México D.F. Sábado 24 de abril de 2004
La intolerancia no es asunto nuevo en el Cervantino
Las manifestaciones de intolerancia no son asunto nuevo en la historia reciente del Festival Internacional Cervantino (FIC). Tan sólo el año pasado ocurrieron varias, entre ellas una en contra del caricaturista Eduardo del Río Rius, quien acusó a las autoridades de Guanajuato y a las del festival de censurar su exposición Con perdón de Doré (y de la Biblia).
El creador sustentó su reclamo en el hecho de que la inauguración de su muestra, de último momento, fue retrasada un par de días con el argumento de que aún estaba incompleta.
Sin embargo, Rius afirmó en aquella ocasión que el verdadero sentido de tal acción fue evitar que el gobernador de la entidad, Juan Carlos Romero Hicks, se viera incomodado por la temática de la exposición, ya que ésta presentaba grabados con pasajes bíblicos que fueron manipulados por el dibujante con imágenes y textos chuscos.
Otro caso de cerrazón durante las incidencias cervantinas son los reiterados reclamos y críticas de los habitantes de la capital guanajuatense por la multitudinaria presencia de jóvenes durante el desarrollo del Cervantino.
Esas críticas han derivado en presiones de diversos sectores, como el de los comerciantes, para que las autoridades del FIC supriman proyectos destinados a la juventud, como el foro de La Yerbabuena e inclusive los tradicionales espectáculos callejeros.
Además, los guanajuatenses han salido victoriosos en sus exigencias de que los llamados jóvenes mochileros (aquellos que llegan a la aventura, sin hospedaje ni dinero) sean confinados a las afueras de la ciudad, así como que la capital de la entidad sea resguardada durante el Cervantino por elementos de la Policía Federal Preventiva.
La intransigencia ha sido tal que, en 2002, el vicario de la basílica de Guanajuato, Miguel Angel Hernández de la Riva, pidió al gobierno del municipio ''cero tolerancia y mano dura" contra aquellos que, dijo, sólo utilizan el festival Cervantino como pretexto para hacer desmanes en la ciudad.
''Atenlos de pies y manos y arrójenlos fuera", citó el cura un pasaje del Evangelio en aquella ocasión. ANGEL VARGAS
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