México D.F. Viernes 7 de noviembre de 2003
El gobernador de Texas desdeñó los temas que le planteó el presidente Fox
Si no quieren pena capital, no vengan a matar niños, advierte Perry a mexicanos
Integrantes del Servicio Secreto desconocen a Marta Sahagún y repelen a reporteros
JUAN MANUEL VENEGAS ENVIADO
Austin, 6 de noviembre. El gobernador de Texas, Rick Perry, dijo que entiende y "respeta" la posición de México en relación con la pena de muerte, pero enseguida advirtió que si los mexicanos no quieren ser condenados a la pena capital, "no vengan a matar a nuestros policías, no vengan a matar a nuestros niños". A su lado, el presidente Vicente Fox Quesada simplemente guardó silencio sobre el tema.
Con esta respuesta seca, el gobernante republicano de Texas descartó atender satisfactoriamente las diversas peticiones que ha hecho el gobierno de México, inclusive ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para revisar los casos de decenas de connacionales sentenciados a muerte en esta entidad estadunidense.
"Es la voluntad de nuestra gente y es el concepto de nuestros representantes estatales y senadores que aprueban la pena de muerte, y yo obedezco a la Constitución del estado de Texas", enfatizó Perry.
Ahí terminó una conferencia de prensa en la que el Presidente se esforzó por presentar un panorama alentador de sus negociaciones con el gobernador republicano -sobre todo en materia migratoria- mientras Perry se encargó de marcar las "discrepancias" con la postura mexicana.
El texano ningún interés tiene por aceptar la matrícula consular como documento oficial de identificación... y el tema de los derechos humanos ni siquiera lo tocó, aun cuando se le preguntó si tenía alguna propuesta concreta sobre este asunto, que es una de las preocupaciones que el Ejecutivo federal planteó en esta gira de tres días por el sur de Estados Unidos.
Y aunque Perry se resistió a discutir asuntos elementales para la comunidad mexicana asentada en Texas, Fox, en cambio, sí aceptó sentarse a revisar el tema del reclamo de agua de la cuenca del río Bravo que hace el gobernador.
"Este gobierno, mi gobierno, sí ha cumplido con Texas en la entrega del agua (...) pero reconocemos que queda atrás un rezago, un déficit que se acumuló en otros gobiernos, que está pendiente de ser atendido, por lo que vamos a atenderlo en el sentido de sentarnos a platicar y ver cómo podemos avanzar... es preciso el señalamiento del gobernador Perry: hay un déficit y hay un compromiso" de México, "que se tiene que cumplir", expresó el Presidente.
Inclusive, para Fox el reclamo de agua que hacen los texanos "no es una arbitrariedad que nos imponga Estados Unidos para quitarnos nuestra agua; es agua que pertenece a la cuenca del río Bravo y tiene que ver tanto con agricultores y productores norteamericanos como con mexicanos (...) Y está ese compromiso de que México aporte esa agua y ahora lo importante es la voluntad que hay de las partes de sentarnos para analizar la situación, de ver los números, de evaluar la cantidad de agua en la cuenca del Bravo para llegar a una verdadera solución final".
En lo que sí hubo un revire del presidente Fox fue en el caso de la matrícula consular. Mientras para Perry aceptar ese documento expedido por el gobierno mexicano representa un riesgo para la seguridad de los estadunidenses y su territorio, pues se carece de la documentación adecuada para identificar a los individuos que entran a Estados Unidos", para Fox, los trabajadores migrantes no son terroristas, "son gente de trabajo que tiene derechos y a la que por su honestidad le hemos expedido esa matricula".
No obstante, aceptó que todavía se puede avanzar para darle "mayor certidumbre y mayor seguridad a ese documento", para que tenga amplia validez como ficha de identidad y "contribuya a la seguridad en Estados Unidos".
Fox insistió en que, aun perfectible, la matrícula consular tiene valor porque cada persona que cuente con ella "puede presentarse ante cualquier autoridad" en forma confiable, toda vez que el gobierno mexicano ha tenido mucho cuidado en el estudio y la identificación de las personas, antes de entregarles el documento.
En otro de los temas que surgieron en la conferencia de prensa de Fox y Perry, destacó la convocatoria del mandatario mexicano para que en fecha próxima los gobernadores fronterizos de los dos países se reúnan en México para abordar, de forma amplia, los diversos temas en que se puede avanzar "más rápidamente" en el fenómeno migratorio y que se encaminen, sobre todo, a ampliar los márgenes de la seguridad jurídica y laboral de los trabajadores migrantes.
Incidentes del último día en EU
Las "discrepancias" con el gobierno foxista que marcó Perry no fueron el único contratiempo que el Presidente encontró en Austin, en la última etapa de su gira de tres días por el sur de Estados Unidos.
Desde su llegada se percibió un ambiente antimigrante, alentado por las propias autoridades republicanas en Texas.
En la ceremonia de recepción que ofreció Perry, a menos de 10 metros del Presidente apareció una decena de ciudadanos estadunidenses que lanzaron consignas de rechazo a la presencia de Fox en Texas y a "la corrupción" del gobierno de México, "que provoca la inmigración", así como contra cualquier intento de flexibilizar la política antimigrante que impera en Texas.
Nadie se explica cómo la conocida rigidez del Servicio Secreto estadunidense, encargado de la seguridad de Fox, fue superada por la docena de manifestantes. En la conferencia de prensa, sonriente, el gobernador Perry se limitó a decir que es respetuoso de las libertades de expresión y de manifestación.
Fue todavía más inexplicable porque los propios reporteros mexicanos que acompañan a Fox sí fueron violentamente repelidos por los agentes de seguridad estadunidenses, cuando apenas intentaron acercarse al Presidente, quien inclusive debió llamar a la tranquilidad a los integrantes de la escolta, los cuales llegaron al extremo de desconocer a Marta Sahagún...
Pero eso sí, dejaron que una manifestación antimexicana se acercara a menos de 10 metros de Fox.
El periplo foxista de tres días por el sur de Estados Unidos concluyó así en Austin. Y la noche misma de este jueves el Presidente regresó a la ciudad de México.
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