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México D.F. Lunes 17 de noviembre de 2003
Diputado perredista señala que falta
un estudio profundo sobre la salud de los profesores
Neurosis y estrés, entre los males que afectan
al magisterio nacional
El exceso de trabajo de los maestros afecta a sus familias,
no sólo a los alumnos, asevera
Cansancio prematuro, neurosis, envejecimiento acelerado,
diabetes, hipertensión y complicaciones cardiacas son sólo
algunos de los padecimientos que afectan al magisterio nacional, aseguró
el legislador perredista Juan Pérez Medina, secretario de la Comisión
de Educación de la Cámara de Diputados, quien destacó
que hasta ahora no se ha realizado un estudio a profundidad sobre el estado
de salud de los maestros mexicanos, quienes "hoy enfrentan un cuadro clínico
nuevo, el cual representa un reto para las instituciones de salud".
De
acuerdo con cifras oficiales, más de millón y medio de profesores
atiende a los casi 31.5 millones de alumnos de todos los niveles del Sistema
Educativo Nacional. Los docentes de educación básica, en
su mayoría mujeres, son un millón 58 mil, quienes atienden
a los más de 24 millones de estudiantes que cursan desde prescolar
hasta secundaria en más de 207 mil escuelas.
A pesar de que el incremento en la cobertura educativa,
al menos en el nivel básico, se ha reflejado en un aumento de la
matrícula, del millón 300 mil trabajadores de la educación
que fueron registrados en el último Censo General de Población
y Vivienda sólo 367 mil afirmaron tener un ingreso de entre cinco
y 10 salarios mínimos, mientras 444 mil trabajaron de 33 a 48 horas
a la semana y sólo 187 mil laboraron entre 17 y 24 horas.
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En un estudio que el Colegio de Profesores de Chile realizó
en torno a la salud de sus docentes se afirma: "ligada a la condición
de profesor subyace gran cantidad de expectativas que pesan sobre los educadores,
pues se espera que transmitan conocimientos y generen habilidades y capacidades
en sus alumnos. Así, mediante objetivos transversales, los profesores
deben inculcar valores, enseñar hábitos de conducta, así
como la formación de la personalidad. En esa medida, los docentes
deben asumir funciones complementarias a las de la familia, lo que muchos
perciben como sobrecarga".
Pérez Medina señaló que el exceso
de trabajo y el estrés a que son sometidos los profesores "tiene
un impacto no únicamente en los niños que atienden, sino
incluso en su integración familiar, pues, además de los problemas
de salud y cansancio que enfrentan, los hijos de los maestros viven prácticamente
solos, pues muchos profesores trabajan todo el día".
Agregó que en el cansancio y envejecimiento prematuro
de los maestros influye "su trabajo cotidiano, pero también las
presiones de productividad que ha establecido el gobierno federal".
Al respecto, en un análisis sobre el impacto del
trabajo profesional del educador sobre su personalidad y salud, elaborado
por José Manuel Esteve Zarazaga, catedrático de teoría
de la educación de la Universidad de Málaga, España,
indica que, si bien en el ejercicio profesional del docente existe un carácter
ambivalente, "pues por una parte la educación es una actividad de
relación interpersonal en la que el profesor trabaja con personas,
no con cosas, tampoco es posible prescindir de un aspecto negativo, ya
que el ejercicio profesional de la educación puede transformar en
muy pocos años al principiante ilusionado en una persona amargada,
desconcertada ante el papel que debe jugar y abatida ante la incertidumbre
de sus esfuerzos".
El investigador señala entre las principales consecuencias
de la tensión que afecta a los profesores -dependiendo de su edad,
sexo y expectativas laborales- los sentimientos de desconcierto o insatisfacción
al enfrentar los problemas de la enseñanza, el desarrollo de esquemas
de inhibición, el abstencionismo laboral, el agotamiento, la ansiedad
y el estrés.
No obstante, reconoce que la ansiedad como estado permanente,
las neurosis reactivas y la depresión -que influyen de manera negativa
en el equilibrio sicológico de los profesores- tienen incidencia
reducida.
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