"Ha provocado el desplome del poder adquisitivo y la agonizante situación del campo"

El TLCAN, "culpable" de la creciente migración en el país, asegura la Iglesia

Buscar un modelo de desarrollo que ponga la mirada en el ser humano es la tarea, señala

JOSE ANTONIUO ROMAN

La aplicación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha provocado el resquebrajamiento de la estructura productiva del país, el desplome del poder adquisitivo de los trabajadores, la difícil y agonizante situación del campo mexicano y el acelerado desplazamiento de la mano de obra, con lo cual crece la migración tanto interna como externa, señala la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en un documento que es discutido con los obispos de Estados Unidos para el diseño de programas de atención a los migrantes.

El texto subraya que la problemática del campo y del comercio, así como el tema de la movilidad humana, son procesos muy complejos que necesitan la atención y la voluntad política de ambas naciones. La migración, el comercio y la pobreza son realidades que crecen día con día, que al mismo tiempo se vuelven problemáticas, conflictivas y, en muchos casos, sin control.

Además, la jerarquía católica considera que la interrelación de los dos países debe basarse en el diálogo, el respeto mutuo y el cumplimiento de los acuerdos internacionales, propiciando las condiciones generales para un desarrollo integral de la región, pues a Estados Unidos y Canadá de poco o nada les sirve tener de socio comercial a un país cuya población, en gran parte, es pobre.

En su análisis se señala que la situación actual se agudiza sobre todo en la década de los ochenta y noventa, cuando la emigración creció, principalmente debido a las precarias condiciones de la agricultura y las recurrentes crisis económicas, que han provocado desempleo y una drástica caída del poder adquisitivo.

Por ejemplo, el campo mexicano ha dejado de dar empleo a poco más de 2 millones de trabajadores desde 1997 a la fecha, y desde ahí más de 350 mil connacionales cruzan cada año la frontera, con todos los peligros que ello implica, en la búsqueda de mejores condiciones de vida para ellos y sus familias, según indica el órgano episcopal, citando varias cifras gubernamentales.

Los encuentros que desde sus respectivas comisiones de migrantes promueven los dos episcopados se enmarcan dentro del espíritu del documento Ecclesia in America, en el que el papa Juan Pablo II pide a los episcopados de todo el continente trabajar de manera conjunta en los problemas que hoy se han convertido en fenómenos globales, como las migraciones, el narcotráfico, la destrucción ecológica y la contaminación.

En el documento de los obispos mexicanos se hace un breve balance de algunos de los efectos que en México ha tenido el TLCAN, entre los que cita el deterioro de la planta productiva, la caída del poder adquisitivo de los trabajadores, el desempleo, la crisis en el campo y, en consecuencia, el fenómeno creciente de la migración.

Por otra parte, se menciona que aun cuando el país tiene tratados comerciales con 32 naciones, su economía es poco competitiva y dedica 25 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a las exportaciones, y un mismo porcentaje a las importaciones, en comparación con el 8 y 10 por ciento que destinan Estados Unidos y Japón a los mismos rubros. Por ello se concluye que el comercio exterior no puede ser la única base del futuro y se hace necesario restablecer la fortaleza del mercado interno.

El documento se plantea, como una de las principales tareas que tienen las iglesias católicas de México y Estados Unidos, establecer acciones comunes en la búsqueda de un modelo de desarrollo que ponga la mirada en el ser humano, así como compartir las experiencias que se llevan a cabo en los dos países en materia de economía solidaria y comercio justo.

Lo anterior presupone el fortalecimiento de redes de comunicación para establecer agendas comunes y buscar influir adecuadamente en la opinión pública y así lograr mayor conciencia sobre las desigualdades que acarrea el comercio libre, en materia agropecuaria, en los términos en que se lleva a cabo actualmente.