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México D.F. Sábado 29 de noviembre de 2003
LA MUESTRA
Carlos Bonfil
Swimming pool
Vampirismo femenino Juegos de seducción
FRANÇOIS OZON ES uno de los cineastas más
novedosos y estimulantes del cine joven francés. Tiene 36 años,
siete largometrajes y una estupenda serie de cortos inéditos en
México, disponibles en dvd. Su cine ha conquistado muy pronto buena
respuesta a escala internacional y esto sin duda ha permitido que aquí
se exhiban con regularidad sus cintas en salas comerciales, en la Cineteca
y cineclubes e inclusive por televisión. Esta no es, de modo alguno,
la suerte de la mayoría de los cineastas jóvenes franceses,
cuyas películas se distribuyen aquí a cuentagotas, impidiendo
una valoración de conjunto y una apreciación más actualizada
de lo que se produce en Francia. Seguimos así con puntualidad la
trayectoria reciente de Alain Resnais, Jacques Rivette, Claude Chabrol,
Erich Rohmer, veteranos vitalísimos, y la de Ozon, el joven inclasificable,
camaleón estilístico, sorpresa permanente.
SU
NUEVA PELICULA, Swimming pool, cierra con brillantez esta Muestra
Internacional de Cine. Es una película de misterio sobre una escritora
de novelas de misterio, Sarah Morton (Charlotte Rampling), quien padece
en Londres un fuerte bloqueo profesional, la dificultad de encontrar el
tema y el tono justo para su próxima novela. Su editor le sugiere
un descanso y le presta su casa en un pueblo meridional francés.
EL RETRATO DE Sarah es inclemente: flemática
escritora inglesa rondando los 60 años, de fría arrogancia
y modales bruscos, inspirada tal vez en las novelistas Ruth Rendell o Patricia
Highsmith. Lo que propone Ozon es obligarla a un encuentro, inesperado
y poco grato, con la joven Julie (Ludivine Sagnier), hija del editor, para
lo que será un juego combinatorio y perverso de conductas femeninas:
una operación de vampirismo mutuo, donde la escritora encontrará
posiblemente la clave para arrancar su novela, y la joven una insólita
educación sentimental al lado de la mujer madura.
EN LA TRAMA misteriosa, sin embargo, las cosas
no son jamás lo que aparentan ser, y la línea divisoria entre
realidad y fantasía se vuelve cada vez más fina, al punto
de desesperar (y fascinar) a espectadores que no atinan en decidir quién
sueña a quién en esta historia donde se suceden la codicia
sexual, el crimen pasional, la posesión afectiva, la complicidad
culposa y la fascinación por el misterio de la generación
distante. Imposible decir más de la trama sin revelarla demasiado.
Baste saber que quienes disfrutan el cine de François Ozon reconocerán
aquí la recurrencia de temas y motivos, desde los juegos de poder
en las relaciones afectivas (Mirando al mar, Gotas de agua sobre
piedras ardientes) hasta la melancolía de la pérdida
y el fantasma de la muerte (Bajo la arena y La pequeña
muerte, cortometraje).
EL TAMBIEN AUTOR de Comedia de familia (Sitcom)
ofrece aquí una muestra más de su versatilidad estilística
y de su talento de narrador. Swimming pool no parodia las películas
basadas en novelas clásicas de misterio; elabora por cuenta propia
un misterio más a partir de lo que sugieren las personalidades de
dos actrices notables y, como en su cinta anterior, Ocho mujeres
(de estreno inminente en México) las vueltas de tuerca y los juegos
de seducción tienen como objeto central la observación irónica
y apasionada de la conducta femenina, en la tradición del cine de
Fassbinder, modelo declarado del director, y con un toque del humor elegante
de George Cukor, otro maestro suyo. François Ozon, cineasta que
vale la pena descubrir o disfrutar siempre de nuevo.
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