México D.F. Martes 25 de noviembre de 2003
Habla Nadine Gordimer, escritora sudafricana,
Nobel de Literatura 1991
Africa y Latinoamérica deben unirse para hacer
contrapeso a EU y Europa
''Los seres humanos no somos ángeles ni demonios,
vivimos en una enorme mezcla''
Participa en la conmemoración de los 69 años
de actividad del PEN Club
CESAR GÜEMES
A los 80 años de edad, que cumplió en la
ciudad de México hace un par de días, la escritora sudafricana
Nadine Gordimer, premio Nobel de Literatura 1991, se descubre en pleno
trabajo creativo.
Novelista y autora de cuento, Gordimer comenzó
su carrera literaria a los 15 años y desde entonces ha dado a conocer
los volúmenes que conforman una obra dedicada temáticamente
a oponerse al racismo y las injusticias sociales.
En libros como La delicada voz de la serpiente, La
huella del viernes, No para publicarlo, La hija de Burger o Nadie
que me acompañe, la narradora ha expresado su punto de vista
respecto de la frágil barrera entre la civilidad y la barbarie contemporánea.
Hoy se encuentra en México a fin de participar
en las actividades del PEN Club, que celebra 69 años de actividad.
La reconciliación no siempre es posible
-¿El camino de la reconciliación en Sudáfrica
ha de pasar por la literatura para que funcione?
-Supongo que debe ser así, porque comprender algo
es el primer paso para perdonarlo.
Gordimer
hace una pausa, levanta las cejas y se acomoda la holgada blusa que porta,
debajo de la cual se adivina un delgado cuerpo de cristal. Ejemplifica
su dicho: ''Hace cierto tiempo mataron a un líder del Congreso Nacional
Africano; le dispararon dos hombres que pidieron comparecer ante la Comisión
de la Verdad y la Reconciliación que existe en Sudáfrica.
Yo me encontraba al lado de la viuda del líder y percibí
que era casi imposible que la mujer estrechara la mano de los asesinos.
Así que en algunas ocasiones se logra la reconciliación,
pero en otras no.
''Si en mi caso estuviera frente a quien mató a
un ser querido, sería muy complicado que abrazara al victimario.
Entonces, el problema del racismo va más allá de las diferencias
del color de piel o del estatus económico: si una persona negra
se interesa sólo por lo que ocurre en su ámbito, también
es una forma de racismo. Y otro tanto ocurre con cualquier otro grupo social
que se cierra en sí mismo y no se da cuenta de que está inmerso
en un mundo de enorme diversidad. No podemos hablar de ángeles y
demonios: los seres humanos vivimos en una enorme mezcla y hay que entenderla."
A propósito de la necesidad que tiene un escritor
de comprender su realidad, apunta: ''Para mí todo ejercicio literario
es una investigación, del mismo modo en que cuando se viaja a un
país desconocido lo primero que se hace es salir a sus calles para
conocerlo. En ocasiones observamos en los noticiarios televisivos que tal
o cual persona hizo algo; entonces nos preguntamos qué camino recorrió
para llegar hasta ahí. Desde luego, uno no sabe qué le pasó
a esa persona antes ni qué le sucederá después. Entonces
se abre el camino de la literatura, de la novela o el relato al completar
la historia.
''Cuando los escritores jóvenes se acercan a mí
para preguntarme cómo me preparé para ser novelista o cuentista,
siempre les respondo que el secreto está en mirar con mucho cuidado
cómo es una persona, cómo se viste, cuáles son sus
gestos característicos. Y a partir de ahí viene la creación
literaria: inventarle una vida a un ser que entonces se convierte en personaje.
Digamos que los escritores han de ser buenos sicólogos, buenos detectives
respecto del carácter de las personas que están a su alrededor."
Gran brecha entre el campo y la ciudad
-¿Qué tan cerca percibe la vida sudafricana
de la mexicana?
-Compartimos la preocupación por la pobreza extrema
que viven nuestros pueblos. Aquí y en mi país observo una
gran brecha entre el campo y la ciudad. Después de todo ambos países
somos resultados de la opresión colonial y eso nos lleva a compartir
varias problemáticas. Apuntaría también que es muy
satisfactorio saber que en el presente se han dado intercambios comerciales
y de ideas que no existían en el pasado. Eso quiere decir que estamos
terminando con los restos del colonialismo: siempre habíamos visto
hacia el norte o hacia el sur. En cambio ahora nuestras miradas como países
se dirigen hacia muy distintas latitudes. Hoy es más claro que nunca
que los países de Latinoamérica y los de Africa debemos estar
unidos para formar un contrapeso al poder que se concentra en Estados Unidos
y Europa, de modo que bailemos a nuestro ritmo, no al de ellos. Por eso
es importante que el congreso del PEN Club se lleve a cabo en México
y no en un país europeo.
-¿Cómo entiende la libertad del escritor?
-Como la posibilidad de decir abiertamente lo que se observa,
lo bueno y lo malo.
-¿Qué separa a la joven Nadine Gordimer,
que escribía y publicaba desde los 15 años, con la prosista
de hoy?
-Además del paso por una gran cantidad de experiencias
agradables y penosas, la posibilidad real y concreta de participar y promover
las causas en las que creo.
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