México D.F. Viernes 7 de noviembre de 2003
Elude Bush viajar a funerales de soldados caídos en Irak; evitar malas noticias, el motivo
Preparan en EU un gran show propagandístico el Día del Veterano
Arranca campaña para promover el libro de una soldado supuestamente violada y luego rescatada
En periódicos, revistas y televisión, con entrevistas y películas, se destaca la gesta de la invasión
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 6 de noviembre. Está por celebrarse el Día del Ve-terano, pero la sangre estadunidense que corre cada día en Irak está aguando la fiesta.
El comandante en jefe, George W. Bush, evita asistir a funerales de sus soldados; la industria del entretenimiento está por ganar mi-llones en el festejo del feriado, al convertirlo en el día de una veterana, y por otro lado un soldado enfrenta un juicio militar acusado de sentir miedo al ver correr sangre humana en Irak.
"Violaron a Jessica", grita la por-tada del New York Daily News, en el arranque de una campaña publicitaria para promover el libro so-bre la experiencia de la soldado Jessica Lynch, su captura y "gran rescate" en Irak.
"Todos sabían lo que hacían los soldados de Saddam Hussein a las mujeres capturadas", indica Rick Bragg, quien escribe el libro con base en lo que contó la prisionera de guerra más famosa de Estados Unidos (claro, jamás se menciona lo que cuentan las vietnamitas de lo que "todos sabían" que hacían los soldados estadunidenses).
Lynch, mediante Bragg, desmiente versiones originales de que fue capturada después de una intensa batalla donde ella había descargado todas sus municiones antes de caer en poder del enemigo, y señala que nunca disparó.
También confirma que los médicos iraquíes intentaron entregarla a las fuerzas estadunidenses en una ambulancia sólo para ser sujetos a una balacera, y huir de regreso.
Ficción y realidad
El libro será presentado el martes, Día del Veterano, y Bragg y Lynch compartirán un pago adelantado de un millón de dólares.
El autor debió renunciar como famoso reportero del New York Ti-mes por una controversia donde es-cribió notas con detalles de primera mano sobre un lugar en el que no estuvo presente (un stringer le había hecho el trabajo, pero Bragg firmó solo, sin dar crédito al reportero).
Pero cada día la ficción y la realidad son más difíciles de distinguir en torno a lo que sucede en Irak, entre otras cosas.
Por cierto, el de Bragg no será el único libro sobre Lynch este Día del Veterano. La presentación del libro Yo también soy un soldado: la historia de Jessica Lynch será sólo uno de los actos en torno a esta joven militar del pueblo po-bre de Palestina, West Virginia.
El domingo habrá una película hecha para televisión, Rescatando a Jessica Lynch, en NBC; las re-vistas Vanity Fair y Glamour pu-blican fotos de Lynch en sus números actuales; Diane Sawyer entrevistará en exclusiva a Lynch en el programa televisivo Primetime de ABC, el martes; el programa To-day transmitirá la entrevista con la mujer el miércoles, y el jueves tie-ne cita con el programa nocturno Late Show with David Letterman.
Pero cada día hay noticias de soldados menos afortunados que Lynch, y familias que lloran y en-tierran a sus hijos que regresan de un país desconocido y misterioso para la mayoría, que no gozan de la misma publicidad, y sus nombres apenas se registran, y en los que el gran ausente en las ceremonias fúnebres es el comandante en jefe de Estados Unidos.
Y es que las malas noticias son pésimas para la política. Después de semanas de intensa campaña de la Casa Blanca para acusar a los medios de dar sólo "malas noticias", e insistir en que las cosas van mejorando, todo se vino abajo al ser derribado un helicóptero militar que causó la muerte a 15 soldados estadunidenses y 21 heridos; fue el día más mortal para las fuerzas estadunidenses en siete meses.
En total, 379 estadunidenses han muerto en Irak (nadie cuenta a los iraquíes, ya que eso no tiene gran impacto en la política nacional, hasta la fecha).
Para Bush, el Día del Veterano será algo complicado; tendrá que elogiar a quienes han arriesgado sus vidas por el país, y a la vez insistir en que para los que lo hacen ahora no sólo vale la pena, sino que amerita su sacrificio final.
Pero deberá decirlo en términos muy generales y evitar enfocar demasiada atención en hechos concretos: cada día que dice que las cosas mejoran, más soldados re-gresan a casa en cajas de madera.
"Si (Bush) es más explícito, o permite que se fotografíe el regreso a casa en ataúdes cobijados con banderas de los héroes caídos, só-lo le recordará a la gente que este gobierno había dicho que esto sería fácil", comentó Maureen Dowd, columnista del New York Times.
Agregó: "El gobierno juró capturar a Osama (Bin Laden) y Saddam y las armas de destrucción masiva, y no lo ha hecho. El equipo Bush, que tanto resaltó la presencia de Al Qaeda en Irak, ha creado ahora esa presencia. Y ha mostrado que no había plan de-cente para la ocupación... y ningún plan para salir de ahí".
La Casa Blanca ha defendido la decisión de Bush de no comentar cada vez que hay bajas, al alegar que no es posible que el presidente salga cada vez que hay noticias de muertos estadunidenses; ya de-be mantener la perspectiva y el cuadro magno de la situación. Pe-ro, señala Dowd, estos mismos días Bush sí atiende en detalle y con toda dedicación otra prioridad, la recaudación de fondos pa-ra su campaña de relección (ya ha acumulado 90 millones).
Si tiene todo el tiempo para viajar a cenas y eventos para recaudar estos fondos, señala, "tal vez la solución para el problema de Bush es que coordine su itinerario para ir a ciudades donde pueda asistir tanto a eventos de recaudación de fondos como a funerales. La ley de promedios indica que eso no debería ser tan difícil".
Caras de la misma moneda
Por lo pronto, la soldado Lynch es la imagen deseada -atractiva, rubia, heroica, víctima de un enemigo brutal (eso sí, los médicos y enfermeras iraquíes que la cuidaron y se arriesgaron para entregarla a sus compañeros no son gran tema de esta historia)-, la dama rescatada en asalto estilo Hollywood (continúan dudas sobre si el lugar de donde fue rescatada estaba defendido por el "enemigo" y aunque todo el episodio fue grabado por soldados, sólo se difundió al público el video editado por el Pentágono), pero otras historias no se prestan a las necesidades del gobierno, ni de Hollywood.
Está la compañera de Lynch, también herida y capturada en el mismo lugar y hora, Shoshana Johnson. Pero ésta, de origen panameño, es negra y gorda, y no se presta tanto para la foto. O el caso del sargento Georg Andreas Pogany, quien está detenido y enfrentará un juicio marcial acusado de "conducta cobarde resultado de temor".
Resulta que en su segunda noche en Irak, Pogany vio cómo un iraquí fue partido a la mitad por balas de una ametralladora, y eso, dijo, le provocó un incontrolable estado de pánico (comentó, además, que a algunos de sus compañeros les causó risa el incidente).
Cuando fue a pedir ayuda por su condición, sus superiores le dieron píldoras para dormir, y poco después fue regresado a Estados Unidos para ser sometido a juicio, reportó el New York Times.
Sería el primer caso de "cobardía" desde la guerra en Vietnam.
Un ex coronel que fue fiscal militar en Vietnam, Bartlett J. Ca-rroll, declaró al Times: "La primera guerra en Irak duró cien horas y no había tiempo para tener miedo. Ahora los cuates en Irak tienen tiempo para enfocarse en su propia mortalidad".
O sea, es crimen potencial reaccionar con susto cuando se destruye violentamente a un ser humano.
Para el comandante en jefe, lo que ocurre en Irak todos los días es parte de la lucha global contra el "terrorismo" y el sacrificio de sus tropas es parte del precio por la "libertad" y para evitar otro 11 de septiembre. Ese será el mensaje el Día del Veterano.
Pocos preguntan a los veteranos si desean festejar este tipo de guerra.
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