México D.F. Lunes 3 de noviembre de 2003
La base de Hambre cero parte no de la falta de alimentos, sino de recursos para comprarlos
En Brasil urge paliar el hambre y la sed de más de 40 millones de personas
La escasez de agua, principal problema de poblaciones rurales del nordeste: Frei Betto
STELLA CALLONI ENVIADA
Sao Paulo, 3 de novimbre. En Brasil no sólo hay que paliar el hambre de unos 44 millones de personas, que son quienes están más gravemente amenazadas en el corto plazo, sino también la sed. El programa Hambre Cero, que está en desarrollo, también abarca a sed cero, considerando, por ejemplo, que dos tercios de los 3 millones 300 mil habitantes de casas rurales, en el castigado nordeste, deben hacer largas caminatas cada día para acceder al agua potable, trabajo que casi siempre corresponde a niños y mujeres.
Por eso se prevé -y ya está en marcha en algunas zonas- la construcción de un millón de cisternas de acumulación de agua potable. El documento base señala que en Brasil no faltan alimentos, sino renta para adquirirlos y como ésta está mal distribuida, parte de la población no tiene acceso ni siquiera a la cantidad mínima de alimentos.
El domínico Frei Betto, que asesora directamente al presidente Luiz Inacio Lula Da Silva, analiza que todo esto es parte del tema central, "acabar con la exclusión y fomentar la inclusión, lo que requiere mucho más que un simple programa alimentario. Por eso el llamado de ayuda se extiende a todos los sectores de Brasil".
En el país donde incluso los camiones cisternas transportadores de agua, han sido utilizados en su momento con fines electorales -lo que para los campesinos que debaten sus problemas abiertamente ha sido "otro de los tantos crímenes políticos" cometidos en el país en el pasado- esto tiene una enorme importancia.
El tema del agua es el mayor problema que enfrentan poblaciones rurales del nordeste y de Vale de Jequitinhonha, en Minas Gerais. Cómo hacer frente a las zonas semiáridas ha sido un trabajo conjunto de diversos entidades y ONG que comparten tareas con varios ministerios. A esto se agrega la amenaza que significan los proyectos geoestratégicos de Estados Unidos, a los que se adjudican intenciones de apoderarse de las enormes reservas no sólo de agua, de la Amazonia brasileña, sino la abierta campaña para ingresar tropas en la llamada Triple Frontera (Brasil, Argentina y Paraguay), donde se extiende la mayor reserva subterránea de agua dulce del mundo, el llamado Acuífero Guaraní (que abarca también territorio de Uruguay).
En la denuncia y vigilancia de esta situación están también activos los integrantes del Movimiento de labriegos Sin Tierra (MST) y otros igualmente organizados. Frei Betto recuerda que de cada mil niños y niñas nacidos vivos en Brasil 32 mueren antes del año. Eso significa que por año 150 mil niños mueren víctimas de las enfermedades del hambre y la exclusión, y estas son consideradas cifras conservadoras.
"Podemos trazar programas y llevarlos adelante, pero es toda la sociedad brasileña la que debe participar y eso requiere una toma de conciencia y hace que cada uno de los trabajos se encadene con otro", sostiene Betto.
El programa Hambre Cero está organizado en torno a tres conjuntos de políticas: "estructurales", donde se señalan las metas de generación de empleo y renta, seguridad social universal; intensificación de la reforma agraria, incentivos a la agricultura familiar y otros, lo que corresponde al poder público.
Las "políticas específicas" están pensadas para dar cobertura a las familias más pobres mediante el acceso de alimentos y de esto participa la sociedad civil organizada, municipios, gobiernos de estado, y tiene que ver con una batalla que ya se está librando contra la desnutrición materno-infantil, la necesidad de obtener donaciones de canastas básicas, ampliar la merienda y los restaurantes populares, (que ya funcionan en ciudades como Belho Horizonte o Río de Janeiro) los programas Tarjeta Alimentación y Alimentación a Trabajadores.
Este tramo se une a lo que identifican como "políticas locales", donde se localiza el esquema que tiene que ver precisamente con el desarrollo de la agricultura familiar, los bancos de alimentos que se programan y otros. De hecho en Brasil existen más redes de trabajo colectivo -en las que se incluyen las de mujeres- que en ningún otro país de América Latina, pero nada parece bastar al gigante de 8 millones 511 mil 965 kilómetros cuadrados de superficie, donde algunos estados son mayores que varios países de la región juntos.
El programa Hambre Cero que Betto difunde es muy creativo en cuanto a que nada queda fuera, ni las formas de incorporación a la tarea, ni la demanda para que todos colaboren a procurar documentos para los millones de excluidos del sistema, o favorecer el regreso a los lugares de origen en otras condiciones, o acercar a los que viven en las calles a los movimientos ya organizados, como el Nacional de Recolectores y Recolectoras de materiales Reciclables.
Hay más: en algún punto se hace referencia a la necesidad de saciar "el hambre de belleza" con la recuperación de "la autoestima, la visión del mundo y la ciudadanía", creando además las posibilidades para que los que concurren a ollas comunitarias puedan ir a cines o teatros. El programa de educación popular es básico en este y otros aspectos. Otra consideración importante es que se determina que el programa Hambre Cero no representa un "gasto" sino una inversión, por cuanto además de la justicia social, si los millones de brasileños (unos 10 millones de familias) hoy amenazados por el hambre llegaran a tener renta, aumentaría el consumo y por lo tanto la producción de alimentos, generando aproximadamente 350 mil nuevos empleos en la agricultura familiar.
"Esto significa más desarrollo, avances en el área de salud y disminución del gasto", dice Betto. Para finales de 2003 deberían estar atendidas un millón y medio de personas, especialmente en el nordeste, en Minas Gerais, en los campamentos y asentamientos campesinos, entre la población que vive de la basura, en las aldeas indígenas en estado de inseguridad alimentaria, en lo que queda de los llamados "quilombos", que fueron las organizaciones de los esclavos negros que huían de las plantaciones.
"Es una tarea muy grande que necesita de toda la participación social", señala Betto, para lo cual se ha elaborado una cuidadosa estructura que no deja a nada ni a nadie fuera. La primera creación ordenada por Lula en enero de este año es el Consejo de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Consea), que une a la sociedad civil y al gobierno.
Un desafío en cuatro años
Pero el programa actual articula a una serie de instituciones y entidades. Lula reconoce que es un enorme desafío lograr en cuatro años el Hambre Cero para 44 millones de personas. Teniendo en cuenta lo que esto significa, en un país que quedó con graves dificultades económicas, el debate abarca a todos. Es en esta coyuntura donde todos quieren dar su punto de vista sobre lo que puede y no puede hacer un partido de izquierda como el de los Trabajadores (PT) cuando llega al poder mediante un proceso electoral, lo que genera una expectativa tan intensa y a la vez agrega la demanda de un cambio mucho más rápido que lo que puede hacerse en un país que es casi un continente.
"Las políticas desarrolladas en el pasado agravaron la economía, profundizaron la pobreza e inequidad, el desempleo, y la dependencia externa. Sabemos que el cambio es lento, pero quizás el mayor desencanto está en el terreno de la economía, a la que muchos advierten como una continuidad de los gobiernos anteriores", señalan algunos de los campesinos que expusieron en el ciclo orientado por el Centro de Educación Popular de la Sede Sapientaie (CEPIS), al que asistió La Jornada. Allí se fue a fondo en todos los problemas y en analizar lo acontecido en el país hasta ahora. Ninguno de aquellos campesinos mostraron impaciencia, pero tampoco su decisión es esperar "en casa", sino avanzar en una política activa mientras se conocen los debates en el interior del PT, donde se discuten a fondo las diferencias ante determinadas políticas.
"Nadie quiere tirar la esperanza por la borda, pero para mantenerla debemos estar movilizados y creciendo cada día en la conciencia colectiva". Lo dicen en palabras y lo dicen cantando canciones de una didáctica formidable, donde está claro que esta es una enorme oportunidad y que si no se va a fondo, está en juego la sobrevivencia misma de una nación que es una potencia mundial, pero que ya no resiste un tiempo más de injusticia social y miserias diversas.
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