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México D.F. Miércoles 28 de enero de 2004

Alejandro Nadal

Fobaproa: su número es el delirio

Hace 2 mil 300 años, Aristóteles escribió lo que debe haber sido el primer análisis de la circulación monetaria. En la Política expuso lo que pensaba de la moneda, un objeto ético y político a la vez, destinado a la realización de la justicia. El signo monetario debía ser una medida de las cosas, permitiendo comparar objetos incomparables. En los intercambios, el dinero sería parte de un quehacer del ciudadano para realizar la justicia cotidiana, esa que es el cemento de la sociedad.

También identificó una forma de circulación monetaria particularmente peligrosa: el préstamo con intereses y la usura. Para Aristóteles, esta circulación rompía el vínculo entre justicia y dinero, y no titubeó en describir el préstamo con interés como la forma antinatural por excelencia para adquirir riqueza.

En Aristóteles, el préstamo con intereses no es bueno o malo, es antinatural. ƑPor qué? Porque no tiene fin y no tiene medida. La riqueza acumulada a través de la usura no tiene límites y, en ese sentido, no sirve para ningún fin. No es que el usurero acumule demasiado, sino que su forma de adquirir riqueza no tiene medida y por eso es antinatural. Lo único que le interesa es un número, y ahí no hay restricción. Los que se involucran en esa circulación monetaria se pierden en la desmedida acumulación de riqueza. Su número es el delirio.

Por eso, el análisis de Aristóteles concluye, en un pasaje elocuente, que la circulación monetaria basada en la usura sería la amenaza más grave para el orden que mantiene unida la ciudad. Se adelantó a su tiempo.

Todo viene a cuento hoy porque si hay un país en el que la visión de Aristóteles es más cercana a la realidad, ese país es el del Fobaproa. El mal llamado rescate bancario, basado en la rapacería y la usura, destruye el tejido social del país lenta pero inexorablemente.

Muchos creen que a raíz de la crisis de 1994, era ineludible operar el rescate del sistema de pagos. Puede ser, pero en rigor lo que procedía era la intervención gerencial de los bancos y la salida de los banqueros incompetentes o corruptos. En cambio, se compró la cartera vencida e incobrable a los bancos, entregándoles pagarés al valor nominal de los títulos, premiándoles con una tasa de interés equivalente a la de los Cetes más una prima de dos puntos porcentuales, todo capitalizable cada tres meses.

En 1998, cuando el IPAB remplazó al Fobaproa, la deuda del rescate bancario era de 510 mil millones de pesos (mmdp). Cinco años después, los pasivos del IPAB superan los 812 mmdp. Es decir, el costo del ilegal rescate bancario ha explotado y hoy es 40 por ciento más que hace cinco años. ƑQué está pasando?

Datos oficiales revelan que entre diciembre 2002 y septiembre 2003 las obligaciones del programa de capitalización y compra de cartera (PCCC) crecieron 4.5 por ciento en términos nominales "debido a la capitalización de intereses". Es decir, en sólo nueve meses, los pasivos por concepto del PCCC aumentaron en 9 mil millones de pesos por intereses capitalizados.

ƑO sea que no se están liquidando todos los intereses? Exacto. El año pasado, la aportación fiscal para pagar intereses sobre pagarés del IPAB ascendió a 30 mmdp, pero ese monto es sólo una parte del total de intereses que "le debemos" a los bancos. El gobierno de Zedillo decidió que sólo se pagaría la parte real de los intereses del Fobaproa para mantener constante la deuda total como porcentaje del PIB, pero mantuvo en secreto que la otra parte de los intereses (el llamado componente inflacionario) se acreditaría a los bancos y que se iría capitalizando. Hoy la propia Secretaría de Hacienda reconoce esto, lo que no nos quita de encima la explosión de pasivos en el IPAB al son de mil millones mensuales.

Mientras no se considere este aspecto oculto del Fobaproa-IPAB, no se podrá aquilatar el verdadero costo del megafraude que amenaza al país. Por eso no hay recursos para educación, salud o vivienda. Y la reforma fiscal se quiere para liquidar "lo que debemos".

El supuesto rescate bancario no reactivó la banca y la captación de recursos sigue estancada. En México los bancos no desempeñan el papel que les tocaría en cualquier economía capitalista. Sus utilidades provienen de los pagarés del Fobaproa, la inversión en títulos del gobierno y la especulación con divisas. Pese a todo, el actual gobierno insiste en mantener el rescate fraudulento en los términos que le heredó Zedillo, y busca por todos los medios proteger a los banqueros.

Las cifras astronómicas del IPAB-Fobaproa confirman que Aristóteles tenía razón. La riqueza que proviene del delirio usurero no tiene fin en su doble significado: no sirve para nada, y no tiene límite. La desigualdad y la injusticia que engendra destruirán, probablemente de manera violenta, lo que queda del tejido social.

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