MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

El país, plato principal de una cena de caníbales

El know how que tenemos y no podemos usar

AL CHANTAJE GUBERNAMENTAL se suman los cantos de los tradicionales cuan diligentes jilgueros, que refrendan la advertencia oficial sobre la inminente hecatombe: se desmorona el peso, se cae la bolsa, la economía no reacciona, se pierde la "confianza"... todo por no aprobar las "reformas" promovidas por el presidente Vicente Fox.

HABRIA QUE DESLINDAR SI es la inmovilidad de las "reformas" propuestas la que provoca dichos quebrantos, o si estos no son más que una muestra palpable del verdadero deterioro que se observa en la conducción del país, en el rumbo gubernamental, en el manejo presidencial, en la falta de oficio político de la administración del "cambio".

VALGA COMO EJEMPLO que en 2001, cuando la apreciación de la moneda nacional frente al dólar estadunidense fue de tal magnitud que se acuñó el término "superpeso", las condiciones económicas del país, los altibajos del mercado bursátil y la inmovilidad de las "reformas" propuestas desde el Ejecutivo eran exactamente iguales a las prevalecientes en 2003, aunque en aquel entonces la fortaleza de la divisa mexicana fue atribuida -por los mismos jilgueros- a las "inobjetables muestras de confianza" en el nuevo escenario político mexicano que ofrecía el autodenominado domador de tepocatas, víboras prietas y demás fauna lesiva.

EN ESE MISMO AÑO, con las "reformas" ya propuestas y como ahora en stand by, la operación de compra-venta de Banamex a Citigroup (12 mil 500 millones de dólares limpios de polvo y paja fiscales) fue calificada por los susodichos jilgueros como una muestra adicional -también "inobjetable"- de la "confianza" que el capital foráneo mostraba al nuevo gobierno. Hoy, la caída de la inversión extranjera directa en más de 15 por ciento es atribuida a la "falta de reformas" y, desde luego, a "factores exógenos" que "nada tienen que ver" con la "confianza" en la autodenominada administración del "cambio".

SON LOS PARTIDOS Y EL Legislativo los que "detienen el avance del país", suelen cantar los jilgueros. Sin embargo, mucho mayor daño provoca a la nación la inconsistencia presidencial, la "falta de memoria" del inquilino de Los Pinos, su política de tanteo, su fascinación por los sainetes, el desbarajuste en el gabinete, las decisiones encontradas y los vergonzantes enjuagues entre el gobierno de la República con una que otra fracción legislativa marca Armani, que el "retraso" en la aprobación de las mencionadas "reformas".

MIENTRAS LOS JILGUEROS y los dueños de sus jaulas se ponen de acuerdo sobre el nuevo canto apocalíptico a difundir, el secretario de Hacienda compareció en San Lázaro y ante los diputados pretendió deslindarse de la autoría y promoción de una propuesta fiscal que incluye el IPI, ese impuesto que muchos cacarearon en un principio pero que, pasados los días, a todos les quema las manos y nadie desea ofrecerle la paternidad responsable. Cuando se hizo pública la propuesta "estaba fuera de México, de tal suerte que no participé en su elaboración", aseguró un itinerante Francisco Gil Díaz, quien, en los hechos, hace mucho, mucho tiempo que no está en el país.

EN SAN LAZARO, EL EX director de la telefónica Avantel defendió el paquete económico 2004 que el Ejecutivo (cuando menos ya lo reconoció) presentó al Legislativo. El planteamiento, dijo Gil Díaz, "es responsable: un programa austero de gasto compatible con las posibilidades sanas de financiarlo, o un ajuste al mismo a través de recursos adicionales provenientes de una reforma fiscal que permita atender algunas de las ingentes necesidades de nuestra población".

ESO DIJO EL FUNCIONARIO, pero parece no haber convencido a muchos, comenzando por el secretario de Gobernación, Santiago Creel, y la diputación blanquiazul, que ya anunciaron su intención de presentar una nueva iniciativa de "reforma hacendaria" (en los hechos una miscelánea fiscal, como la del Ejecutivo, la misma que defiende Gil Díaz) "con el fin de destrabar las negociaciones y alcanzar un acuerdo en la materia".

ES EL MISMO PARTIDO político que dice estar en el gobierno y que sostiene que quien despacha en Los Pinos fue su candidato y representa sus intereses; es el mismo secretario de Gobernación, que en la imaginaria fungiría como "jefe de gabinete", quien desecha la propuesta del Ejecutivo defendida por Francisco Gil Díaz, tras haber defenestrado, junto con Sari Bermúdez, al energúmeno (que finalmente resultó ser el mismísimo inquilino de Los Pinos) que propuso la desaparición de un grupo de instituciones del arte, la cultura y la ciencia.

NO CORRESPONDE A LA versión de los jilgueros, pero es la cena de caníbales en la que cada cual jala para su lado, defiende los huesos que cree valiosos y trae al país del tingo al tango.

ES, EN FIN, EL autodenominado "gobierno del cambio".

Las rebanadas del pastel:

DESDE LA UNIVERSITÉ DU Québec à Montreal, Arturo Quintanar, integrante del Regional Climate Group, nos envía lo siguiente: "Me parece increíble lo que leo sobre el gran botín de la energía eólica que se están adjudicando las compañías extranjeras. Por años en la UNAM, el Poli, el Instituto Mexicano del Petróleo y otras instituciones nacionales estuvieron siempre presentes los sueños de hacer granjas de generadores eólicos. Se hicieron algunos estudios meteorológicos y climatológicos de varias zonas. Algunos estudios fueron un regalo para muchas compañías extranjeras que además fueron hechos con dinero de los contribuyentes. El estudio de viento en superficie es de una necesidad práctica y no se reduce al aprovechamiento energético. Por ejemplo, Pemex requiere esta información para poder diseñar las plataformas de extracción sujetas a un oleaje constante que depende de la intensidad del viento. Buena parte del trabajo duro de obtener datos de campo y de diseño se hace en México pero al final Pemex contrata gringos, que 'tienen' el know how y son los que instalan la 'tecnología de punta'. En México tenemos ya el know how, lo que no sabemos es cómo convencer a las miserias que hay por líderes de que lo que se requiere es confianza en nuestra gente para resolver nuestros problemas con nuestras propias herramientas. Si mal no recuerdo ya ocurrió en 1939, pero aún nos seguimos chupando el dedo con los catrines y bufones que tenemos por gobernantes"... Saludos.

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