México D.F. Lunes 24 de noviembre de 2003
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Entre la ley y el caos
EN VISPERAS DE comprobarse si en la "ciudad de la esperanza" los compromisos taurinos se cumplen o no, de nueva cuenta la ciudadanía observa la eventual congruencia entre promesas y actos de las autoridades capitalinas.
"...LA FALTA DE interés de los gobiernos por la fiesta se debe a que no hay mucha sensibilidad política para entender que ese espectáculo tiene que apegarse a las leyes vigentes. Si esas leyes son insuficientes o incompletas, justas o injustas, eso es otra cosa y puede revisarse. Pero mientras no haya otras hay que respetar las que están en vigor", sostenía Andrés Manuel López Obrador un mes antes de las elecciones de 2000.
Y AÑADIA CONVENCIDO: "En los toros, como en cualquier otro renglón de la vida pública, es injustificable toda omisión por parte de la autoridad responsable. Aquí no estamos hablando de taurinismo o de antitaurinismo, sino de algo muchísimo más importante para la salud de una comunidad: el compromiso con la ley".
TRES AÑOS DESPUES de tan esperanzadoras declaraciones y luego de sucesivas negligencias del gobierno de la ciudad y de la delegación Benito Juárez para hacer cumplir el Reglamento Taurino para el Distrito Federal, cuando por fin la Dirección General Jurídica y de Gobierno de la citada demarcación impuso discreta multa -102 mil pesos- a la empresa de la Plaza México y la suspensión por un año al matador Enrique Ponce para torear en la citada plaza, debido a las ilegalidades cometidas por ambos en la corrida del 5 de febrero pasado -rechazar un toro previamente aprobado por el juez por otro al gusto del torero español-, el Gobierno del DF vuelve a dar muestras de debilidad ante las presiones del empresario de la Plaza México para que se permita al diestro valenciano torear en la teletonera corrida del próximo 7 de diciembre.
PONCE, DESDE LUEGO, nunca se tomó la molestia de interponer el recurso de inconformidad en contra de la sanción que le fue impuesta el 22 de abril de este año, pero hoy declara contrito que "en ningún momento ha menospreciado las leyes mexicanas" y, demagogo, añade: "Yo sé que los opuestos a Herrerías están utilizando este asunto para debilitarlo, pero sepan que están siendo desleales con la historia del toreo en México, con su afición y con un torero que no tiene nada que ocultar".
AL CINISMO SUELEN ser proclives las modernas figuras del toreo, por lo que la afición capitalina espera de la vacilante delegación Benito Juárez, del obsequioso -con la empresa de la Plaza México- secretario de Gobierno del DF, Alejandro Encinas, y del indiferente -con el espectáculo taurino- jefe de Gobierno del DF, Andrés Manuel López Obrador, un mínimo de respeto, tanto por la endeble legalidad en que se sustenta la fiesta brava en la ciudad de la esperanza, como por la solitaria resolución de la autoridad en favor de una celebración digna, así como por un público harto ya de tantos atropellos, incluso en materia taurina.
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