.. |
México D.F. Viernes 9 de abril de 2004
Leonardo García Tsao
Recalentado de zombi
Aunque el cine de horror barato nunca ha sido aceptado por el criterio académico, ahora es el momento de reivindicar al perspicaz realizador George A. Romero. Su visionaria trilogía de los muertos vivientes -de la cual sólo la primera, La noche de los muertos vivientes (1968), se exhibió en México- ha servido de inspiración a dos películas recientes, y su original concepto de los zombis caníbales ha resultado ser uno de los monstruos más significativos de las últimas décadas.
Si Exterminio, de Danny Boyle, podía considerarse un remake no oficial de Day of the dead, la tercera de la trilogía, El amanecer de los muertos, sí se presenta como una actualización de la original, filmada por Romero en 1978. En realidad, la ópera prima de Zack Znyder, con amplia experiencia en dirigir comerciales, es como la versión remasterizada de aquélla. Se han mejorado los aspectos técnicos... pero ha perdido algo de filo.
Como es frecuente en el género, los primeros 10 minutos de la película son los mejores. La enfermera Ana (Sarah Polley) termina su largo turno en un hospital, saluda a una niña vecina, se dispone a acostarse con su novio... y de pronto todo se convierte en una pesadilla frenética. La mujer huye de su casa para comprobar que el vecindario se ha trastornado por el caos y la violencia; casas arden, vehículos explotan tras chocar, personas son atacadas por sus propios familiares convertidos en bestias rabiosas. El Apocalipsis se ha instalado en los suburbios. Por desgracia, la película no volverá a generar esa misma intensidad.
Después que Ana se topa con otro grupo de sobrevivientes, encabezado por un rudo policía (Ving Rhames) y un civil decente (Jake Weber) y juntos se refugian en un centro comercial, El amanecer de los muertos sigue a grandes rasgos los lineamientos de la original, planteando en esencia una lucha de humanos contra la multitud de zombis que rodea el sitio.
Si bien Znyder ha contado con muchos más recursos económicos y técnicos, su versión se queda por abajo de su antecesora, porque Romero ensayó una mordaz sátira social, más que una película de horror, en una época en que los malls no eran universales como ahora. El concepto de una sociedad que se devora a sí misma encontró su mejor metáfora en un lugar dedicado al consumismo. ƑY quién no ha comprobado cómo los asiduos asistentes a Perisur, digamos, se comportan de hecho como zombis pasivos?
La intención satírica no le interesa a Znyder, quien ve el centro comercial simplemente como una locación llena de potencial dramático. El detalle de que los personajes puedan surtirse fácilmente de armas no es una ironía, sino un recurso de guión. Y por mucho que los muertos vivientes sean más sofisticados -el rigor mortis ya no se ha fijado en sus extremidades y pueden correr tan rápido como los vivos- su función es la de mera amenaza en un contexto a la misma distancia entre la película de desastres y la bélica. Estos monstruos no cumplen una función metafórica.
Hasta el gore -elemento que Romero ejerció con desenfado- está muy minimizado. Los disparos en la cabeza, la tradicional forma de matar al zombi, son resueltos con discreción. Y la presencia de una mujer embarazada, que prometía un contagio fetal de consecuencias delirantes, acaba siendo anticlimática.
Si bien varios actores son de primera, no consiguen dar complejidad a los viejos clichés del grupo conflictivo: ahí están la mujer cojonuda, el héroe pragmático, el cobarde sarcástico, el naco irritante, la rubia buenota, la chica preocupada por el perrito... La interacción entre ellos sigue también el camino previsible, con el sacrificio de los sacrificables, culminando con un intento de escape que, a la acción fragmentada tipo La caída del halcón negro, añade referencias genéricas a Mad Max 2, Aliens: el regreso y hasta la inevitable aparición de la sierra de motor.
(Igual que ocurría en Exterminio, hay un doble final. Quienes abandonen la sala en cuanto aparezcan los créditos finales se quedarán con la idea de un final feliz. Esto no se acaba hasta que se acaba, en palabras de Yogi Berra.)
Znyder rinde homenaje a la original con cameos de algunos de sus actores y otras referencias veladas. Sin embargo, el mejor homenaje al ingenio de Romero es que, no obstante las grandes diferencias formales, Dawn of the dead, la de 1978, filmada con actores amateurs, efectos especiales caseros, grandes limitaciones de presupuesto y mucha sangre chafa, sigue siendo la buena.
EL AMANECER DE LOS MUERTOS
(Dawn of the Dead)
D: Zack Znyder/ G: James Gunn, basado en el guión de George A. Romero/ F. en C: Matthew F. Leonetti/ M: Tyler Bates/ Ed: Niven Howie/ I: Sarah Polley, Ving Rhames, Jake Weber, Mekhi Phifer, Ty Burell/ P: Strike Entertainment, New Amsterdam Entertainment. EU, 2004 [email protected]
|