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México D.F. Viernes 26 de diciembre de 2003
El reino de la justicia está aún muy lejano, dice el obispo Raúl Vera
Los mexicanos vivimos en una sociedad que se está violentando de distintas maneras: en el hogar, en las calles, en las estructuras políticas, en los lugares de trabajo con la explotación hasta el cansancio y la enfermedad de los obreros, con el maltrato a los migrantes, con el sufrimiento de quien se deprime y opta por el suicidio, afirmó el obispo de la diócesis de Saltillo, Raúl Vera López, en su mensaje de Navidad.
Señaló que la paz es un don de Dios, pero que exige la colaboración del hombre en cuanto a que ésta es el fruto de la justicia, y no es posible si los hombres no son capaces de construir relaciones fundadas en el respeto a la dignidad personal, propiciando el acceso de cada uno a los bienes que Dios puso en la tierra para que fueran disfrutados por todos.
La justicia, añadió, se hace presente en la sociedad cuando son reconocidos y respetados los derechos que cada uno de sus miembros tiene, trátese de las garantías políticas y civiles, como por ejemplo, derecho a la vida y a la libertad, a la seguridad personal, a no ser detenido arbitrariamente o torturado y maltratado; el derecho a la libertad religiosa, de expresión y asociación. O de los derechos económicos, sociales y culturales como tener un trabajo y un nivel de vida dignos, acceso a la salud, a la educación y a la seguridad social, al bienestar de la familia, a la protección contra el desempleo, a la vivienda y al descanso.
En su mensaje, el obispo Vera consideró que también es un derecho el que la sociedad se constituya con la participación de todos y que las decisiones que afectan a los ciudadanos en el orden económico y político, en el social y cultural, se hagan tomando en cuenta la opinión y participación de quienes conforman esos pueblos; para ello, abundó, han de gozar de los organismos que den acceso a esta participación.
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