México D.F. Domingo 4 de enero de 2004
Fausto Cervantes Ortiz
¿De qué vive un astrónomo?
Como en las artes, la situación laboral de la astronomía
en México es precaria. Debido a que esta ciencia carece de aplicaciones
prácticas, los gobiernos recientes la han relegado de manera similar
a como hacen con la poesía o la danza. En entrevista para La
Jornada, investigadores del Instituto de Astronomía (IA) de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y personas
relacionadas con esta ciencia ofrecen sus visiones acerca del tema.
Para obtener la categoría de investigador universitario
hay que tener posgrado. Aunque hay varios astrónomos -de los más
antiguos- en el IA que sólo estudiaron maestría, actualmente
es requisito tener doctorado y posdoctorado o estancia en el extranjero
para acceder al instituto. Es el caso de José H. Peña, quien
ya cuenta con plaza definitiva y estudió maestría en la Universidad
de Wisconsin; Julia Espresate, quien tiene plaza temporal e hizo estudios
de doctorado en la UNAM, pero su tesis en el extranjero, y René
Carrillo (temporal, con posdoctorado de un año en el Instituto de
Astrofísica de Andalucía, España).
Peña y Espresate expresan que viven de su sueldo
como investigadores y de las becas que les otorga el Sistema Nacional de
Investigadores (SNI). Carrillo informa que desde septiembre pasado vive
"de milagro, pues no me renovaron el contrato".
El SNI es una dependencia del Consejo Nacional de Ciencia
y Tecnología (Conacyt) que otorga becas a los investigadores de
instituciones nacionales que acceden a él, pero, de acuerdo con
Peña, "no es gratis; esto nos fuerza a una producción alta,
a una enseñanza continua y a una generación permanente de
didáctica para los estudiantes".
Cada cierto tiempo, los investigadores nacionales deben
comprobar ante el Conacyt que han publicado el mínimo de artículos
requerido e impartido los cursos necesarios para conservar sus becas. En
caso contrario, pierden estos ingresos. Por ello, muchos cursos de licenciatura
y algunos de posgrado son impartidos por científicos que carecen
de didáctica (y a veces de ganas de enseñar), lo que hace
decaer el nivel de esos cursos.
En ese contexto, Carrillo se encuentra esperando respuesta
a su solicitud para impartir cátedra en instituciones de educación
superior particulares. Su situación es frecuente en el IA (y seguramente
en otras instituciones), dado que muchos investigadores temporales finalmente
dejan de cumplir con los criterios de evaluación, no sólo
del SNI, sino del mismo instituto, por lo cual son despedidos al no renovárseles
el contrato.
"Esto se debe a los criterios tan caóticos -explica
Espresate-, pues cada vez evalúan con algo diferente". Carrillo
agrega: "pareciera que el fin es deshacerse de personal, por lo que en
cada evaluación se fijan en lo que no cumplimos la vez anterior,
para atacarnos por ahí".
Antes que Carrillo, Gabriella Piccinelli, investigadora
con doctorado, perdió el empleo en el IA por no cumplir uno de los
requisitos con que se evalúa a los investigadores temporales, por
lo cual actualmente también se dedica a la docencia. En la actualidad
son varios los astrónomos que podrían perder el puesto.
A su vez, Peña considera que la labor de los astrónomos
se apoya en la medida en que los institutos y los investigadores lo han
solicitado; sin embargo, "hay una falta de planeación total en el
desarrollo de la astronomía, es decir, ésta, por su naturaleza,
pudiera ser una ciencia observacional, para lo cual requeriríamos,
por supuesto, de observatorios, y los que tenemos son por el momento adecuados,
en la medida de los requerimientos y de la demanda que existe en México.
Pero creo que ahí está el fallo.
"En esencia, requeriríamos que el conocimiento
y la investigación de la astronomía se hiciera no sólo
en los tres centros actuales (la Universidad, el Instituto Nacional de
Astrofísica, Optica y Electrónica y el centro de Guanajuato),
sino que cada universidad del país con una escuela de física
hiciera también investigación en astronomía. Entonces
se apoya en la medida que pedimos, pero no pedimos en la medida que debiéramos."
Espresate apunta que la astronomía "se apoya mal"
en México; por ejemplo, "se gasta demasiado dinero para mantener
en operación los telescopios, pero muy poco para hacer la reducción
de los datos obtenidos con éstos, así como para los sueldos
del personal que se dedica a ello. También vemos que cada vez es
más difícil acceder al apoyo que otorgan el Conacyt y otras
instituciones del gobierno".
Elías Brinks, del INAOE, señala: "un astrónomo
diría que no existe apoyo para su trabajo en este país, pero
dada la realidad que vive México, el apoyo a la astronomía
ha sido razonable."
Carrillo recuerda que durante el periodo de Francisco
Barnés en la rectoría de la UNAM, las ciencias puras vieron
una merma en el apoyo económico que se les brindaba.
El mismo rector expresó en el IA su sorpresa de
que una ciencia que no contribuía a aumentar el PIB tuviera apoyo
popular. "El llamado plan Barnés redujo sustancialmente el
apoyo a las ciencias puras. Con Juan Ramón de la Fuente hay un doble
discurso, porque por un lado nos felicita por hacer investigación
de alta calidad, pero por otro lado el apoyo monetario es cada vez menor",
agrega Carrillo.
¿Qué pasaría con un país donde
no se apoye la astronomía?
Peña explica que la astronomía no es una
ciencia superflua o un lujo, sino "una necesidad por el mero hecho de hacer
investigación y estar en comunicación constante con los avances
de la investigación; eso hace que tanto yo como mis alumnos tengamos
más conocimiento. La astronomía sirve como pivote para el
desarrollo tecnológico, en particular de la electrónica,
de las detecciones, en computación y en mecánica de precisión.
En todas esas áreas los astrónomos somos fundamentales y
hemos contribuido al desarrollo de la tecnología en el país''.
Brinks se pregunta qué pasaría con un país
donde no se apoye a las ciencias sociales, a las artes y al deporte.
No obstante, Peña afirma que es muy satisfactorio
dedicarse a la astronomía, en particular por la actividad desarrollada
en el observatorio y el trabajo intelectual posterior a las observaciones.
Espresate añade que se trata "de una carrera muy larga y difícil,
con pocas oportunidades de becas, y un destino laboral muy incierto; aunque
esto sucede en todo, por la situación actual del país".
Carrillo sostiene que hace falta un cambio general en
la actitud del gobierno hacia la ciencia; por ejemplo, que se abran más
espacios en instituciones de investigación, y agrega: "aunque es
indudable que la astronomía es altamente estimulante para el intelecto,
es difícil llegar a ser investigador".
Muchos estudiantes que hacen posgrado en astronomía
del IA no llegan a ser investigadores. Actualmente es cada vez mayor el
porcentaje de estudiantes que no pasa de la maestría al doctorado,
teniendo que doctorarse en otra área. Muchos ni siquiera intentan
aprobar los exámenes generales de conocimientos para entrar al doctorado,
sino que deciden hacer tesis de maestría y dejar hasta ahí
su formación.
Estos últimos ni siquiera son reconocidos como
astrónomos, aunque hayan realizado investigaciones del mismo nivel
que los que tienen una plaza; algunos continúan con sus trabajos
para no perder el contacto con la astronomía, aunque laboralmente
su ocupación principal sea la docencia.
Quienes ya no pueden participar en investigación,
para no perder el contacto con la astronomía, se dedican a divulgar
los recientes acontecimientos de esa ciencia en medios de información
que se los permiten, sin obtener pago alguno, o sólo un pago simbólico.
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