México D.F. Martes 20 de abril de 2004
Este concepto, junto con las comisiones, merman
sustancialmente los recursos disponibles
Hasta 84% de la nueva deuda pública se va en
intereses: ASF
Resta un reducido margen para financiar el presupuesto
de egresos de la federación
El débito interno, más caro que el externo;
el gobierno absorbió ya $250 mil 500 millones
JUAN ANTONIO ZUÑIGA Y VICTOR CARDOSO
Casi 84 centavos de cada peso obtenido por el gobierno
federal mediante la colocación de bonos de su deuda interna se destinan
exclusivamente al pago de amortizaciones, intereses y comisiones; en tanto,
sólo 16 centavos se emplean para completar el presupuesto de egresos
de la federación, indican informes de la Auditoría Superior
de la Federación (ASF).
Para
2004 el Congreso de la Unión autorizó al Ejecutivo federal
un tope de endeudamiento por 84 mil 300 millones de pesos, de los cuales,
en el mejor de los casos y una vez descontados amortizaciones, intereses,
comisiones y gastos administrativos, el gobierno sólo podría
disponer escasamente de 13 mil 500 millones. En términos absolutos,
la deuda pública interna llegó en febrero pasado a un billón
11 mil millones de pesos, según se desprende de cifras oficiales
del Banco de México y de la Secretaría Hacienda y Crédito
Público (SHCP).
No obstante, en una acotación impuesta por el Poder
Legislativo en la Ley de Ingresos, este año el techo de endeudamiento
interno puede ampliarse siempre y cuando los recursos adicionales se utilicen
para reducir el nivel de la deuda externa, que se ubica en 81 mil 814.7
millones de dólares.
Lastre en el bolsillo
La deuda interna se ha convertido en una carga cada vez
más onerosa para las finanzas públicas, superior incluso
el costo de los recursos obtenidos en el exterior. El endeudamiento contratado
en territorio nacional ha premiado a los acreedores internos con un pago
de intereses 48 por ciento superior al cubierto por el endeudamiento público
externo. Esto significa que por cada tres pesos gastados en el servicio
de la deuda total, dos corresponden a intereses internos.
En el curso de este sexenio el costo del endeudamiento
interno ha significado alrededor de 250 mil 500 millones de pesos, mientras
para el externo es de 169 mil 500 millones, en su conversión en
moneda nacional.
Esta situación no es nueva. La Auditoría
Superior de la Federación (ASF) en su revisión de la cuenta
pública 2002 determinó que tras analizar los financiamientos
internos y externos contratados por el gobierno federal durante el ejercicio
de ese año, se obtuvieron los siguientes resultados: ''De la colocación
de títulos y valores, que representó 86.8 por ciento del
endeudamiento total (931 mil 540.8 millones de pesos), 84 por ciento se
utilizó principalmente para refinanciar el crédito, y sólo
la diferencia (16 por ciento), se canalizó a financiar el Presupuesto
de Egresos de la Federación (PEF); para la colocación de
valores gubernamentales para este último propósito (PEF-2002),
el gobierno federal obtuvo recursos fungibles que no se relacionan o identifican
con un proyecto específico, por lo que no fue posible realizar el
seguimiento puntual del destino de los mismos''.
Sólo durante 2003 el pago de los intereses de ambas
deudas gubernamentales absorbió 134 mil 138.1 millones de pesos
de los ingresos públicos, según informes oficiales. Esa cantidad
es equivalente casi a la tercera parte de los recursos fiscales aportados
ese año por Petróleos Mexicanos a la federación.
Más eslabones a la cadena
El endeudamiento interno ha sido la base del financiamiento
del gobierno federal en lo que va de este sexenio, pero esto no representa
una estrategia que permita reducir la deuda externa. Entre diciembre de
2000 y febrero de 2004 el saldo neto de la última aumentó
de 79 mil 582.5 millones de dólares a 81 mil 814.7 millones, pese
al pago del total de los Bonos Brady que sirvieron de garantía para
atenuar la crisis de 1995.
Con una nueva estrategia, el actual gobierno se inclinó
por utilizar las fuentes de recursos que ofrece el mercado nacional, sobre
todo las relacionadas con el sistema de pensiones de los trabajadores.
Por un lado contuvo el impacto derivado del crecimiento de la deuda externa
y por el otro aprovechó las bajas tasas de interés que él
mismo indujo en el país mediante los réditos ofrecidos por
los bonos gubernamentales.
Así, en el periodo 2000-2004 la deuda interna registró
un incremento de 336 mil 782.5 millones de pesos, al pasar de 675 mil 106.7
millones, a un billón 11 mil millones de pesos. El peso de este
endeudamiento implicó el pago de 250 mil 500 millones de pesos,
sólo por los intereses generados.
Pero además, hay otra deuda interna por la que
el gobierno federal paga intereses y la cual no fue contratada para financiar
el presupuesto de egresos, pero sí constituye una carga adicional
para los limitados ingresos federales. Se trata de las obligaciones asumidas
por los fracasos modernizadores del gobierno salinista.
De acuerdo con informes de Hacienda, las obligaciones
garantizadas por el gobierno federal ascendían a 444 mil 797.3 millones
de dólares al término de 2003. De esa cantidad, 50 por ciento
correspondió a la deuda heredada por el rescate bancario; 33 por
ciento al salvamento carretero; 13 por ciento a los fideicomisos y fondos
de fomentos, y 4 por ciento a la banca de desarrollo.
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