En medio año lo revestirá con cemento; en riesgo, seis mil hectáreas de humedales

Estados Unidos "pelea" a México cada gota del canal Todo Americano

ANGELICA ENCISO L. ENVIADA

Mexicali, BC, 2 de noviembre. Estados Unidos regatea cada gota de agua a México, por ello busca recuperar 233 millones de metros cúbicos que cada año se filtran al suelo mexicano, pese a que alimentan mantos acuíferos, dan vida a humedales, al delta del río Colorado y a cientos de especies animales y vegetales.

Para lograr su objetivo, en medio año comenzará el revestimiento con cemento del canal Todo Americano, ubicado a unos metros de la frontera con Mexicali, del cual se recarga la cuenca compartida entre ambas naciones con alrededor de 100 millones de metros cúbicos, y además se prevé que en unos meses se ponga en operación la planta desalinizadora de Yuma, con lo que otros 133 millones de metros cúbicos dejarán de llegar a la ciénega de Santa Clara, localizada en Sonora, explica Osvel Hinojosa, de la organización ecologista Pronatura.

Estas son medidas que adoptará el gobierno de Estados Unidos para capturar todo el líquido posible que no está repartido en el Tratado Internacional de Aguas de 1944, documento que regula el manejo de los ríos fronterizos. Establece que anualmente Estados Unidos debe destinar a México mil 850 millones de metros cúbicos del río Colorado, mientras que del río Bravo se deben enviar al vecino del norte 431 millones de metros cúbicos.

A esas acciones se suma una drástica propuesta de sectores estadunidenses ante el déficit de entregas de agua del río Bravo por parte de México. El secretario de Estado, Collin Powell, y la delegación de Texas ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos plantearon hace unas semanas la suspensión del envío a México de la cuota del río Colorado, estipulada en el tratado internacional, ante el rezago en la entrega a ese país del líquido del río Bravo, lo cual pondría en riesgo no sólo la actividad agrícola y la biodiversidad del delta, sino que dejaría sin agua a la población de Mexicali y Tijuana.

La sequía de los años recientes en la zona ha impedido al gobierno mexicano cumplir con la entrega de agua a su vecino, y aunque este año ya hizo llegar la cuota correspondiente al periodo, se mantiene el déficit de alrededor de mil millones de metros cúbicos, según información de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Pugna por cada gota

El canal Todo Americano es una derivación del río Colorado, que a lo largo de 2 mil 334 kilómetros corre desde las montañas Rocallosas de Colorado, pasa por los cañones de Utah y Arizona, atraviesa California y desemboca en las costas mexicanas del golfo de California.

De ahí se abastece del líquido a 49 millones de personas, mientras que otros 25 millones dependen del agua del río para actividades agrícolas. Ante la exigencia de Wyoming, Colorado, Utah, Nuevo México, Nevada y Arizona, de que se les entreguen sus cuotas, California, que sobrexplota el embalse, debe establecer un plan para reducir su consumo en 20 por ciento y hacerse de otras fuentes para obtener líquido, indica Sergio López, de la oficina local de la Conagua.

En México, el río Colorado desemboca entre Baja California y Sonora con un pobre cauce con altos niveles de salinidad y sin sedimentos, donde se localiza el delta que ahora es de menos del 10 por ciento de lo original. Alguna vez tuvo una superficie de 781 mil hectáreas y ahora sólo llega a 60 mil, explica Francisco Oyarzábal, especialista en el tema.

Sumado a esto, la salinidad ha erosionado la tierra del lado mexicano, donde se han perdido 600 hectáreas de cultivo, por lo que las autoridades mexicanas comenzaron a analizar la rectificación de la frontera del río y establecer mecanismos para evitar que se continúe dañando el suelo, refiere Francisco Zamora, del Sonoran Institute, durante el seminario móvil por la región.

Además, el canal Todo Americano sirve para recarga del valle de Mexicali y de su superficie agrícola, y permite la existencia de las 6 mil hectáreas de los humedales de Andrade Mesa, visitados por aves playeras y migratorias.

Agrega Hinojosa que tras su revestimiento con cemento, estas zonas sobrevivirían apenas seis meses ante la falta del líquido.

Se trata de agua que no está considerada en el tratado, pero que permite la existencias de hábitats ricos en biodiversidad. "El gran problema es que hace 60 años, cuando se hizo el documento, el medio ambiente no fue considerado como usuario y ahora sufre las consecuencias", sostiene el investigador durante su visita a los humedales, donde las dunas y la vegetación nativa, como cachanilla y gobernadora, rodean cada una de las lagunas de tan sólo 50 centímetros de profundidad.

También están en peligro los humedales del Doctor, que se esparcen en alrededor de 700 hectáreas y que forman, junto con los de Andrade Mesa, un corredor migratorio de aves de Sonora a Baja California.

Por otro lado, Estados Unidos, obligado por la minuta 242 del tratado, debe controlar la salinidad del agua que entrega a México, y desde los años 70 desvía el agua de descargas salinas del área de Yuma al canal Mode, de las cuales llegan 133 millones de metros cúbicos a la ciénega de Santa Clara, del lado mexicano, donde se benefician humedales de marisma, la cual ahora está amenazada por la eventual puesta en marcha de la planta desalinizadora de Yuma, la cual trataría esas aguas y las enviaría a campos agrícolas estadunidenses.

Esto ocasionaría la desaparición de la ciénega, con 6 mil hectáreas de extensión, el humedal más grande del delta, con lo que también se perdería vegetación, peces y aves que dependen de este hábitat, como el pupo del desierto, que es único en la región, señala Hinojosa. Ahí 46 familias subsisten con las ganancias que les dejan los paseos en lancha de los turistas, y viven con el temor de perder su única fuente de ingresos.

Sumado a todo esto, la cuenca del Río Colorado enfrenta una sequía de largo plazo, y en este momento las presas están en niveles bajos, además del creciente consumo de los estados del vecino del norte. "Cada vez serán mayores las presiones sobre los recursos hídricos del río, lo cual invariablemente reducirá los flujos hacia México y al delta", indica Francisco Zamora.

Recuerda que existe la minuta 306 del tratado, en la cual se estableció la formación de un grupo técnico binacional para que examinara los efectos de los escurrimientos en la ecología ribereña y del estuario del río Colorado, "desde su tramo limítrofe hasta el delta del mismo, con un enfoque en la definición de las necesidades de las diversas especies, que son de preocupación para cada país en los hábitats de vida silvestre tanto marina como terrestre". Sin embargo, a tres años de haberse firmado, no hay avances, añade.