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México D.F. Viernes 9 de abril de 2004
CONDOLEEZZA CONFIESA
Al
comparecer ante un comité bipartidista del Senado estadunidense,
la consejera de Seguridad Nacional de George W. Bush, Condoleezza Rice,
admitió ayer que su jefe fue informado -más de un mes antes
de los atentados del 11 de septiembre de 2001- sobre la posibilidad de
que Al Qaeda secuestrara aviones en territorio de Estados Unidos, y reconoció
que el gobierno habría podido ordenar que se reforzaran las puertas
de las cabinas en los aviones de línea, medida que no se adoptó
hasta después de los ataques criminales.
La funcionaria confesó, asimismo, que "la amenaza
terrorista contra nuestro país" es muy anterior a la agresión
del 11 de septiembre. Pese a que en el resto de su exposición Rice
pretendió minimizar los fallos gubernamentales, diluir la responsabilidad
de Bush en la herencia de gobiernos anteriores y exonerar al actual ocupante
de la Casa Blanca, se confirman, en esencia, las sospechas, señalamientos
y denuncias de que el presidente estadunidense no estaba ajeno a la posibilidad
de los atentados.
A partir de ese dato la opinión pública
estadunidense tendrá que enfrentar, de manera obligada, una disyuntiva
demoledora para su gobierno: o bien éste fue tan asombrosamente
descuidado, inepto e irresponsable que no hizo nada por evitar los ataques,
o bien permitió que ocurrieran, a sabiendas de que un ataque semejante
alimentaría la paranoia nacional hasta un punto en el que a Bush
le fuera fácil hacerse con un motivo central de gobierno -del que
careció su presidencia, por cierto, durante sus primeros 15 meses-
y con poderes excepcionales para combatir "el terrorismo". Si se analiza
la secuencia de hechos posterior al 11 de septiembre y los jugosos negocios
de guerra realizados desde entonces por el grupo empresarial que rodea
a Bush, la segunda posibilidad resulta verosímil y hasta probable.
En su testimonio senatorial Condoleezza Rice pretendió
exculpar a Bush y éste se vio obligado a guardar las apariencias,
felicitando incluso a su consejera. Pero a nadie escapa que las afirmaciones
vertidas ayer por la funcionaria republicana abren un boquete de grandes
dimensiones en la defensa política del desempeño gubernamental
y de la "guerra contra el terrorismo" en curso. Por si Bush no tuviera
suficientes dificultades en casa, las confesiones de Condoleezza ocurren
en momentos en que en Irak se presenta una vasta rebelión que unifica
a sunitas y chiítas contra los invasores extranjeros y cuando los
ocupantes realizan, en respuesta, una indignante y escandalosa matanza
de civiles en diversas poblaciones iraquíes.
En lo que constituye una exhibición ejemplar del
pensamiento autoritario y totalitario que anima al actual gobierno republicano,
Rice pretendió atribuir las fallas de seguridad y la "ceguera" gubernamental
-así dijo- a fallas estructurales en los servicios de inteligencia
y a "una cultura y una historia" contrarias a que los servicios de información
investiguen a ciudadanos estadunidenses.
En resumen, en la lógica de la asesora, la Casa
Blanca no pudo reaccionar de manera oportuna a las amenazas terroristas
porque estaban vigentes las libertades civiles y las garantías individuales.
Y es que, en efecto, en la percepción del mundo que comparten Bush,
Rice, Cheney, Rumsfeld y demás miembros de la mafia gobernante en
Estados Unidos, la vigencia de los derechos humanos es un caldo de cultivo
para el desarrollo del terrorismo. Así se explica el empeño
del actual gobierno estadunidense por acortar, limitar y suprimir derechos
políticos, de asociación, de libre expresión y garantías
jurídicas como las que se niegan a los afganos secuestrados en Guantánamo
desde hace dos años.
Para finalizar, la comparecencia de Condoleezza Rice constituye
una severa derrota para Bush en su aferramiento a una presidencia que obtuvo
mediante el fraude electoral y en la que quiere perpetuarse hoy, como un
mafioso cualquiera, ofreciendo a la sociedad de Estados Unidos servicios
de protección frente a los terroristas, pese a que, como es ya evidente,
el terrorismo se ha multiplicado y expandido desde que Bush empezó
a combatirlo. Ojalá que los votantes del país vecino tengan
estos hechos en mente a la hora de emitir su sufragio en noviembre próximo.
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