México D.F. Domingo 23 de noviembre de 2003
FUSILERIAS
Alfredo C. Villeda
Curso inédito de Foucault
REUNIDOS EN MONTEPELLIER en mayo, los siquiatras
franceses debatieron la eventualidad de su futura desaparición.
Sin duda esa crisis es uno de los múltiples hechos que dan actualidad
a un curso que Michel Foucault impartió entre 1973 y 1974 en el
Colegio de Francia, intitulado El poder siquiátrico, publicado
en ese país hace sólo tres semanas (editorial Seuil/Gallimard)
e inédito aún en otras lenguas.
ESTE
TEXTO DA continuidad a La historia de la locura en la época
clásica, en la que Foucault hace la arqueología del reparto
según el cual los locos se separan de los no locos y analiza el
tratamiento médico a la locura en el siglo XIX. Ahora el ensayista
plantea que la siquiatría no nace por un progreso en el conocimiento
de la locura, sino en dispositivos disciplinarios y de poder que organizan
la atención al enfermo.
FOUCAULT EXPLICA QUE el marcaje médico en
un manicomio es esencialmente la presencia física de un doctor,
su omnipresencia. El manicomio es el cuerpo del siquiatra, ampliado, dotado
de dimensiones de institución pública.
LA PRIMERA REALIDAD que el enfermo debe encontrar
es el propio cuerpo del siquiatra, que debe estar presente en todos lados.
La arquitectura del manicomio es siempre calculada de tal forma que el
médico puede estar por todos lados, ver todo, y en su solo recorrido
supervisar la situación de cada paciente e incluso del personal.
MUCHOS SE PREGUNTAN por qué tiene que ser
un médico el director del manicomio. Los doctores argumentan que
se debe a que ellos saben. ¿Saben qué, si nunca han dirigido
una institución similar?, puntualiza Foucault. Todo se debe -responde-
a las señales que designan en el doctor la existencia de un saber
que va a funcionar como poder médico. Estas señales son:
estar siempre bien informado, supervisión, registro de medicación-dirección,
remedio-castigo, y el factor clínico, en el que un interrogario
servirá como instrucción de estudiantes.
ESA ES LA importancia institucional de la clínica
en la vida de los manicomios, porque el médico se convierte en un
''maestro de la verdad". Es así como se magnifican las señales
de saber y son éstas, y no el contenido de una ciencia (como en
el caso de un cirujano), las que permitirán al responsable funcionar
como médico en el hospital mental.
RETOMA VIGENCIA EL incómodo Foucault.
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