México D.F. Sábado 24 de abril de 2004
Arturo Alcalde Justiniani
Primero de mayo... los dilemas del trabajo
Arribamos al Día del Trabajo con una pesada carga de problemas aparentemente sin salida. En tanto crece la angustia entre la población por no tener un empleo estable y un salario digno.
En las calles estarán presentes los reclamos de siempre. El respeto por parte de las autoridades y los patrones al derecho de libre organización. Tal es el caso de los trabajadores al servicio del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), los trabajadores del Sistema Abierto de Bachillerato y Educación Superior (SABES) de Guanajuato o los servidores públicos integrados en una nueva federación. Veremos de nuevo a los pilotos de AVIACSA exigiendo a la Suprema Corte de Justicia respeto a su derecho gremial para ejercer con autonomía su profesión. Seguramente los bomberos de la ciudad de México cosecharan una fraternal solidaridad de la población.
Mientras en el mundo se realizan profundas transformaciones en el mercado laboral y se experimentan novedosas soluciones reflejadas en políticas públicas que tienden a conciliar intereses, en nuestro país no hemos podido generar un debate que permita resolver los dilemas que se acumulan día tras día. Hagamos referencia tan sólo a cuatro de ellos:
Frente a una realidad que incrementa la precariedad laboral, el trabajo clandestino, la informalidad sin protección, se genera un aparente dilema entre flexibilidad o protección laboral. Se presentan ambos como conceptos excluyentes.
Enntre los partidarios de la flexibilización encontramos a las autoridades laborales junto con la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), pretendiendo convencer de que sólo reduciendo garantías laborales se lograrán más empleos.
En el bando contrario se sigue defendiendo una ley que poco se cumple, pensando que al evitar una reforma se garantizarán los principios sociales de nuestro flamante constituyente. Poco, muy poco se trabaja para intentar concertar estos factores, como lo han hecho otros países, creando sistemas de protección generalizados que no están necesariamente vinculados al puesto de trabajo. El derecho a subsistir, a la salud, a la capacitación o al retiro se plantean como derechos ciudadanos mediante esquemas fiscales y de solidaridad social facilitando un mercado de trabajo más dinámico, reduciendo las grandes inequidades sociales propios de un mercado libre.
Un dilema adicional tiene que ver con el tema de la representación de los trabajadores y está presente en la mayor parte de los conflictos. Lo caracteriza una resistencia brutal a permitir que los trabajadores se organicen con autonomía y libertad, perdiendo de vista que la representación honesta y legítima es esencial para una modernización del mundo del trabajo. A la mala calidad de nuestros partidos políticos se agrega la peor calidad de la mayor parte de nuestros sindicatos. Este dilema entre representación o control sólo puede resolverse reconociendo su existencia y facilitando desde el poder público mecanismos paulatinos de expresión legítima y concertación laboral auténtica. Los medios están a la mano: transparencia, rechazo a la corrupción, voto secreto. En otras palabras: democracia.
Una sociedad que no cuenta con instituciones mediadoras o de solución de conflictos mínimamente prestigiadas tiende irreversiblemente a presenciar enfrentamientos en el que la fuerza o la sin razón se imponen. No cabe duda que buena parte de las autoridades del trabajo y las juntas de Conciliación y Arbitraje se perciben como entidades parciales. Hasta el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México ha exigido al gobierno mexicano un cambio en su sistema judicial. Urge contar con espacios profesionales calificados para escuchar los argumentos de grupos encontrados, si no queremos continuar resolviendo los conflictos unos en la calle y otros en Televisa.
La campaña obviamente orquestada en contra de los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) pretende soslayar la responsabilidad tripartita en materia de pensiones. El dilema sobre la seguridad social no puede limitarse a la reducción de pensiones. Debe abarcar el conjunto de temas relacionados con el rescate de la seguridad social.
El funcionamiento adecuado de la institución, los gigantescos salarios de los directivos, los cambios legislativos que redujeron los ingresos del IMSS y la canalización de recursos al sector financiero deben formar parte de una mesa de reflexión sustentada en información transparente que favorezca un escenario de responsabilidad compartida.
La reciente posición de la Confederación Revolucionaria Obrera Campesina y de algunas viejas centrales son muestras indignas de un movimiento obrero carente de banderas que lo único que se le ha ocurrido es apoyar la campaña de agresión patronal.
Este primero de mayo es una oportunidad para movilizarse poniendo en el centro del debate la solución a los problemas de los trabajadores que hasta hoy no se ha tenido la voluntad de resolver.
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