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México D.F. Sábado 7 de febrero de 2004

Acusa el presidente Putin al "terrorismo internacional" y a los separatistas chechenos

Mueren al menos 39 personas en atentado en el Metro de Moscú

Otras fuentes hablan de medio centenar de decesos; cientos, los heridos, y 25 en estado crítico
Rebeldes califican la acción de "autoataque" para elevar los bonos electorales del mandatario

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 6 de febrero. Como un brutal recordatorio de que el conflicto de Chechenia sigue irresuelto, cuatro años después de iniciada la segunda guerra en esa república separatista del Cáucaso del Norte la violencia terrorista sacudió de nuevo, este viernes, la capital de Rusia.

Un elevado número de personas perecieron a consecuencia de un atentado "terrorista" en el Metro de Moscú. Hasta el momento, el Ministerio del Interior ruso reconoce 39 fallecidos, otras fuentes hablan de por lo menos medio centenar y se teme que el recuento definitivo de víctimas mortales sea aún mayor por las dificultades para identificar los restos.

La fuerte explosión -equivalente a una potencia que los expertos calculan de entre tres y cinco kilogramos de trinitrotolueno- también causó cientos de heridos, de los cuales 122 requirieron hospitalización y 25 se encuentran en es-tado crítico, según el más reciente reporte oficial.

Conjeturas y retrato hablado

Todo parece indicar que la bomba estaba oculta en un portafolio o maleta pequeña, y al producirse el estallido en un reducido espacio cerrado, dentro de un túnel a 300 metros de profundidad, provocó una onda expansiva que destrozó literalmente el carro, repleto de pasajeros en una de las horas de mayor afluencia, así como severos daños en los vagones contiguos.

No hay indicios que apunten a un atentado suicida con el tipo de artefacto utilizado en otros ataques, un cinturón de explosivos adherido al cuerpo y relleno de piezas metálicas para aumentar su potencia, aunque la procuraduría local tampoco descarta la hipótesis debido al antecedente de ser esa la forma predominante en los ataques recientes de los terroristas chechenos en ciudades rusas.

Al mismo tiempo, la policía moscovita distribuyó esta tarde el retrato hablado de un hombre de apariencia caucásica, que podría tener alguna relación con el atentado, ya que una empleada de la estación Avtozavodskaya del Me-tro asegura que, poco antes de la explosión, el sujeto se le acercó para decirle: "pronto van a tener una gran fiesta", frase que en su momento le pareció incoherente.

La tragedia ocurrió cuando el tren empezaba a tomar velocidad, poco después de salir de una estación en dirección al centro de la capital, a escasos tres kilómetros del Kremlin y muy cerca del teatro Dubrovka, donde en octubre de 2002 un comando checheno realizó un secuestro masivo que tuvo un cuestionado desenlace al morir 129 rehenes en la operación de rescate con empleo de gas tóxico.

Aniquilar a independentistas

Aunque hasta el momento nadie ha reivindicado el atentado, el presidente ruso, Vladimir Putin, no dudó en atribuirlo al "terrorismo internacional", fórmula en la que engloba a todos los independentistas chechenos, sin precisar quién y cómo los estaría financiando desde el exterior.

"No necesitamos ninguna confirmación. Estamos seguros de que (el líder checheno moderado y presidente depuesto, Aslán) Masjadov y sus bandidos son parte del terrorismo internacional", afirmó.

Para el mandatario ruso no es casual que los atentados en Rusia coincidan con llamamientos internacionales para negociar con los rebeldes chechenos, lo cual es "inaceptable", debido a que cualquier contacto con los terroristas -en su interpretación- "sólo los anima a cometer crímenes más sangrientos".

Por ello, al reiterar su convicción de rechazar todo diálogo con los sectores moderados del separatismo checheno, colocados por él en igual situación que los grupos más radicales de inspiración wahabita, que por lo común son los que acaban asumiendo la responsabilidad por los ataques en las ciudades rusas, Putin reiteró su apuesta por una política de mano dura: "Rusia no negocia con terroristas, los aniquila", sentenció.

En respuesta, el vocero de Mas-jadov en Europa, Ahmed Zakayev, al ratificar su condena de los "métodos terroristas bajo todas sus formas", se deslindó del atentado de este viernes, al que calificó de "provocación sangrienta".

La declaración oficial emitida por Zakayev contiene esta grave acusación contra el Kremlin: "Tarde o temprano, como en atentados anteriores, en este monstruoso crimen quedará patente la implicación directa o indirecta de los servicios secretos rusos".

Según los rebeldes chechenos, la explosión "está relacionada con las próximas elecciones presidenciales y busca que la victoria ya anunciada de Putin se erija sobre el apoyo de una población aterrada".

Una lectura distinta

Aunque también destacan el contexto electoral, no son pocos quienes concluyen que el ataque es obra de los grupos más radicales del separatismo checheno, que estarían centrando la atención en una de las principales promesas incumplidas de Putin -acabar con el conflicto de Chechenia-, que lo catapultó a la presidencia hace ya cuatro años.

Por lo pronto, aprovechando la coyuntura, surgieron voces en el Parlamento que exigen decretar el estado de excepción en todo el país, lo cual daría renovado aliento a la "solución de fuerza" con que el Kremlin intenta aplacar los ánimos secesionistas en Chechenia.

Pero ello implicaría posponer indefinidamente los comicios presidenciales, lo cual sería contraproducente para el "perfil democrático" que Putin procura forjar para sí en el mundo, principalmente con ayuda de su colega estadunidense, George W. Bush, otro luchador implacable contra el "terrorismo internacional".

Mientras el Kremlin baraja op-ciones, tras el atentado, la preocupación vuelve a apoderarse de una sociedad que estaba sumida en el tedio de una soporífera campaña electoral que, ante la ausencia de alternativas, no pasa de requisito formal para la relección de Putin a mediados de marzo próximo.

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