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México D.F. Domingo 18 de enero de 2004
José Antonio Rojas Nieto
ƑAdónde vamos?
Resulta harto preocupante la dinámica política que parece irse imponiendo en nuestros asuntos públicos. En no más de año y medio, los partidos políticos estarán plenamente inmersos en la selección de su candidato a la Presidencia de la República y pronto, en no más de dos años, estaremos en plena campaña presidencial. Los diversos personajes y partidos ya echan su cuarto a bastos y afinan sus estrategias de promoción. Se trata de una dinámica inevitable. Y, sin embargo, hay aspectos del legítimo proceso de aspiración a la Presidencia de la República que al mezclarse con las responsabilidades públicas que tienen los hoy identificados como precandidatos, tienden a contaminar sus responsabilidades actuales. Por eso, además de ser profundamente indignante y vergonzoso lo acontecido esta semana en Tlalnepantla, Morelos, es más que una lamentable y triste evidencia de la pobreza de miras de nuestra clase política de hoy. Pero expresión de ello lo son también los mensajes silenciosos que se desprenden de la cumbre realizada en Monterrey, que además de ratificar esa baja de miras de nuestro gobierno actual, deja ver -así sea entre telones- la formación de un nuevo bloque de políticos y empresarios que se afina para su opción de cambio de gobierno. Se trata de un bloque que se resiste a abandonar el control estratégico que hoy tiene del país y que reconoce que, como condición de ello, deberá superar el descrédito y el desprestigio, por lo demás inimaginables hace tres años, que ha alcanzado el régimen actual. En este marco también podemos comprender la continua, inútil y suntuaria dinámica palaciega de Los Pinos, de la que el similarmente vergonzoso incidente en nuestra representación en la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos no es sino una expresión más. Y, en este mismo contexto, ocurre la cada vez más intensa actividad que, desde las oficinas de la esquina de avenida Coyoacán y Eje 8, realizan no menos de dos personajes para quienes la distancia del descrédito gubernamental es condición sine qua non para recuperar -así sea un poquito- la credibilidad que tradicionalmente respaldaba a los viejos humanistas y políticos del PAN. Difícil será que en este contexto nos olvidemos del activismo prematuro de las llamadas megacorrientes y de los autodenominados comités de apoyo que, sin profundizar en las ideas que den coherencia a las obras, se aprestan a apoyar al de las conferencias mañaneras. Y buscan lograr que resulte obvio lo que, también de manera intencionalmente anticipada, cantan al unísono muchos medios de comunicación.
Y todo esto para sólo citar algunos de los ejemplos más evidentes de la actividad proselitista de los que --precisamente por las acciones de muchos medios- aparecen ya como los más viables precandidatos a la Presidencia de la República y que caracterizan nuestro contexto político actual.
ƑY mientras, qué? Pues nada, que seguimos ayunos de una estrategia integral de largo aliento, capaz de desplegar atrevidas pero legítimas acciones para superar nuestros problemas ancestrales. Por eso, en ese contexto cobra sentido lo que me reclama por correo don Alejandro Castro, exigiéndome reconocimiento explícito de los planteamientos de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación y de su prestigiosa dirigente, quienes prácticamente a diario -como lo atestigua una nota de La Jornada de este viernes- exigen el diseño generoso de una renovada estrategia de desarrollo, capaz de articular las diversas dimensiones de nuestra vida nacional sujetas al debate hoy día: lo laboral, lo energético, lo social, lo económico y, sin duda, lo político. Y hablamos o pensamos en una estrategia que -a decir de Yeidckol Polevnsky y su Canacintra- debiera centrarse en atender a los más de un millón de jóvenes que anualmente se incorporan a la demanda de trabajo, y rescatar ese mercado interno que ha sido abandonado a su suerte, luego de la apertura anárquica al exterior que si bien logró elevar el volumen del comercio exterior, nada aportó para modificar su dinamismo.
ƑCómo lograr, entonces, que el asunto de la estrategia de desarrollo sea una de las preocupaciones centrales de todos? ƑCómo lograr -nos preguntamos hasta el cansancio quienes a diario vemos el vaivén de producción, consumo, ventas, disponibilidad y precios de combustibles y electricidad- que nuestro país no transija en sus principios constitucionales fundantes de nuestra nación: propiedad originaria de nuestros recursos naturales y control nacional de los sectores estratégicos de los hidrocarburos y de la electricidad? ƑCómo acceder a fases superiores de manejo y operación de nuestras industrias petrolera y eléctrica, que a mínimo costo nacional, permitan una creciente satisfacción de los requerimientos sociales de combustibles y electricidad, cuidando al máximo nuestros recursos y respetando, también al máximo, nuestro medio ambiente? ƑCómo, finalmente, revertir el círculo vicioso que hace descansar parte esencial de la fiscalidad en nuestras rentas petrolera y eléctrica, y abrir otro virtuoso que permita a Petróleos y a Comisión Federal de Electricidad trabajar para el logro de un óptimo nacional, en el marco de una generosa estrategia energética de largo plazo, siempre bajo la coordinación del Ejecutivo y la supervisión del Congreso de la Unión y de la sociedad? ƑCómo lograrlo? ƑAdónde nos lleva este gobierno del cambio? ƑAdónde vamos? Sí, Ƒadónde vamos? [email protected]
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