México D.F. Domingo 4 de enero de 2004
El edificio, la colección y el museo
La historia del Munal reunida en un volumen
El trabajo, preparado por Jaime Soler Frost, relata
las dificultades para consolidar la sede del recinto
MERRY MAC MASTERS
Durante años pareció incierto el futuro
de la antigua sede de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas.
Su situación cambió en 1982, cuando el edificio del llamado
Palacio de Comunicaciones fue entregado a la Secretaría de Educación
Pública para que allí se instalara un ''museo nacional de
pintura". La dirección de Artes Plásticas del Instituto Nacional
de Bellas Artes (INBA) comenzó el proyecto. En marzo del mismo año
fueron nombrados Jorge Alberto Manrique como director y Helen Escobedo
como directora técnica. Apoyados por un equipo especializado, en
cuatro meses crearían el Museo Nacional de Arte (Munal), que abrió
sus puertas el 25 de julio.
La
historia del edificio, diseñado por el arquitecto italiano Silvio
Contri, construido entre 1904 y 1911, se relata en el libro Museo Nacional
de Arte (2003), publicado por el patronato del recinto. Con edición
y redacción a cargo de Jaime Soler Frost, el volumen se divide en
tres partes: el edificio, la colección y el Munal.
En el primer apartado se aborda la historia del predio,
que a partir de 1626 y durante la Colonia fue sitio de un noviciado jesuita,
que después abandonaría el inmueble por los deterioros y
la falta de iniciados.
Luego de una epidemia de viruela que en 1779 atacó
a casi 50 mil personas, el inmueble se reacondicionó como hospital
para atender a las víctimas. Pasada la calamidad, se convirtió
en el Hospital General de la Ciudad de México, que contaba con una
botica y un anfiteatro. En una de sus capillas se embalsamó el cadáver
del emperador Maximiliano, luego del trágico fin de su imperio y
antes del traslado de sus restos a Europa. En las postrimerías del
porfiriato, el nosocomio fue demolido y en el lugar se erigió el
Palacio de las Comunicaciones.
Cuando el Munal abrió sus puertas era compartido
casi en un 40 por ciento con Telégrafos Nacionales. De 1982 a 1990
hubo mayores problemas de convivencia, ya que el edificio albergó
una oficina sindical ubicada en el salón de recepciones y los pasillos
se asemejaban a un mesón; había hasta una bolería
y una peluquería. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes
tenía instalada en la azotea una guardería infantil con chapoteadero,
que filtraba agua a los otros niveles. También estaban un local
de Alcohólicos Anónimos y un restaurante cuya trampa de grasa
no funcionaba, por lo que cuando se saturaba el agua resbalaba a una sala
de exposiciones en la que se tenían que retirar los cuadros de las
paredes.
En el sótano, las aguas negras desembocaban en
un cárcamo que debía ser bombeado manualmente, pues si llegaba
a su límite causaba la creación de gases tóxicos y
el consecuente desalojo de los casi 300 empleados. Sin embargo, todas las
anomalías se resolvieron con el proyecto museográfico Munal
2000.
En cuanto a la colección, gran parte de las 3 mil
341 obras que hoy resguarda el museo provienen de la antigua Academia de
San Carlos, de la desaparecida Pinacoteca Virreinal de San Diego y de algunos
museos del INBA, como el de Arte Moderno y el de Arte Carrillo Gil. Otras
más fueron adquiridas a partir de 1991, cuando se creó el
patronato del Munal. En el libro se ilustran 50 piezas de su acervo.
El museo colecciona, conserva, estudia, exhibe y comunica
el arte mexicano desde el siglo XVI hasta la década de los años
50 del siglo XX, y algunas resonancias de sus temas y planteamientos formales
representados en el arte contemporáneo.
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