México D.F. Domingo 23 de noviembre de 2003
Viuda desafió al visitante por su política belicista y el fiasco de las armas de Hussein
Revelan lo que un lloroso Bush dijo a familiares de británicos muertos en Irak
"Mi papi está en el cielo", le señaló al presidente el hijo de tres años de un soldado caído
SEVERIN CARRELL ESPECIAL
Londres, 22 de noviembre. Fue un momento que se salió del guión, durante una ceremonia co-reografiada minuto a minuto. Se trató del momento en que el hijo de tres años de un soldado británico muerto en Irak miró al presidente George W. Bush a la cara y le dijo: "Mi papi está en el cielo". La faz de Bush se arrugó y tartamudeó su respuesta: "Oh, cómo lo siento".
Beck Seymour, con una breve frase, había desarmado al más poderoso líder del mundo y enterneció una habitación llena de viudas de guerra y familiares en duelo.
Beck estaba con su madre, Lianne, viuda de Ian Seymour, joven soldado que falleció cuando se estrelló a bordo de un helicóptero de las fuerzas especiales estadunidenses, el primer día de la guerra contra Irak.
Ella fue la única, entre otras 17 viudas, padres y demás deudos presentes, que desafió al presidente por su política en Irak y su fracaso en encontrar las supuestas armas químicas y biológicas de Saddam Hussein.
"Se acercó para hablarme, y sólo dijo: 'Lamento su pérdida'; yo no le respondí", dijo Lianne Seymour. "Sólo lo miré directamente a la cara. Me dijo: 'debe ser terrible para usted', y yo le respondí: 'Usted no tiene idea de lo duro que es".
Los Seymour, de Poole, Dorset, eran parte de un grupo cuidadosamente seleccionado de 19 personas formado por deudos de soldados y oficiales, que fueron elegidos para reunirse con Bush y su esposa la mañana del jueves, durante la visita oficial para honrar a los muertos de guerra británicos en la abadía de Westminster.
Bush y su esposa Laura llegaron a la abadía para participar en una breve y sombría misa y dejar una ofrenda en la Tumba del Soldado Desconocido, firmar el libro de visitantes y escuchar la historia del edificio.
Esta ceremonia es parte rutinaria de cualquier visita oficial, pero el jueves Bush se alejó del protocolo al arreglar un encuentro privado y emotivo con familiares de marinos, pilotos y soldados muertos en la más reciente guerra británica en Irak.
Fue un acto en que Bush usó su personal estilo y causó gran efecto. Se ganó a todos los familiares, incluida la señora Seymour.
Los Bush conversaron con todos, acompañados de funcionarios de la Casa Blanca y el fotógrafo del presidente. Este estrechaba las manos de los familiares, los tomaba de los hombros y transmitía sus condolencias.
Tony Maddison, padrastro del marine Chris Maddison, muerto en un incidente de "fuego amigo" cerca de Basora, tenía planeado preguntarle al presidente cómo resolvería la desalentadora situación en Irak.
Sin embargo, a Maddison se le trabó la lengua y quedó arrobado con la conversación que sostuvo con el presidente durante tres minutos. "Tendría que decir que es el tipo más auténtico que he conocido", dijo.
Agregó: "Se burlan mucho de él. Pero qué tipo tan genuino. Ahora tengo una opinión totalmente distinta de él... había una lágrima en su ojo. Me arrebató todo lo que quería decirle. El no estaba ahí para dar argumentos u opiniones, sino para darnos sus condolencias. Nos dijo que triunfará y que no se va a dejar derrotar por bandidos ni terroristas. Sus condolencias fueron de corazón".
Sentimientos encontrados
La señora Seymour se había preparado para el encuentro y respiró profundo antes de hablar. Le dijo al presidente: "Tengo un hijo de tres años al que tendré que criar sola, y los diarios constantemente reportan que no hay armas de destrucción masiva. Usted y Blair tratan de reafirmar constantemente que todo esto no ha sido en vano. Y yo tengo que es-cuchar eso día tras día, además de estar en duelo por mi marido".
Fue entonces, dice ella, cuando "Beck le dijo que su papi estaba en el cielo, y la cara de Bush simplemente se desmoronó y dijo 'Oh, cómo lo siento'".
La señora Seymour continúa: "Después le dije que las últimas palabras que mi esposo le dijo a nuestro hijo fueron: 'Voy a hacer que el mundo sea mejor para otros niños y niñas'. Le dije al presidente que ese es ahora su trabajo. Me respondió algo como 'Le prometo que haré lo mejor que pueda'. Eso fue todo, se fue hacia otras personas y después regresó para tomarse una foto con nosotros, lo cual fue muy incómodo".
La viuda afirma que la reunión fue "muy extraña" y "bizarra", pero que la atmósfera tensa y sombría fue aligerada por su hijo: "Beck rompió el hielo, levantó el espíritu. Corría de un lado a otro buscando helicópteros y francotiradores en el tejado. Hizo que todos se distrajeran. No creo que el presidente esperara que aquí hubiera niños, pero se trataba de reflejar la realidad de la situación, Ƒno es cierto?"
Agregó que la reunión fue insatisfactoria, porque ni el presidente estadunidense pue-de devolverle su marido; sin embargo, parece que Bush logró ganársela.
"Me es muy difícil decir esto, pero creo que es muy sincero. Se veía realmente afectado y muy emocionado. Su esposa nada dijo. Parece que nunca habló y, para ser ho-nesta, creo que trataba de no involucrarse".
Añadió que sólo juzga a las personas una vez que las conoce, y que "aunque no me gusta la política del presidente ni lo que ha hecho, creo que hasta podría llevarme bien con él, si lo conociera en una fiesta. Es alguien con quien es fácil relacionarse, es muy agradable. Pero su política es algo distinto", concluyó la viuda. © The Independent Traducción: Gabriela Fonseca
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