LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO

José Agustín Ortiz Pinchetti

Las puntas del puercoespín

La Cámara de Diputados vive en la calma que precede a la tormenta. El tedio desciende porque las reuniones del pleno son breves. Se organizó un "puente" más grande que el distribuidor vial de San Lázaro. Observamos la tormenta del PRI: su propuesta de IVA aparece, los divide, luego se hunde, emerge en otra ya transfigurada, los vuelve a dividir. Es un negro sapo difícil de tragar.

Tenemos tiempo de mirar hacia fuera: Jeffrey Davidow, ex embajador de Estados Unidos en México en la hora de la alternancia, da testimonio de los dilemas de la relación entre los dos países con una metáfora: Estados Unidos es un oso que está siempre a punto de aplastar a su vecino. México es un puercoespín defensivo. Ambos se parecen en que no se entienden: interminables prejuicios, miedos, ignorancias nos separan. A algunos les pareció muy ofensivo lo del puercoespín. A mí no, šmás vale que nos vean como un animal astuto y puntiagudo!

Brota un incidente en el contexto de nuestras difíciles relaciones: el embajador mexicano ante la Organización de Naciones Unidas, Adolfo Aguilar Zinser, quien se destacó con una excelente defensa del interés nacional como presidente del Consejo de Seguridad y como representante de nuestro país en la ONU, fue cesado el lunes pasado.

Corrieron a Aguilar porque en una conferencia sobre la historia de las relaciones entre México y Estados Unidos dijo "que las elites norteamericanas y algunos sectores de esa sociedad han visto a México como patio trasero". Esta afirmación es irrefutable. Incluso, la expresión "patio trasero" es de los propios estadunidenses, quienes nos miran, como dice Davidow, con una mezcla de ignorancia y de soberbia.

El diplomático Aguilar no resultaba simpático a ciertos oficiales del gobierno de Estados Unidos, lo cual es perfectamente lógico, ya que por órdenes expresas del presidente Fox se opuso a la política del señor Bush en la guerra contra Irak, y porque era y es, como sabemos sus amigos, un puercoespín nacionalista y no un bote de miel para osos.

Fox, a quien el trabajo de Aguilar Zinser había favorecido, se lanzó contra su representante dándose por ofendido de una afirmación inexistente. Aguilar no dijo que México es el traspatio de Estados Unidos. El Presidente mintió en forma probablemente involuntaria: no es verdad que las relaciones con Estados Unidos sean de gran madurez ni que existe una gran franqueza entre nosotros, sino una y otra vez están corroborando que el puercoespín mexicano se defiende como puede del oso norteamericano, y ese es nuestro destino manifiesto hasta que seamos suficientemente fuertes para ser socios y aliados de Estados Unidos, y no sus "protegidos".

El Presidente incurrió en un vicio nacional que consiste en intentar salvar las apariencias. En utilizar la simulación y construir una realidad imaginaria, más aceptable. Esto sucede en todas las familias mexicanas, no debemos escandalizarnos.

Por lo que a mí toca, pienso que Aguilar ha hablado con franqueza, y eso es un gran mérito. Hay que reconocer que resultó bastante áspero y hasta provocador, pero es hora de que empecemos a llamar las cosas por su nombre. Yo suscribiría las afirmaciones de Kofi Annan, secretario general de la ONU. "Hizo una excelente contribución y defendió valientemente a su país. Demostró inteligencia, sentido del humor, espíritu independiente, sentido de justicia y buen juego".