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México D.F. Miércoles 14 de enero de 2004
Arnoldo Kraus
Escepticismo.
Unas notas
El mundo y el ser humano pueden mirarse con optimismo o escepticismo. La primera opción es saludable, pero oculta muchas caras de la realidad. La segunda puede ser insana porque en ocasiones impide el movimiento; sin embargo, es bienvenida, ya que revela verdades que a los poderosos les conviene ocultar. Los políticos son por naturaleza optimistas: saben mentir, saben mentirse y saben deformar la realidad. Los librepensadores son escépticos por necesidad: ven, sopesan, palpan.
El mundo de ayer y el mundo de hoy -el que se refleja en los periódicos y en el día a día de las calles- es, por "su piel" y "su mirada", escéptico: sus páginas muestran la desolación y la crudeza de incontables y tristes realidades. Si se contempla la realidad a través de los prismas de la justicia, de la libertad y de la pobreza, no hay lugar para el optimismo.
Ni el optimismo ni el escepticismo son filosofía; son, más bien, estados de ánimo -y de conciencia- que se adquieren sobre todo en la juventud y que se cultivan con el paso del tiempo. Tiempo es la visión que se tenga del mundo y de la humanidad, de la realidad y del futuro. Tiempo es también las lecturas que se hagan de lo que sucede con los otros y de la interpretación de la historia que haya hecho el ser humano. El tiempo de los escépticos es real: demuestra que el progreso ha sido sesgado y que los grandes avances de la tecnología no llegan a todos. Las condiciones de vida de millones de personas no son mejores en la actualidad.
El optimismo es un estado de ánimo que permite mentir mientras que el escéptico no suele ni puede hacerlo. Ambas corrientes -y no quiero emparentar necesariamente escepticismo con pesimismo- ofrecen miradas muy diferentes del mundo y de la vida. Estoy convencido, siguiendo a Nicola Chiaromonte, que los instrumentos para forjar un mundo mejor se adquieren siendo escépticos: "... yo creo que, hoy por hoy, el peor enemigo de la humanidad es el optimismo, sea cual sea la forma en que se manifieste. En efecto, equivale pura y simplemente a la negativa a pensar, por miedo a las conclusiones a las que podríamos llegar".
Las reflexiones de Chiaromonte no han envejecido, a pesar de haber sido escritas hace 25 años. Y no sólo no han envejecido, sino que la desolación y la injusticia se han incrementado en todos los terrenos. Basta cavilar en rubros como salud, guerras, pobreza, sobrepoblación y contaminación para entender que las condiciones del mundo son peores hoy que ayer. Al hablar de la humanidad como grupo, Ƒen qué rubro se puede ser optimista?, Ƒen que área se ha mejorado? En síntesis, el escepticismo retrata una verdad global mientras que el optimismo retrata una verdad parcial y deformada. El escepticismo ofrece un diagnóstico fiel y el optimismo emite conclusiones inexactas.
Es sano ser escéptico -ni siquiera los escépticos moleculares mueren de escepticismo-, pero no es correcto serlo sin proponer soluciones o caminos. Ser escéptico sin ofrecer instrumentos que pudiesen construir o modificar, sería tender una trampa al propio escepticismo. No encuentro muchos caminos, pero considero que ofrecer información a partir de la educación básica acerca de las desventuras del mundo y del ser humano, acerca de la injusticia y de la falta de libertad, acerca de la pobreza y de la insalubridad, inter alia, podría sembrar conciencia y generar preguntas en los niños. En las edades tempranas se empieza a forjar la conciencia individual y social; no dudo que a través de "lecturas exactas" del mundo, por necesidad escépticas, esas conciencias podrían modificar en el futuro el panorama actual de la humanidad.
Los escépticos son afines a la verdad y al pensamiento. En el mapamundi contemporáneo, el poder, en cualquiera de sus formas, lucha por ocultar la verdad y alejar el pensamiento. A los optimistas, usualmente emparentados con alguna forma de poder y desconocedores por convencimiento o ineptitud de la realidad de las mayorías, no les conviene ni la verdad ni el pensamiento: el disenso, a partir de esos valores, puede menguar su fuerza y restarles presencia. Repasemos: Ƒqué dice Bush acerca de Irak?, Ƒqué dice la Iglesia acerca del sida?, Ƒqué dice el gobierno mexicano acerca de "las muertas" de Ciudad Juárez?
Si verdad y pensamiento son cualidades intrínsecas de los seres humanos que profesan la ética, entonces el escepticismo es también un valor y una cualidad humana. Y no sólo humana: también obligada si se pretende mejorar las condiciones de las mayorías.
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