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México D.F. Lunes 17 de noviembre de 2003
HOYO NEGRO: JUEGO PELIGROSO
El
simulacro de ataque terrorista con armas de destrucción masiva realizado
ayer en la frontera entre Sonora y Arizona, bautizado Hoyo negro (Black
hole), es un ejercicio pleno de sentido para poblaciones del país
vecino, cuyo gobierno federal se ha hecho de gran cantidad de enemigos,
ha sembrado rencores y odios en todo el planeta y ha multiplicado en forma
exponencial las razones y las justificaciones que los terroristas se dicen
a sí mismos antes de atacar blancos civiles.
Con una presidencia agresora, invasora, ocupante y responsable
de crímenes de guerra, como es la de George Walker Bush, los municipios
y los estados del país vecino tienen sobrados motivos para temer
represalias y, por ende, para realizar prácticas de seguridad como
el simulacro mencionado. De hecho, el pasado 22 de octubre el Departamento
de Policía de Nogales, Arizona, fue movilizado por las autoridades
de Washington ante una supuesta amenaza de bomba en los puertos de DeConcini
y Mariposa, antecedente inmediato de la práctica de seguridad realizada
ayer.
Para la República Mexicana, para el estado de Sonora
y para el municipio de Nogales, en cambio, la amenaza terrorista tiene
una significación distinta y una importancia mucho menor que para
la potencia del norte. Al sur del río Bravo, los únicos factores
de riesgo de atentados terroristas son, por un lado, la vecindad con Estados
Unidos y, por el otro, la presencia en nuestro país de relevantes
intereses políticos y económicos estadunidenses. Se trata,
pues, hasta ahora, de un peligro meramente circunstancial.
Ante esa diferencia no hay justificación alguna
para asumir como propias las estrategias de defensa del país vecino,
menos para participar en la adopción de medidas "antiterroristas",
ni siquiera de carácter preventivo, toda vez que en la coyuntura
presente el gobierno de Bush ha generado una completa confusión
entre las acciones preventivas, las defensivas y las agresivas.
En días pasados, al término de la reunión
binacional México-Estados Unidos celebrada en Washington, el secretario
de Gobernación, Santiago Creel, aseguró que las autoridades
de nuestro país no participarían en el simulacro de Arizona
más que en calidad de observadoras. Sin embargo, ayer, el ejercicio
en el puerto fronterizo de Mariposa fue calificado de "binacional" y se
reportó la participación de "60 dependencias de México
y Estados Unidos".
Hasta ahora, se afirma líneas arriba, los riesgos
de ataques terroristas para México derivan únicamente de
su condición de país vecino y socio comercial de Estados
Unidos. Pero si las autoridades mexicanas -federales, estatales o municipales-
se empecinan en hacer causa común con la histeria antiterrorista
de la Casa Blanca, tarde o temprano nuestro país será visto
como potencial objetivo por las organizaciones y los movimientos que odian
al gobierno de Washington y a sus aliados más serviles, como los
de Londres, Madrid y Roma.
Cabe esperar que nuestros gobernantes se comporten, en
lo sucesivo, con mayor prudencia, se abstengan de participar en juegos
de guerra como el realizado ayer en la frontera entre Sonora y Arizona
y eviten el ingreso de México en la dinámica de irracionalidad,
violencia y barbarie que han impuesto los fanáticos islámicos
y sus enemigos occidentales, más dotados de medios tecnológicos
y propagandísticos, sí, pero no menos terroristas.
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