Luis Javier Garrido

La tarascada

El IFE, al que se quiso presentar durante años, con amplio despliegue de propaganda, como la piedra angular de un nuevo "régimen democrático", está siendo hoy un factor que pone en entredicho a quienes gobiernan el país.

1. El escándalo que ha suscitado la designación por la alianza PRI-PAN del filopriísta Luis Carlos Ugalde, llamado El Maguito, como presidente del IFE, y de cuatro consejeros filopanistas y cuatro filopriístas, ha adquirido enormes dimensiones porque cuestiona "la legitimidad" del "nuevo régimen" y de todos los intereses económicos que se han ido apoderando del país en los años del neoliberalismo.

2. La designación de los nuevos consejeros, hecha por el PRI y el PAN con absoluta pérdida de las formas, no fue tampoco legal, pues el artículo 41 de la Constitución establece que éstos deberán ser elegidos por la Cámara de Diputados, lo que no fue el caso pues el pleno del 31 de octubre se limitó a ratificar la componenda: a) a ciegas (sin conocer el currículum de cada uno) y b) al vapor (en una sesión que se llevó a cabo al concluir el último día legal posible), con lo que c) se violaron principios del reglamento y de la ley orgánica. Los diputados votaron a los ocho consejeros, no discutiendo cada caso, sino en paquete -en planilla-, y si el Diario de Debates no registra para la historia debate alguno sobre los nombres fue porque no lo hubo: no se trató de una elección sino de una ratificación de lo negociado.

3. La Cámara de Diputados quedó así una vez más relegada al papel que se le asignó desde el sexenio de Salinas: de ser en el "nuevo régimen" una instancia de convalidación de arreglos en lo oscurito, en los que en un primer momento las negociaciones en Los Pinos, en Bucareli y en los restaurantes de la Zona Rosa sustituyen al trabajo de las comisiones, para que luego las últimas grillas en las comisiones sustituyan al pleno y la partidocracia termine por sustituir a la ciudadanía.

4. El procedimiento utilizado revela así el temor del priísmo y del foxismo ante el 2006 y, por lo mismo, un desprecio profundo por la ciudadanía y por el proyecto que durante dos sexenios se dijo que se iba a construir: el de procesos electorales en manos de ciudadanos y no de un partido o de los partidos, y eso explica la tarascada que dieron, agandallándose el instituto.

No puede, por lo mismo, sorprender a nadie que las cúpulas del PRI y del foxismo se pasaran semanas vetando nombres, para terminar en personajes mediocres que tienen dos rasgos comunes: son todos subordinados de los partidos y comparten algo que los medios no han remarcado, la mayoría tiene vínculos con el capital trasnacional.

5. El "nuevo IFE" es, así, además de todo lo que se ha dicho, tal y como lo imaginaron en 1989 Córdoba y Salinas, un candado más del proyecto neoliberal. Ugalde, señalado por ser empleado del PRI, está vinculado al Pentágono (que le publicó su tesis); Alejandra Latapí, además de asesorar al PRI, trabajó para el Consejo Coordinador Empresarial; el filopanista Andrés Albo proviene de Banamex; Marco Antonio Gómez, ex funcionario del estado de México, tiene lazos con las trasnacionales del Grupo Atlacomulco; Virgilio Andrade, otro ex mapache, no oculta haber trabajado con la esposa de Salinas en asuntos financieros; y Lourdes López es gente de confianza del PRI y de los empresarios del norte. Los filopanistas Teresa González Luna, Rodrigo Morales y Arturo Sánchez serían la excepción, pues sólo son gente de confianza del CEN del PAN.

6. El "efecto López Obrador", anunciado por las encuestas, habrá sido así el de empujar a panistas y priístas a cerrar filas hacia el 2006, a fin de obstaculizar el camino al PRD o a cualquier otra coalición. Y así por un lado salinistas y zedillistas tuvieron una abierta convergencia en la decisión final, de la misma manera que foxistas y panistas.

7. La actitud del PRD resulta por lo mismo incoherente, pues se opuso a la alianza PRI-PAN pero no tuvo una propuesta democrática: se aferró a defender el principio de la relección, que es repudiado por la mayoría de los mexicanos, y a proponer como presidente a Jesús Cantú, que no era más que lo mismo que decía combatir, un hombre de sus confianzas, para terminar proponiendo una planilla tan mala como la oficial. Y lo que es más extraño: rechazó su tajada del pastel, algo que no había hecho en las dos ocasiones anteriores, dejando así a PRI y PAN con manos libres para el 2006.

8. La renovación del IFE pone, por ello, de relieve lo que ya existía, y que hoy se busca ocultar: a) que el IFE era ya, aunque no de manera tan descarada, un botín de los partidos, un pilar de la partidocracia y un trampolín, y que por lo mismo b) los consejeros antes que ciudadanos imparciales fueron gente de los partidos, aunque ahora lo sean de sólo dos de ellos. ƑO qué acaso de ahí no brincaron a diputados y a otros cargos políticos Creel (PAN), Molinar (PAN), Ortiz Pinchetti (PRD) y Zebadúa (PRD)? ƑY de qué confianza se habla si el último proceso estuvo marcado por la abstención?

9. La responsabilidad de lo que acontece en el trabajo camaral no es, sin embargo, sólo de los legisladores, como pretenden los medios al desresponsabilizar al Ejecutivo y cargarle las culpas al Legislativo. Los ciudadanos y los legisladores no conocieron los nombres de los consejeros acordados sino media hora antes de que se obligó a la Cámara a votar, como tampoco recibieron durante meses las iniciativas de Fox en materia fiscal (que llegó ayer) y eléctrica (que no ha llegado), y sin embargo, éste en el extranjero afirma que las cámaras se las están obstruyendo.

10. En quienes pretenden gobernar hay un absoluto desprecio a la ciudadanía y a las instituciones que dicen respetar, y el costo que habrán de pagar va a ser muy alto.