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México D.F. Martes 20 de abril de 2004
Teresa del Conde
El artista curador
Este artículo continúa al anterior, aunque no necesariamente es una secuencia del mismo. La exposición Por una nariz, de Franco Aceves Humana, funciona en buena medida gracias a su complicidad con Flavio González Mello, autor de los textos del catálogo, que guarda valor independientemente de la muestra, es decir, hablamos de un libreto cuya vigencia desborda la de la exhibición, sin que por ello deje de aludir a las piezas que se presentan en la Galería Metropolitana de la calle de Medellín.
Cada obra es bidimensional, hay pinturas-pinturas y diagramas dibujados sobre tela, como el proyecto de ''estacionamiento" para Palenque en el que ha desaparecido todo vestigio de la flora de esa región con objeto de que centenares de vehículos de diversas dimensiones se estacionen de manera ordenada siguiendo una retícula no ajena a las grecas mayas.
Como dije antes, todo es una burla, pero a la vez es obvio el mensaje ecológico que ha permeado de tiempo atrás el quehacer de este pintor, así como el de su hermano Fernando Aceves Humana.
Otra ''intervención" está referida a la acción que el supuesto artista ''fulano" realiza sobre un fresco pompeyano, pintado realmente en el estilo de los frescos de Pompeya, cubierto con grafiti y con la ignominia de una pintura esmaltada roja. Este artista -según su imaginaria biografía- ha realizado intervenciones en varios de los más importantes monumentos artísticos de la humanidad, por ejemplo en la Acrópolis de Atenas y eso le ha valido permanecer como residente en presidios de todo el mundo, incluida la cárcel comunal Giambattista Piranesi de Pompeya. Este tipo de referencias cruzadas pone de manifiesto no sólo el humor, sino la erudición de la que hacen gala tanto Flavio como Franco, pues tal vez entre las obras de Piranesi (1720-1778) la más conocida sea la serie de las cárceles, que influyó en todas las latitudes.
La pintura que representa un libro sobre un fondo amarillo, colocada en un lugar estratégicamente elegido, es la única que no se corresponde a la idea que rige la exposición que se resume así: todas las piezas son performances o instalaciones, pero pintadas, es decir, la representación de estos actos o construcciones se ha llevado a cabo con implacable técnica pictórica y dibujística.
El contraste entre el mensaje imaginado, pero apuntalado históricamente de modo ficticio y la contundencia del cuadro amarillo, negro y blanco al que me refiero ahora, parece que se ocasionó accidentalmente, en todo caso se trata de una encáustica sobre madera. La página que le está dedicada se integra de 5 párrafos independientes, a modo de notas, cada uno interrumpido cuando la ''explicación" iba a encontrar su causa.
A la vez, cada uno está tipografiado en distintas dimensiones, de mayor (unos 14 cuadratines) a menor. Aparecen allí Dostoievski, el Cuadrado Blanco sobre blanco de Malevich, Lenin, la Oda al cisne de Pushkin , unas mil y una noches apócrifas que algo tienen que ver con las ideaciones de Jorge Luis Borges, etcétera.
Impresionada con la mancuerna entre un pintor y un narrador que ha hecho su carrera en teatro, cine, televisión y docencia, luego tuve oportunidad de visitar la exposición de Juan Hidalgo en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca. Encontré allí el complemento imaginario de Por una nariz, debido a lo siguiente.
Los objetos que ofrece Hidalgo -aunque guarden su simbología- son banales, triviales, cotidianos, baratos si se quiere. Pero si se convirtieran en motivo de representación pictórica, serían atesorables. En el caso de este artista insular (nació en Las Palmas de la Gran Canaria en 1927) son las excelentes fotografías, si se quiere de tipo comercial o propagandístico, las que hacen las veces de pinturas y sin ellas la exposición no hubiera podido concretarse.
Hidalgo es un artista multimedia que ha trabajado en música principalmente, teatro, performance, fotografía, poesía concreta, etcétera. Se siente heredero directo de Marcel Duchamp, de John Cage y de Erik Satie.
Se trata, dice Jorge Contreras en una de las entradas del libro-catálogo, de ''una mirada que apunta una intención, pero no una captación", es decir, la mirada finita suscitada por la irrupción concupiscente de algo que está al alcance de los sentidos, pero a la vez no lo está en su totalidad.
El libro publicado por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior en España, además de bien diseñado es de colección. Pero me temo que si uno lo posee, podría prescindir de la exposición o al menos ésa fue la sensación que tuve al recorrerla. El libro es muy superior a lo que se exhibe, algo que no ocurre con la muestra de Franco Aceves Humana.
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