.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones

P O L I T I C A
..

México D.F. Sábado 24 de abril de 2004

lán Semo

ƑHora de empacar?

El mes de abril ha sido el más difícil para las tropas estadunidenses en Irak desde su desembarco en 2003. La resistencia a la ocupación pasó del asedio con ataques esporádicos y emboscadas anónimas a la rebelión militar abierta y, probablemente, popular. Tres ciudades situadas en el triángulo sunita -Najaf, Fallujah y Anbar- se han declarado en guerra. El líder de la revuelta es un clérigo chiíta de 29 años, Moqdata Sadr, hijo de uno de los más poderosos ayatolas de la jerarquía del sur que murió en los primeros meses de la intervención, en un atentado que nadie ha reivindicado hasta la fecha. Tan sólo en Fallujah, en una semana, los "insurgentes", tal y como los llama Paul Bremer, el procónsul que ha intentado infructuosamente propiciar la formación de un nuevo gobierno iraquí, han infligido un centenar y medio de bajas a tres regimientos de caballería (los "caballos mecánicos" que algún día imaginó José Clemente Orozco en sus murales) y dos avanzadas de tanques (4 mil hombres en total). Un número mayor de las que se registran en lo que va del año en todos los frentes de guerra.

Definir a los rebeldes chiítas como "insurgentes" es una nueva modalidad en el lenguaje de Bremer. Por lo pronto, han dejado de ser "terroristas". Este cambio semántico vislumbra en realidad un complejo panorama de fiascos, fracasos y alianzas cada vez más precarias.

ƑContaba con un plan el alto mando de Washington cuando decidió incursionar con sus tropas para derribar a Saddam Hussein? La pregunta es absurda, incluso a la luz del ánimo de venganza (que obnubila las miradas más ecuánimes) impuesto por los acontecimientos que segaron la vida de más de 3 mil personas en los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York. Ninguna movilización militar de la envergadura de la que se emprendió contra Bagdad se lleva a cabo sin alguna consideración sobre las posibilidades de victoria. En rigor, y visto desde la perspectiva del primer año de guerra, el plan no era, al menos en el papel, tan descabellado. Es obvio que el ejército estadunidense contaba con la aprobación del clero chiíta moderado para derrocar a Hussein y permanecer en el país un lapso suficientemente razonable para formar un nuevo gobierno. También contaba con el apoyo de los kurdos, a los que abría la oportunidad de fincar una administración autónoma. Si se esperaba alguna resistencia, debía provenir del alicaído ejército de Hussein, odiado incluso por la población sunita, a la que había reprimido durante décadas. Lo que el plan no podía calcular (no hay plan que lo pueda calcular) eran las dimensiones de esa variable que frecuentemente acaba por arruinar las empresas que se escuchan tan coherentes y predecibles en los memoranda de la diplomacia y los servicios de inteligencia: el sentimiento nacional. Las proporciones del nacionalismo iraquí han sorprendido probablemente a los mismos iraquíes. Tal vez es una vocación que se esté gestando frente a la ineficacia de los ocupantes para ofrecer alternativas viables de reorganización nacional.

La revuelta de Sadr coloca en un via crucis al clero moderado chiíta, que es el sostén silencioso de una intervención que encuentra cada vez menos interlocutores tanto dentro como fuera de Irak. La rebelión sucede en los márgenes de tolerancia de la jerarquía clerical tradicional. Y los viejos ayatolas no han dudado en exigirle que deponga las armas. Pero si se observa la región que comprende a las ciudades rebeldes se trata de un territorio predominantemente sunita, con la excepción de Najaf, una suerte de Meca chiíta. Es decir, las afinidades desatadas por el nacionalismo radical han empezado a relegar a segundo plano las diferencias ancestrales que separaban a estos distintos credos islámicos.

Paul Bremer ha insistido, no sin apremio, que el gobierno será entregado a una administración soberana el 30 de junio. Aunque hace días advirtió que probablemente no sería capaz de asegurar la "seguridad nacional". En otras palabras: que sería un gobierno sostenido por las tropas estadunidenses. Sin embargo, en la medida en que el ejército pierde terreno en el campo de batalla, George W. Bush pierde terreno en la contienda electoral, que se ha polarizado en los últimos días hasta un punto que nadie había imaginado. Y las posibilidades de una derrota en noviembre próximo crecen con cada soldado que sucumbe en Najaf o Anbar. Al igual que sucedió con José María Aznar, las mentiras lo están cercando en un círculo que se estrecha, con las revelaciones de sus propios allegados, desde el Congreso hasta la prensa.

Cada vez que se le pregunta a John Kerry, el candidato demócrata, por su opinión frente al conflicto con Irak, responde que buscaría una solución multilateral. Pero esa no es ninguna solución, al menos para Washington. Si el multilateralismo fracasó antes de la guerra, ahora resulta inconcebible o, lo que es más probable, un ardid lingüístico para dar a entender que lo que preocupa a Estados Unidos ya no es ganar en Irak sino cómo salir de ahí con los costos más bajos.

ƑQué sigue? Bremer ha invitado al viejo partido Baaz, el partido de Hussein, a incorporarse a las tareas de pacificación. Pero el partido Baaz es radicalmente anticlerical, y los chiítas moderados han respondido de inmediato con un no tajante. Ya que no logra Estados Unidos formar un gobierno que le sea mínimamente leal, Ƒpiensa acaso en dejar como legado una guerra civil entre chiítas y los sectores seculares de la población?

ƑUna redición de las matanzas de los años 60 y 70? Macabro.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email