México D.F. Domingo 4 de enero de 2004
Condicionada, vinculación entre empresas
y universidades
Empresas de América Latina, con la participación
más baja en ciencia
En América Latina la vinculación entre el
sector productivo y la universidad está condicionada por la baja
participación de las empresas en la inversión en ciencia
y tecnología, pues se calcula que el gasto total del sector en el
desarrollo de la investigación sólo alcanza 20 por ciento,
mientras en los países desarrollados la participación mínima
es de 60 por ciento, revela un análisis del programa de Educación
Superior de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (OEI).
A
este panorama, añade el estudio, se debe sumar la debilidad del
sector empresarial "desde el punto de vista de la producción, demanda
de conocimientos y tecnologías, especialmente de los generados internamente".
Esto se refleja en una baja participación de los investigadores
latinoamericanos en las empresas, pues ésta sólo alcanza
10 por ciento, mientras en los países industrializados supera el
50 por ciento.
Respecto a la agenda de investigaciones que las universidades
deben seguir, éstas "se ven presionadas por un reclamo de utilidad
o aplicabilidad a corto plazo de los resultados en el ámbito local,
y por la aparición de formas de evaluación externa que miden
productividad y excelencia en función de publicaciones y citas,
lo que puede generar contradicciones".
En ese sentido, el estudio indica que en ausencia de una
política científica nacional que defina las prioridades y
dé una política institucional de desarrollo a la investigación,
se produce una "soledad universitaria", que hace que la definición
de la agenda de investigación tienda a responder a intereses individuales.
Además, al dependenrse por completo de la ayuda internacional para
financiar la investigación se produce una subordinación a
las prioridades externas.
Los obstáculos que enfrenta el desarrollo de la
investigación en América Latina, continúa, también
incluye las tensiones generadas entre enseñanza e investigación,
pues en los hechos "la evaluación académica, que actúa
como sistema de promoción tanto simbólica como económica,
ha vuelto casi antagónicas dos actividades que deberían armonizarse
entre sí".
La necesidad de contar con recursos para publicar proyectos
novedosos y ser considerado "un buen investigador" influye en que "algunos
no quieran dar clases en nombre de su excelencia como investigadores, mientras
algunos docentes se amparan en la seriedad con que encaran la labores de
enseñanza para justificar su mediocridad como investigadores".
Ante esta problemática, uno de los factores fundamentales
para el desarrollo de la investigación "es la generación
de una comunidad científica bien formada y motivada". No obstante,
reconoce que en América Latina aún se debe enfrentar "un
considerable déficit en el número de investigadores", por
lo que la transformación de este panorama depende en gran medida
del impulso que otorguen las propias universidades al diseño de
nuevos mecanismos institucionales eficientes y originales.
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