México D.F. Jueves 22 de enero de 2004
En esa región encontró aislamiento,
inspiración y tranquilidad para pintar
Cadaqués, refererente insoslayable en el universo
creativo de Salvador Dalí
El inmueble de Port Lligat se abrió en 1997 como
casa-museo del artista catalán
ARTURO GARCIA HERNANDEZ ENVIADO
Cadaques. Cosmopolita y errabundo -artista global
cuando los inventores de Internet si acaso apenas aprendían a leer
y escribir- Salvador Dalí siempre mantuvo en el centro de su personal
universo un apartado y solitario rincón de la Costa Brava mediterránea:
Cadaqués, pueblo natal de su padre.
Cuando
era niño ahí pasaba, al lado de su familia, los periodos
vacacionales. Desde entonces su espíritu de artista quedó
arrobado por la extasiante y sobrecogedora belleza que rodea al lugar:
acantilados sitiados por el embate incansable y furioso del mar; islotes
rocosos erizados de formas caprichosas; pequeñas e idílicas
bahías con playas de arena fina y aguas apacibles; un horizonte
sereno y melancólico; y, sobre todo, por la luz, que obtiene de
esa geografía tonalidades únicas.
Con el tiempo, este paisaje, evocado y recreado, formaría
parte distintiva de la iconografía daliniana.
''La casa de los huevos''
A dos horas de Barcelona en autobús, Cadaqués
conserva su tranquilidad y belleza, pero está lejos de ser el anónimo
y modesto pueblo pesquero que Dalí frecuentó en su juventud.
Ahora
es un exclusivo lugar de veraneo y está ineludiblemente ligado al
nombre del pintor catalán.
Ahí pasó un verano en compañía
de Federico García Lorca y en sus parajes rodó, junto a Luis
Buñuel, Un perro andaluz, película emblemática
del surrealismo cinematográfico.
A pesar de su talante mundano y extrovertido, Dalí
encontró en la región el aislamiento, la inspiración
y la tranquilidad que necesitaba para pintar.
Luego de recorrer el mundo, de vivir en Madrid, París
y en Estados Unidos, el artista decidió instalarse en aquella parte
de la Costa Brava.
En la primavera de 1930, él y Gala compraron una
rústica cabaña de pescadores en la Bahía de Port Lligat,
unos kilómetros al norte de Cadaqués. Fue la base de lo que
llegaría a ser su lugar de residencia más estable.
Por más de cuatro décadas, Gala y Salvador
Dalí adquirieron, anexaron, ampliaron y remodelaron otras barracas
hasta formar un laberíntico y delirante conjunto habitacional.
La casa, hoy habilitada como museo, consta de estudio,
biblioteca, dormitorio, cocina, comedor de verano, sala oval, piscina y
diversos salones dispuestos para los usos más inverosímiles.
En uno patios está una escultura de Salvador Dalí
en forma de huevos. De aquí proviene uno de los nombres que se da
al lugar:
''La casa de los huevos".
Por
su variedad, procedencia y disímbolo valor estético, los
muebles y la decoración interior están en absoluta concordancia
con la excentricidad de Gala y Dalí.
Larga lista de visitantes célebres
La pareja residió en Port Lligat más que
en cualquier otro sitio. Pasaban allí de seis a siete meses al año.
Se calcula que en el estudio de la residencia Salvador Dalí pintó
aproximadamente 80 por ciento de su obra.
Fueron numerosos los artistas e intelectuales que visitaron
la casa, atraídos por la magnética personalidad de sus propietarios:
desde Henri Matisse y Pablo Picasso, hasta Max Ernst y Marcel Duchamp.
Por mencionar algunos entre una larga lista.
Gala murió en Port Lligat el 10 de junio de 1982,
a los 88 años. Fue entonces que Dalí dejó la casa
para instalarse en la Torre Galatea, de Figueres, donde murió en
1989.
En septiembre de 1997 se abrió al público
la casa-museo Salvador Dalí de Port Lligat.
En 1998 se le declaró Bien Cultural de Interés
Nacional por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña.
Ahora es una referencia indispensable para conocer y entender
la vida y obra de Salvador Dalí.
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