CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Ambulantes, pingüe botín partidista

EL RELOJ de los tiempos difíciles marca en esta época del año la hora del conflicto entre ambulantes, es decir, enfrentamientos, manifestaciones y, sobre todo, afiliaciones de conveniencia a los partidos políticos ávidos de seguidores.

TAL VEZ ninguna masa social es tan apetecida actualmente por los organismos políticos como la de los vendedores callejeros, dispuestos a todo para defender un trozo de calle donde puedan sacar algo de provecho en este lapso de traicioneras bolsas gordas y sueños de bonanza.

LAS CIFRAS dan razón del porqué el interés de los partidos políticos, no todos claro, por la defensa (control) de este importante grupo de individuos que supone una importante cantidad de votos.

PARA TRANSPARENTAR el asunto podríamos establecer, por ejemplo, que de enero a junio de este año la tasa de desempleo en la ciudad de México llegó a 4.1 por ciento de la población económicamente activa (PEA), es decir, durante esos meses en la capital del país existieron 119 mil desempleados.

AUNQUE NO se puede decir con toda certeza que todo aquel que es despedido o que llega a la edad de trabajar y no encuentra empleo se dedique necesariamente a la venta en las calles, es verdad que la puerta más ancha por donde se puede circular hacia una actividad económica más o menos estable es el ambulantaje.

POR ESO, aunque las batallas visibles se den en el arroyo y las banquetas de la ciudad, hay otros combates, tal vez menos cruentos pero con igual intensidad, en los partidos políticos que ansían tener las riendas de esos grupos que hoy son priístas y mañana se despiertan con la camiseta amarilla o verde, siempre que convenga a sus intereses o los de sus líderes.

SE PUEDE decir que en esta ciudad, cada colonia, sin importar su condición económica, tiene sus ambulantes y éstos a su vez tienen uno o más líderes.

AUNQUE NO existen cifras claras sobre el número de personas dedicadas a la venta de cualquier cosa que sea vendible en la calle, el número de desempleados sí da una idea del tamaño que puede tener esa masa susceptible a su vez de ser comprada por el mejor postor.

HOY HAY quien asegura que los vendedores callejeros, cuando menos en el Zócalo, están bajo el control del PRD, pero existen voces dentro de ese partido que aseguran que el PRI aún tiene simpatizantes entre los vendedores.

POR EL momento la ambición partidista parece no tener mayor importancia entre los ambulantes, preocupados principalmente por no perder sus lugares, pero llegado diciembre las cosas pueden cambiar.

LO CIERTO es que cada líder pretende expandir su territorio y para eso hace falta la complicidad de jefes delegacionales y representantes políticos, y es en ese momento cuando la guerra en las calles y entre los partidos se agudiza.

HEMOS VISTO cómo se puede usar la violencia extrema en estas luchas callejeras, hay muertos y hay encarcelados debido a esas batallas y hay, se quiera o no, una gran indiferencia de los grandes capitales nacionales frente al mal del desempleo que alimenta la llamada economía informal.

NADIE SABE dónde quedaron los dineros de los señores que vendieron la banca ni se sabe qué han hecho quienes han obtenido importantes ganancias gracias a las muchas ventajas que este gobierno les ha ofrecido.

ASI, SI se quiere encontrar a los responsables de no crear los empleos necesarios que aniquilen, en definitiva, a la mayor parte del ambulantaje, busquen entre la iniciativa privada nacional a los beneficiarios de este ignominioso lapso del neoliberalismo, que se niegan a invertir en el país lo que sus habitantes les han dado. De cualquier forma la hora de los ambulantes ha llegado, y eso es una mala noticia.

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