.. |
México D.F. Lunes 3 de noviembre de 2003
Iván Restrepo
Enésima advertencia sobre la crisis del agua
En un reporte especial elaborado por cuenta de las Naciones
Unidas un grupo de especialistas acaba de advertir que todas las crisis
sociales y naturales que afrontarán los seres humanos, la de los
recursos hídricos es la que más afecta a nuestra propia sobrevivencia
y la del planeta. Además, que en los próximos 20 años
el promedio mundial de agua por habitante disminuirá un tercio,
agravando la situación de crisis en que se encuentran muchos países
de Africa y Medio Oriente. Mas ocurre que esa crisis fue suficientemente
anunciada hace medio siglo por otros especialistas y unos pocos gobiernos
de esas regiones geográficas cuando salían de la etapa colonial
en que las tuvieron sumidas varios países europeos. Advertían
entonces que la independencia y la soberanía significaban también
utilizar racionalmente los recursos necesarios para el desarrollo, como
el agua. En la antigua relación de dependencia, el interés
de las metrópolis era fundamentalmente explotar los recursos naturales
y la mano de obra locales sin importar los efectos en el largo plazo.
También en la primera gran conferencia mundial
sobre ambiente, celebrada en Estocolmo en 1971, algunos reportes alertaban
sobre el agravamiento de los problemas relacionados con el agua virtualmente
en todo el planeta. Se citaban los déficit en los servicios de agua
potable y su aumento como fruto del crecimiento de la población
y la falta de programas oficiales para atacar el problema, y la forma irresponsable
como los gobiernos y la población (ésta por pobreza) diezmaban
los bosques y los lugares donde se produce el agua, la contaminación
progresiva de los ríos y los mantos freáticos y el mal uso
del recurso.
No es entonces novedad lo que dice el nuevo informe de
la ONU, pero confirma que no se hace lo suficiente para resolver los problemas,
que se agudizan en tanto. En efecto, casi cada año otros organismos
internacionales relacionados con el tema del agua nos advierten que las
acciones para conservar dicho recurso van más lentas de lo que se
necesita, si en verdad se quiere evitar una crisis generalizada. No solamente
tiene que ver con el agua potable sino con la destinada a las actividades
agrícolas, industriales y de servicios. Destaca el caso del uso
extremadamente irracional en el sector agropecuario, donde más carencias
hay de todo tipo, donde los niveles de pobreza son extremos entre cientos
de millones de personas y donde se localiza la actividad económica
principal de los países hoy afectados por la falta de agua.
Pero no hay que ir a otros continentes para saber la dimensión
de esa crisis: en México la disponibilidad promedio de agua por
habitante se redujo el último medio siglo de 11 mil 500 metros cúbicos
a cinco mil. Es decir, 130 metros cúbicos por año. Esto se
debe al elevado crecimiento demográfico, al uso irracional del agua,
a su contaminación. Podría pensarse que ante lo que sucede,
las medidas tomadas y anunciadas en ocasiones con tanta publicidad por
el sector público están surtiendo efecto. No es así.
Según reconocen las autoridades, no se perciben cambios en los hábitos
de usar el agua en la agricultura, la industria y los asentamientos humanos
a fin de erradicar el desperdicio y valorar el recurso. En pocas palabras,
el derroche continúa.
Uno de los programas en que la actual administración
prometió poner mayor empeño fue el relacionado con el agua
y el bosque, tan íntimamente vinculados, y que por su trascendencia
son asuntos de seguridad nacional. El tiempo pasa y de la cruzada por el
bosque y el agua nada se sabe. Todo apunta que va rumbo al fracaso. Las
nuevas autoridades pierden a diario la oportunidad de reactivarla con base
en un amplio programa para producir el agua y conservar el bosque con el
apoyo de millones de campesinos que, bien motivados, serían los
mejores aliados de la conservación de esos y otros recursos naturales;
también la pierden en cuanto al uso racional del líquido
en el campo y en las áreas urbanas, donde millones carecen de la
suficiente y aun así pagan demasiado por la que reciben, mientras
otros la desperdician y pagan centavos por malgastarla. Pecando de optimista
¿Podría algún funcionario explicar las causas de este
nuevo fracaso oficial?
|