México D.F. Miércoles 28 de enero de 2004
Sólo un encargado ha terminado su gestión
desde 1995
Genera revuelo la inminente salida del contador mayor
de Hacienda de la ALDF
RAUL LLANOS Y GABRIELA ROMERO
La Contaduría Mayor de Hacienda (CMH) de la Asamblea
Legislativa registra más escándalos con sus contadores titulares
que en los años que tiene de existencia. La situación es
tal que sólo uno de los encargados que ha tenido concluyó
el periodo completo para el que fue electo. Ahora, la inminente renuncia
de Carlos Sierra Olivares genera un nuevo revuelo en el órgano técnico
encargado de fiscalizar los recursos del gobierno del Distrito Federal.
En diciembre de 1995, la entonces mayoría priísta
en la Asamblea de Representantes no sólo creó la CMH, sino
que nombró como su titular unipersonal a Araceli Pitman, por un
lapso de ocho años. Pero luego de las elecciones de 1997 las cosas
cambiaron y ya en la Asamblea Legislativa se impuso una nueva mayoría,
la del PRD, que a principios de 1999 impulsa reformas a la CMH para convertirla
en órgano colegiado.
Esta
situación llevó a un largo pleito judicial en el que Pittman
peleó por todos los cauces legales su permanencia en el cargo, incluidos
los amparos, algunos de los cuales perdió y otros gana. El asunto
terminó luego de un acuerdo con el líder de la bancada del
PRD, Martí Batres.
En el primer trimestre de 1999 fueron electos como titulares
del Organo Superior de Dirección de la CMH Luis Humberto Sanguino,
Carlos Nava y María de la Luz Mijangos, pero otra vez los pleitos
legales impidieron la marcha del órgano técnico, y fue hasta
abril de 2000 cuando pueden empezar a trabajar de manera plena estos tres
contadores.
Sólo que el primero en abandonar el cargo -un año
antes de concluirlo- fue Sanguino, luego de que se comprobóque no
sólo presentó información alterada de la Cuenta Pública,
sino que en reunión privada con la entonces jefa de Gobierno, Rosario
Robles, y diputados del PRD se pretendió posponer los resultados
de las auditorías realizadas a la gestión de Cuauhtémoc
Cárdenas. Lo relevó Carlos Sierra Olivares.
Con Carlos Nava, diputados de la primera legislatura del
PRI, PAN y PVEM desempolvan una vieja denuncia en su contra por haberse
favorecido con una licitación de transportes en Xochimilco cuando
prestaba sus servicios en la Cámara de Diputados. Mueven influencias
y logran que la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo
Administrativo y Procuraduría General de la República reactive
la averiguación.
Ya con la segunda legislatura los diputados de oposición
vuelven a presionar a la PGR, gracias a lo cual logran que tres días
antes de que por segunda ocasión Carlos Nava asumiera el cargo como
titular de la Contaduría, en marzo de 2002, es detenido y lo encarcelan
24 horas.
Libre bajo fianza, Nava pide licencia por 35 días
para atender su asunto y después de algunos meses la justicia lo
absuelve y lo declara inocente, por lo que regresa al cargo y concluye
su periodo a principios de 2003. En su lugar se designa a Rubén
López Magallanes.
María de la Luz Mijangos -quien concluye su gestión
en dos meses más- también se ve envuelta en esa vorágine
cuando recibe llamadas telefónicas a su despacho, en las cuales
la amenazan de muerte. Denuncia pública y penalmente el hecho y
tras una exhaustiva investigación la Procuraduría de Justicia
del DF concluye que las llamadas salen de la oficina del asesor de Carlos
Sierra Olivares.
En diciembre de 2003, un particular denuncia penalmente
a este último contador, pues, según él, Sierra Olivares
no incluyó en su declaración patrimonial cerca de 6 millones
de títulos accionarios, que formaban parte de corporativos inmobiliarios.
Pide licencia por un mes, a partir del primero de enero
de 2004, sólo que la noche del lunes pasado solicitó una
reunión con René Bejarano, presidente de la Comisión
de Gobierno de la tercera Legislatura, y con Pablo Trejo, presidente de
la Comisión de Vigilancia, y les adelanta -a decir de este último-
que presentará su renuncia.
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