues Fox no parece tener más que dos obsesiones: seguir entregando las riquezas básicas de México al capital trasnacional, en abierto tráfico de influencias y como pago a la ayuda electoral recibida en 2000, e imponer a su sucesor o sucesora, y Ahumada puede ser un escollo en su camino.
7. La vertiente gangsteril de los políticos del salinismo y del foxismo hace difícil prever cual será su respuesta ante esta derrota, pero lo cierto es que un error de Ahumada al planear el complot fue confiar en quienes son capaces incluso de suprimirlo para que no hable. El Ahumada prepotente que se negaba ayer a declarar ante la rejilla debe empezar a pensar dónde están varios salinistas, Raúl Salinas o algunos de los Amigos de Fox.
8. La pretensión de una serie de voces de la política y de la academia, en su mayoría vinculadas con los intereses dominantes, de que así, sin más, se acalle este escándalo, va en contra de la realidad de lo que acontece, pues ignora que los poderosos intereses de Salinas están en juego, que la ambición de Fox de imponer en el 2006 a Santiago Creel o, en su defecto, a Marta, va a seguir agravando las cosas, y que en esa perspectiva Ahumada aún no ha hablado en México y subsiste la amenaza de más videos. En otras palabras, que está en juego el destino del régimen foxista, cuyo objetivo central ha sido el desmantelamiento de la nación.
9. La pretensión de que se dé carpetazo a este asunto ignora la exigencia ciudadana de que se esclarezcan las cosas y se aplique la ley. Es necesario detener a Gustavo Ponce, esclarecer la responsabilidad penal de Rosario Robles, investigar lo acontecido en Tláhuac y en otras delegaciones, determinar las responsabilidades legales de Televisa y de otros medios y, sobre todo, proceder contra los funcionarios que participaron en el complot.
10. Un escándalo criminal no puede prevalecer en la preocupación colectiva sobre los grandes problemas del país, pero lo que no se puede olvidar es que el caso Ahumada es también parte de una real disputa por la nación.
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